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Feijóo se refugia en el ataque a la oposición para exculparse de las fotos con el contrabandista Dorado

Alberto Núñez Feijóo

David Lombao

Felipe González. Pablo Escobar. Herri Batasuna. Los ERE de Andalucía. Bildu. Jorge Dorribo. Arnaldo Otegi. Las primarias de los socialistas. El piano y la Sorbona. La sesión parlamentaria en la que Alberto Núñez Feijóo compareció para hablar de sus fotos con el narcotraficante Marcial Dorado publicadas por El País sirvió, de alguna manera, de resumen del último lustro de la política gallega.

Un furioso presidente de la Xunta accedió al atril del Pazo del Hórreo no para dar explicaciones a la oposición, sino “a mi pueblo”, y para atacar con dureza con acusaciones diversas a PSdeG, AGE y BNG después de, telegráficamente, resumir en “23 preguntas que los gallegos me podrían hacer en la calle” su argumentario de los últimos diez días sobre las imágenes con el narco. En síntesis: “Me equivoqué” pero “ni yo era presidente ni él, narcotraficante” en 1995.

Como en los últimos días, Feijóo se presentó ante la Cámara como la víctima de un “chantaje”, de una operación para “amedrentarlo” a la que ahora se sumó la oposición, con “infamias” e incluso “coacciones”. “Yo doy la cara, ustedes no dieron la talla”, acusa quien asegura sentirse con la “libertad que da la verdad” frente a las “insinuaciones” opositoras. “Esperaban que callara, que me amedrentara”, dice, pero no lo hace porque su relación con Marcial Dorado “se limitaba a momentos de ocio” y, “cuando se estableció la relación”, no sabía nada de él, tampoco de su presunto testaferro, Manuel Cruz, entonces amigo del actual presidente.

“No tengo poderes adivinatorios”, alega, mostrándose también como víctima de una “hipocresía” de los demás grupos, que “tampoco pondrían la mano en el fuego” por los dichos Escobar, HB, “corruptos, terroristas”... Así y todo, admite que viajó con Dorado “a los Picos de Europa, Baleares, Tenerife y Portugal”.

En medio del ataque, Feijóo dejó caer un dato: las empresas de Dorado sí recibieron fondos públicos de la Xunta. No asignados por él, pero las recibieron. Esto es lo que cabe deducir de uno de sus múltiples reproches a la oposición: “La legislatura en la que se le dio más dinero a las empresas del señor Dorado” fue “la del bipartito”, dice el presidente, que le adjudica a socialistas y nacionalistas la concesión de ayudas y subvenciones a estas compañías “por un importe muy superior a cualquiera de las legislaturas del presidente Fraga”. Entonces, acusa por enésima vez, Dorado sí “estaba en la cárcel”.

“Lleva 15 años de mentira”

Pero la oposición no venía a realizar un juicio. “Esto no es el Tribunal Superior de Justicia”, ilustró el socialista Pachi Vázquez, es una cuestión “ética” y “política”, coincidieron Xosé Manuel Beiras y Francisco Jorquera. La de Feijóo y Dorado “no fue una relación ocasional”, sino “intensa y mantenida en el tiempo” y protagonizada “por el número dos de la Consellería de Sanidad” mientras “la primera causa de muerte de los chicos gallegos de entre 25 y 34 años era la drogadicción y el sida”, subró el líder del PsdeG.

“La sociedad se organizaba y luchaba contra los narcotraficantes” y mientras “usted recorría las rías en los yates de los narcotraficantes”. “Es mentira que diga que no sabía quién era”, toda vez que “toda la prensa” reflejaba desde los años 80 sus enlaces con el contrabando y el blanqueo de dinero. “Lleva 15 años de mentira, usted es una mentira”.

Vázquez considera que Feijóo no puede seguir al frente de la Presidencia y también lo cree Beiras, quien intervino entre una mezcla de “asco” e “indignación difícilmente refrenable”. Las explicaciones que reclaman a Feijóo, dice el líder de AGE, corresponden al tiempo que era “alto cargo de Sanidad y la droga estaba haciendo estragos”, pero Feijóo “viene a insultar a la oposición y a aquellos que padecieron aquella peste en primera línea de fuego”.

“Usted me hace llorar, de asco, cólera e indignación”, clamó, visiblemente alterado, el histórico nacionalista, quien recuerda que “seis años antes de que usted por lo visto entrase en relación por primera vez con Marcial Dorado”, está “documentado” cómo los clanes como el de Dorado “pasaron del humo a la harina”, esto es, del contrabando de tabaco al narcotráfico. “Si usted no sabía lo que ocurría, ¿cómo podía estar en un cargo de tanta relevancia?”, se pregunta. “Usted –concluye Beiras– es la indecencia hecha persona, desprecia la moral y la ética, todo por una codicia y ambición de poder”.

La generación perdida

De ética habló también el portavoz del BNG quien, en presencia de representantes de las organizaciones antidroga de Arousa, que seguían el debate desde la tribuna, le mostró al presidente una imagen “de la generación perdida de Vilanova de Arousa”. “De las diez personas que figuran en la foto, seis murieron víctimas de las drogas”: “Mientras iban cayendo, usted acudía muy cerca de allí para visitar a su ejecutor, el señor Dorado, su amigo”. “Pregúnteles a esos padres y madres quién era Marcial Dorado”, retó el nacionalista, para quien no vale “apelar a la ignorancia” para justificar lo injustificable“. ”No estamos examinando responsabilidades penitenciarias“, subrayó Jorquera, pero Feijóo tampoco ”comparece por fumar un canuto en los tiempos de juventud“. Ocupaba un alto cargo cuando ”las drogas eran un problema de salud pública en Galicia“, eso, dice, ”es lo que estamos valorando“, y por eso Feijóo ”no es digno de ser presidente de la Xunta“, además de ser ”amoral“ e ”indecente“.

La defensa del presidente corrió a cargo del grupo popular en pleno, con aplausos y golpes en el suelo, y de su portavoz, Pedro Puy, desde la tribuna. Para el portavoz, las fotos reflejan dos cosas: que Feijóo “fue utilizado por narcotraficantes” y también “un pasado en el que la sociedad gallega fue capaz de reaccionar y no permitir que los capos de la droga permaneciesen en nuestra sociedad”. En cualquiera caso, el presidente estuvo “especialmente bien” en su intervención y la “demagogia”, que es “el peor enemigo de la democracia”, sólo fue cosa de la oposición.

El día que terminó la discreción presidencial

Además de subir un escalón más en la escalada de tensión que caracteriza la política gallega en los últimos tiempos, la comparecencia de Feijóo sobre las fotos con Marcial Dorado sirvió también para que el presidente de la Xunta fuera un paso más allá en lo que a la discreción de la vida política se refiere. Visiblemente furioso, el jefe de filas de la derecha gallega no sólo destapó, como venía haciendo desde hace días, sus conversaciones con el diario El País antes de la publicación de las fotos, sino que ofreció detalles diversos sobre contactos y reuniones con el propio periódico y con otros representantes políticos.

Desde el inicio de su intervención Feijóo mostró un tono notablemente hostil hacia el resto de grupos, ante los que se vanaglorió de dar “todas las explicaciones desde el primer momento”, las mismas que le dio “al periódico [El País] antes de su publicación y en los días posteriores en los que se me requirió”. El periódico, dice, “le advirtió días antes” de que las imágenes iban a ver la luz y “muchas de las cosas que ahora publica como exclusivas e investigaciones se las conté yo mismo”.

Feijóo tampoco evitó entrar en el paralelismo que se realiza entre su actitud actual y las exigencias de dimisiones que lanzó como respuesta a otras fotos, las del nacionalista Anxo Quintana con el empresario Jacinto Rey. Después de que el popular Pedro Puy volviera a asegurar que las imágenes de Quintana habían sido tomadas cuando ya era vicepresidente, Feijóo aseguró no querer “entrar en ninguna cuestión” sobre esas imágenes, “con independencia de que tengamos información de los fotógrafos que hicieron esas fotos”. Pero entró.

“No voy a entrar en que hay fotos siendo miembro del Gobierno”, asegura para a continuación aseverar que su relación con el exlíder del Bloque es “tan cordial que ”la audiencia que tuve yo en mi despacho después de la rueda de prensa del pasado lunes fue la del señor Quintana“. ”Le propuse si quería aplazarla para no verse relacionado con este caso y dijo que no; yo recibí en mi despacho al vicepresidente Anxo Quintana y lo voy a seguir recibiendo cada vez que me lo solicite“, sentencia.

Aún hubo lugar para otra quiebra en el muro de la discreción. En su último turno de intervención, cuando ya no había lugar a la réplica, Feijóo se refirió a Pachi Vázquez: “¿Recuerda cuando una mañana me vino a visitar usted a mi despacho” para hablar “de los asuntos del caso Campeón, para decirme que el señor Dorribo no era de fiar?”, preguntó, dirigiéndose al líder socialista. “¿Recuerda que me vino a decir que no iban a seguir con ese asunto y que me pedía que yo no siguiera con ese asunto?”, inquirió. “Allá usted con sus coacciones”, terminó, entre aplausos del grupo del PP.

Minutos después, el equipo de Pachi Vázquez negó que esa reunión hubiese existido.

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