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Residuos ecotoxicológicos: cuando los ríos son el reflejo del consumo de medicamentos y drogas de una población

Una persona pasa al lado del río Zadorra en Álava

Maialen Ferreira

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Los ríos y las aguas de un municipio o ciudad pueden dar información relevante sobre el consumo de medicamentos, de drogas o de enfermedades que puede llegar a tener una población. Ejemplo de ello son los estudios realizados sobre el coronavirus en playas, piscinas y ríos al inicio de la pandemia. A sabiendas de ello, los científicos Gorka Orive y Unax Lertxundi de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) han querido dar un paso más allá y han realizado una investigación para exponer el problema de la contaminación medioambiental en ríos, pero producida por los medicamentos que consume la población. Tal ha sido el éxito del estudio, bajo el título 'Greening the pharmacy', que ha sido publicado en la prestigiosa revista estadounidense 'Science'.

“Los medicamentos que consumimos son contaminantes emergentes porque hay un momento en el que llegan al medioambiente, fundamentalmente a las aguas, a las cuencas y a los ríos y ahí, su presencia desencadena una clase de residuos ecotoxicológicos. Nuestro trabajo intenta poner luz a ese problema y plantear posibles soluciones ligadas a intentar reducir la contaminación y a limpiar lo contaminado”, explica a este diario Gorka Orive, coautor de la publicación y doctor en Farmacia.

Las soluciones, al igual que el problema, también son complejas. Según detalla Orive, la primera consiste en utilizar correctamente los medicamentos y que aquellos que no se vayan a utilizar se reciclen en los puntos correspondientes en lugar de verterlos por el baño. Sin embargo, aclara que hay otras medidas planteables como “simplificar el número de medicamentos que se consumen” o replantearse en los hogares si se pueden consumir fármacos más verdes o sostenibles. “Todo ello pasa por la educación”, insiste. Eso sí, una vez los productos tóxicos han llegado a los ríos y han contaminado el medioambiente, la investigación de los científicos plantea “implementar soluciones tecnológicas de limpieza, filtración y tratamiento de esas aguas, para que los ríos minimicen el impacto de los contaminantes”.

Lo que cuentan las aguas de una ciudad

“Determinar lo que ocurre en nuestras aguas es muy ilustrativo de cuál es el comportamiento y qué se está moviendo biológicamente, farmacéuticamente o desde el punto de vista de las sustancias ilícitas. Esas aguas nos cuentan qué hace o qué ocurre en una población de una forma real y anónima al mismo tiempo. Algunos de los estudios que hemos realizado nos han permitido determinar coronavirus en las aguas, fármacos y medicamentos o sustancias ilícitas”, explica el científico, que confiesa que tanto en Bizkaia como en Álava han detectado “fármacos con impacto ecotoxicológico de riesgo medio y un gran número de sustancias ilícitas como derivados del alcohol, de la marihuana e incluso drogas más duras como la cocaína o las anfetaminas”.

Gran parte de la solución, más allá de la educación y del cambio de hábitos de la sociedad, está en las farmacéuticas y en la industria de los medicamentos. Orive señala que las farmacéuticas son “cada vez más conscientes en Europa, donde la legislación y la regulación cada vez va a ser más exigente en este sentido”. Por ello, se muestra optimista y considera que serán “directa o indirectamente conscientes de las evidencias del impacto”. “Las farmacéuticas están preocupadas por los materiales de sus medicamentos, por ejemplo, se preocupan de que los inhaladores sean biodegradables y no tanto de la contaminación que provoca el propio medicamento en sí. Es importante encontrar y aprovechar la oportunidad para que la industria farmacéutica progresivamente tome las medidas posibles para reducir el problema”, sostiene.

A pesar de ello, es consciente de que la relevancia de su estudio, pero también del desconocimiento que hay sobre este tema tanto en las facultades universitarias como entre los profesionales sanitarios. Por eso, el hecho de que su investigación salga publicada en una revista de prestigio como es la revista científica 'Science' es un orgullo para Orive, quien confiesa que el proceso “no ha sido sencillo”, ya que presentó el trabajo hasta en tres ocasiones distintas. “Siempre que se cierra una puerta confío en que se trata de un punto y seguido. Por eso no me rindo tras oír un 'no'”, concluye el autor.

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