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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

El Parlamento Vasco más soberanista… y la independencia bajo mínimos

Pello Otxandiano, candidato de EH Bildu, se funde en un abrazo con Arkaitz Rodríguez, secretario general de Sortu

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Llueve con fuerza en Andoain. Hace frío. Arkaitz Rodríguez está helado y no se quitará el abrigo en ningún momento. Es lunes y esta tarde noche EH Bildu ha decidido sacar a pasear las dos caras de la coalición. El taimado candidato a lehendakari, Pello Otxandiano, y el guardián de las esencias, Arkaitz Rodríguez, secretario general de Sortu, la formación heredera de la izquierda abertzale que nunca ha condenado la violencia de ETA, y que lidera la coalición EH Bildu. Uno de los periodistas que está ‘empotrado’ en la campaña de la coalición soberanista se acerca a los responsables de Comunicación para conocer si la participación de Rodríguez va a implicar alguna novedad en el discurso atemperado y sin aristas que los soberanistas no han abandonado desde la precampaña. “¿Va a subir Arkaitz la temperatura?”, pregunta el avispado plumilla.

Andoain, un municipio a unos 15 kilómetros de la capital donostiarra y de 14.555 habitantes, es ahora un banco político de pruebas para los de Arnaldo Otegi. En las pasadas elecciones municipales, la izquierda independentista logró la makila (bastón) de mando del consistorio. Y en menos de un año ha logrado que los ediles del PNV y de Elkarrekin Podemos les aprueben los presupuestos de este año.  

Es esa “política colaborativa” la que los independentistas quieren llevar a Ajuria Enea en el caso de que su candidato ganara (es una posibilidad) el 21 de abril y lograra conformar una mayoría suficiente (algo mucho más complicado) en la Cámara vasca. “Necesitamos gobiernos con propósito”, repiten los candidatos independentistas en campaña, día sí y día también. “Necesitamos una agenda del cambio para avanzar en términos nacionales y sociales” que no excluya a nadie, salvo a la “derecha reaccionaria”, reiterará luego Otxandiano ante los militantes y simpatizantes de Andoain en su intervención.

Banco de pruebas del horror

No es la primera vez que el mundo independentista que nunca condenó la violencia terrorista ha convertido Andoain en un banco de pruebas. Durante décadas, sobre todo en el ciclo que ETA y su brazo político denominaron la “socialización del sufrimiento”, la persecución a los representantes de las fuerzas constitucionalistas (PSE-EE y PP) y a los nacionalistas más moderados del municipio fue inmisericorde. También atacaron batzokis (sedes del PNV) y bienes materiales de concejales nacionalistas, pero en ese caso sin asesinar a nadie.

Raúl López Romo, historiador y miembro del Centro Memorial de la Víctimas del Terrorismo, ha estudiado bien esa época. Una etapa que arrancó el 23 de enero de 1995 con el asesinato del dirigente y edil popular Gregorio Ordóñez y no terminó hasta que ETA echó la persiana definitivamente en octubre de 2011. “La campaña de hostigamiento contra personas y partidos no nacionalistas fue sistemática y en ella participaron tanto ETA como el resto de la izquierda abertzale, repartiéndose las funciones”, recuerda López Romo, historiador y coautor del libro ‘Nunca hubo dos bandos’.

La socialización del sufrimiento pretendía extender el miedo a todos. Y para ello, combinó los asesinatos —muy selectivos para buscar un mayor efecto desestabilizador con tintes de magnicidio— con la violencia callejera y la persecución diaria.

Andoain pasó a la historia del horror por atentados muy significativos: en ese municipio fue asesinado en febrero de 2003 el jefe de la Policía Municipal y ertzaina Joseba Pagazaurtundua, hermano de Maite, referente del mundo constitucionalista que nunca ha doblado la cerviz ante ETA. ‘Pagaza’ se ha despedido ahora de la política activa que ha desempeñado en los últimos años en el Parlamento Europeo. También cayó asesinado por las balas de los pistoleros etarras en ese municipio guipuzcoano el periodista y escritor José Luis López de Lacalle. Fue en mayo de 2000, tras la ruptura de la tregua del Pacto de Lizarra. Para la historia quedará la imagen icónica del cuerpo de López de Lacalle cubierto por una sábana blanca y, al lado, su paraguas abierto y la bolsa con los periódicos que leía con avidez todos los días.

Reactivar la ponencia de autogobierno

Ninguno de los oradores de EH Bildu recordó una época tan traumática, ya superada. Arkaitz Rodríguez, con un tono mitinero bien trenzado, elevó la temperatura ambiental. Y en su discurso puso la semilla sobre un asunto, las aspiraciones nacionales de la coalición independentista, que ha rematado este mismo miércoles en otro municipio histórico. Justo el mismo día en que una nueva entrega del CIS de Tezanos ha dado a EH Bildu, por primera vez, ganador de las elecciones vascas. Aunque fija el umbral de indecisos en un 30%. Y ahí sigue la batalla, sobre todo en Araba.

En Andoain, Rodríguez advirtió al PNV, sin citarlo, de que no iban a “permitir limitar por cálculos partidistas” esas aspiraciones nacionales. En un escenario con una carga simbólica evidente, la Casa de Juntas de Bizkaia, y ante el árbol de Gernika, el líder de Sortu ha defendido la necesidad de dar un “salto en materia de soberanía y autogobierno”. Y ha invitado al PNV a “retomar el Acuerdo de Bases” suscrito en julio de 2018 con los peneuvistas. Otegi entonces saludó el pacto y defendió que “nunca en los últimos 40 años” se había dispuesto “de un acuerdo de este tipo que fuera sustentado por las dos grandes familias abertzales”.

El documento, que incluía una consulta no vinculante, enfadó sobremanera a los socios del gobierno de coalición y obligó a los socialistas vascos, entonces liderados por la ahora vicelehendakari, Idoia Mendia, a advertir a Ortuzar de que por ese camino, no. 

Pero lo que es más significativo de la declaración de Rodríguez es que el máximo líder de Sortu ha metido quinta en los tiempos. Hasta ahora, Otegi y el propio Rodríguez, han hablado siempre de ir despacio en esta materia. Sin ansias, ni prisas. Parafraseando a uno de sus referentes más queridos, repetían (lo hizo Otegi en el último Aberri Eguna y también Rodríguez en Andoain) las palabras del expresidente de Uruguay, Pepe Mújica, un líder político descendiente de vascos que en su juventud abrazó la violencia guerrillera revolucionaria, en su caso la del movimiento Tupamaro. “Vamos despacio porque vamos lejos”. Esa era la máxima. Y el mantra de EH Bildu.

Pero esta mañana de miércoles, Rodríguez se ha comprometido a “reactivar la ponencia parlamentaria de autogobierno durante los tres primeros meses de la legislatura” y a alcanzar un acuerdo sobre ese texto articulado “en el plazo de un año”.

En el cuartel general de EH Bildu están convencidos de que ese va a ser el “mandato popular” que salga de las urnas el domingo 21 de abril. Entre otras cosas porque el Parlamento que surja de ahí va a ser el más nacionalista/soberanista/independentista de toda su historia. Entre el 70% y el 75% de los diputados serán del PNV y de EH Bildu. Justo cuando todos los sondeos revelan que el sentimiento independentista está bajo mínimos en Euskadi y que no es una preocupación ‘top-ten’ para la ciudadanía. Otegi siempre ha dicho que no van a desaprovechar “la ventana de oportunidad” que se ha abierto en España con el presidente socialista Pedro Sánchez para el “reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado”. Por eso nunca van a dejar caer ese Ejecutivo de coalición entre el PSOE y Sumar.

El último Sociómetro (el CIS vasco), publicado pocos días antes de la celebración del Día de la Patria vasca, revelaba que sólo un 22% de las personas encuestadas es partidario de la independencia, una de las cifras más bajas de la serie histórica de esta encuesta oficial. El Sociómetro subrayaba que los defensores a ultranza de la independencia han caído 12 puntos la última legislatura. E, hilando más fino, había otro dato muy importante: que la gran mayoría de los votantes del PNV que lidera Andoni Ortuzar descarta las posiciones extremas. Los contrarios a la ruptura en las filas peneuvistas (un 37%) doblan a los partidarios de irse de España (el 18%).

“Gora gu ta gutarrak!” [“viva nosotros y los nuestros”]. Es el grito galvanizador independentistas con el que acabó Pello Otxandiano el mitin de Andoain. Que traducido a lo musical —y con un poco de sentido del humor— plantea un grupo que cada vez tiene más predicamento entre los independentistas heterodoxos, lo navarros Chill Mafia. Este combo ha puesto banda sonora a ese estado y a esos anhelos, pero con una coña marinera propia de los guionistas del famoso programa de la ETB ‘Vaya Semanita’. La canción se titula ‘Puta Ripagaña’, y no tiene desperdicio.

El Parlamento más soberanista pero la independencia bajo mínimos. Esta es la paradoja a la que se enfrentará el futuro Ejecutivo autonómico y el lehendakari que alcance la mayoría suficiente para meterse en el bolsillo las llaves de Ajuria Enea.

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