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La Xunta decidió la pasada semana reincoporar este lunes a 500 brigadistas despedidos

Bomberos extinguiendo incendio en Galicia

Miguel Pardo

“Nunca antes hubo en Galicia tantos medios contra los incendios en un mes de octubre”, aseguró Feijóo en la declaración institucional de este lunes tras la ola de fuego que arrasa el país y ha provocado ya cuatro muertes. Las anómalas condiciones meteorológicas y la larga sequía obligaron a la Xunta a extender el período de alto riesgo también a este mes y a mantener un operativo propio de los peores días del verano. Tal y como aclara la Consellería de Medio Rural, actualmente trabajan en el dispositivo contraincendios un total de 5.600 efectivos (350 brigadas, 220 motobombas, 40 palas, una veintena de medios aéreos y 260 miembros de la Unidad Militar de Emergencias). Son muchos para esta época, pero un poco menos de los casi 5.800 previstos para las etapas más duras en el Plan de Prevención y Defensa contra los Incendios Forestales de Galicia (Pladiga) y no todos los que se podrían haber dispuesto antes. Más de 400 brigadistas fueron reincorporados al trabajo el pasado día 11 tras cesar su contrato en septiembre, mientras que la mayoría de los 500 de la empresa pública Seaga no tuvieron orden de reincorporarse a la lucha contra el fuego hasta este lunes, día y pico después del inicio de la peor ola de incendios desde 2006 y cuatro días más tarde de que se hubiese prescindido de ellos.

El dispositivo antiincendios en Galicia se basa en la atomización y en la precariedad y temporalidad de la mayoría de sus trabajadores. El pasado 30 de septiembre, como cada año, una parte importante de los brigadistas del Servicio Público de Prevención y Defensa Contra los Incendios Forestales (Spdcif), con contratos fijos-discontinuos, se fueron acasa. Son una parte del personal que conforma el operativo público de lucha contra el fuego, 436 brigadistas que trabajan sólo durante tres meses. Del resto, 800 tienen contrato los doce meses del año y alrededor de 600 trabajan nueve meses, por lo que deberían cesar en noviembre para reincorporarse en febrero.

Estos 436 trabajadores cesaron el pasado 1 de octubre pero poco después la Xunta se vio obligada a prorrogar sus contratos. Los reincorporó el pasado miércoles 11 de octubre y hasta final de mes para unirse a un dispositivo contraincendios que ya llevaba varios días luchando contra los importantes fuegos originados en la Serra do Xurés -y que acabaron por quemar más de 800 hectáreas- o los que afectaban ya a Vilariño de Conso, Vilar de Barrio y Folgoso do Courel.

“Aun así no es suficiente, estamos desbordados”, dice Carlos Hermida, responsable de Acción Sindical de CCOO en la Consellaría de Medio Rural, que aclara que el convenio especifica que este colectivo será contratado para el período de alto riesgo, que abarca los tres meses de verano y uno más prorrogable. “Ya habíamos cumplido este mes extra en el pasado abril, donde también hubo importantes incendios; el Gobierno gallego lo ha fiado todo a las condiciones climatológicas y ha pecado otra vez de falta de previsión”, explica.

“Falta de previsión y continua improvisación”

También de falta de previsión hablan los trabajadores de la empresa pública Servicios Agrarios Galegos (Seaga), otros operarios fijos-discontinuos con contratos de tres meses. Tal y como informan los comités provinciales, fueron preavisados ya hace varias semanas de que su labor finalizaba el pasado 12 de octubre, como así fue. Tan sólo un día después, numerosos empleados se concentraron ante la Dirección Xeral de Montes para denunciar “el abandono de la prevención, la falta de planificación y la continua improvisación de Medio Rural” y para reclamar la ampliación de sus contratos. Ese mismo día, una hora después de la movilización, el director-gerente de la compañía, Pablo Arbones, enviaba un correo electrónico a los representantes sindicales advirtiéndoles de que “ante la situación de los fuegos forestales”, la Consellería había decidido “movilizar” a las brigadas y que esta “movilización” estaba “prevista a partir del lunes 16 y hasta el 31 de octubre”.

Por tanto, Medio Rural dio orden el pasado viernes de incorporar los 500 brigadistas del Seaga este lunes, después del fin de semana y con las previsiones meteorológicas que hacían presagiar lo peor durante el sábado y el domingo, tal y como así aconteció. “Esta es toda la previsión y el esfuerzo que los responsables políticos de la Xunta hicieron para enfrentarse la una ola de incendios forestales previsible”, recuerdan los comités de empresa de las diferentes provincias. Pero además, a la falta de medios se había unido otra circunstancia perjudicial.

Al anunciar el cese de la actividad de los trabajadores del Seaga, el pasado jueves 12 de octubre, la mayoría de vehículos de estas brigadas habían retornado ya a las bases provinciales para retirarles la herramienta y los equipos de protección individual antes de devolverlos a la empresa a la que se los alquila la Xunta. El día siguiente, se desmontaron las emisoras instaladas en esos vehículos.

Ante la gravedad de los incendios, y siempre según los propios brigadistas, el Seaga se puso en contacto con trabajadores para que se reincorporasen antes, aunque la inmensa mayoría ya habían hecho todo el posible por volver a su labor “ante una situación excepcional”. Pero los medios no estaban preparados en la mayoría de los casos. Había que volver a instalar las emisoras, incorporar la herramienta y los equipos, distribuirlos por todo el territorio, avisar al personal y hacer los turnos de trabajo.

“El domingo no había operativas ni un 20% de las brigadas del Seaga”, asegura un trabajador, que aclara que “no se pudo articular antes” el operativo “porque la Xunta ya lo había desmantelado”. Con todo, fueron muchos los operarios que acudieron a trabajar voluntariamente o que se presentaron en los ayuntamientos afectados para colaborar. Ante estas dificultades, desde la plantilla calculan que “no habría ni cien operarios del Seaga trabajando” durante este fin de semana. “El grueso del dispositivo empezó este lunes”, insisten.

“Incompetente e irresponsable”

Desde los comités de empresa de cada provincia aclaran que en Lugo el operativo de refuerzo había funcionado ya el domingo, mientras que en Pontevedra los turnos de trabajo se iniciaron este lunes, aunque hubo personal que se incorporó voluntariamente el domingo y ya disponía de dos vehículos y de material. En A Coruña y en Ourense el personal del Seaga había previsto reincorporarse también este lunes, pero en el caso de la última de las provincias, a mediodía aún se estaba esperando por los coches y las herramientas necesarias. Además, advierte también el personal, no serán 500 los operarios del Seaga que acaban reforzando el actual dispositivo porque algunos, al saber ya de hace tiempo que iba a cesar su contrato, “ya se habían buscado otros empleos”.

“No se puede ser más incompetente, irresponsable y mentiroso”, aseguran los representantes de los trabajadores en referencia a las declaraciones de la Xunta sobre los medios disponibles contra el fuego. Desde este colectivo, así como desde diferentes asociaciones de brigadistas y desde los sindicatos, llevan años reclamando un servicio de extinción “único y público”, que acabe con la atomización y con los elevados costes de los servicios privatizados. Denuncian que las brigadas municipales, que funcionan al margen, acaban siendo utilizadas por muchos ayuntamientos como “arma caciquil y electoral” para contratar “gente sin experiencia”. Además, advierten de que no se cubren todas las vacantes de la gente jubilada, de las vacaciones o de las bajas “por razones presupuestarias”, por lo que algunas brigadas “acaban estando compuestas por tres o cuatro personas en lugar de por siete”.

Y todo, como aclaran, por un sueldo medio neto de 1.200 euros al mes y jornadas de ocho horas que, en situaciones excepcionales y habida cuenta las condiciones estipuladas, pueden ser ampliada hasta cuatro horas más por día. “Y hay compañeros que trabajan 14 o 15 si la situación lo requiere”, explica un brigadista, que advierte de las acusaciones que en muchos casos recibe el colectivo de estar incluso detrás de algún fuego. “No tiene sentido alguno, y menos cuando cobramos lo mismo estemos más o menos horas”, remata.

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