Canarias envía un mensaje a los alemanes

El responsable de la oficina de acción global del cabildo de Lanzarote, Ezequiel Navío, que trabaja para el gobierno de Canarias, ofreció el viernes una rueda de prensa en Berlín en la sede de la confederación de sindicatos alemana DGB. Navío, director de la campaña “Save Canarias”, que se opone a la exploración petrolífera en la costa canaria, se ha desplazado hasta la capital alemana a hacer un llamamiento a la empresa alemana RWE para que abandone el proyecto de prospección petrolífera en el que participa con un 20% de acciones.

El proyecto, una cooperación entre Repsol, Woodside y la alemana RWE, ha chocado con la oposición no solo del gobierno de Canarias, gobernado por Coalición Canaria junto con el PSOE, sino también con asociaciones ciudadanas y ecologistas como WWF, Greenpeace, Ecologistas en Acción o Amigos de la Tierra. También han sido numerosas las manifestaciones celebradas en las islas.

El miedo al desastre medioambiental juega en las protestas un papel importante. Un 40% del territorio de las Islas Canarias es considerado territorio protegido de especial interés ecológico. También el sector turístico, la principal fuente de ingresos de las islas, se muestra temeroso de verse afectado en caso de accidentes. Ezequiel Navío quiso remarcar que todos los años visitan las islas unos 12 millones de turistas, una buena parte alemanes.

Las asociaciones del turismo ABTA, la alemana DRV, la finlandesa SMAL AFTA, la sueca SRF, la danesa DRF, la estonia ETFL y la noruega VIRKE han escrito cartas dirigidas al Ministro de Industria, Energía y Turismo Jose Manuel Soria en la que le piden que paralice el proyecto.

Navío asegura que un accidente con fuel en las islas podría incluso convertirse en una catástrofe humanitaria porque “en algunas de las islas ni siquiera llueve y el agua que beben sus habitantes proviene del mar”. Como aviso a navegantes advirtió de que en caso de un siniestro no solamente se pedirán responsabilidades al gobierno central por haber autorizado el proyecto, sino a las empresas responsables, la alemana RWE incluida. El gobierno canario ha pedido al gobierno central la realización de un referéndum sobre las prospecciones.

“También quiero recordar que la población alemana que reside en las islas ha participado muy activamente en las manifestaciones contra las prospecciones”, explicaba antes de pedir una firma a la población alemana para la web savecanarias.org, donde han colgado una petición dirigida al Presidente del Parlamento Europeo, al Presidente de la Comisión, al Presidente del Gobierno español y a los Presidentes de las tres empresas de energía que trabajan en el proyecto. Pretenden reunir 100.000 firmas hasta el 1 de abril. Ese es el día en que el Tribunal Supremo se reunirá para tomar una decisión en relación al conflicto.

La ejecución del proyecto debería comenzar este verano en las costas canarias a una distancia de unos 60 kilómetros de la costa. Sus detractores argumentan que la zona donde se pretende llevar a cabo las perforaciones es un territorio donde a menudo se registran terremotos, a una profundidad de 6.500 metros.

La visita no oficial pretendía ser una llamada de atención a la sociedad civil alemana, ya que no se realizó ningún encuentro con la empresa alemana RWE o con el gobierno alemán. La plataforma de protesta afirma haber preguntado por email a RWE cuestiones como cuánto pagaron por el 20% de las acciones, si aún las poseían o las habían vendido. La empresa les contestó pero no les aclaró las cuestiones preguntadas asegura Navío.

Lo que dicen las empresas que realizan el proyecto

Con eldiario.es ha hablado Carolin Flemming, responsable de comunicación de la empresa alemana. Desde 2002 RWE participa en un 20% en el proyecto de prospecciones petroleras en Canarias. La empresa asegura que antes de que comenzaran las protestas ya tenían la intención de deshacerse de estos títulos por cuestiones internas. No aporta mas información porque, según ella, en este tipo de inversiones quien tiene la mayor participación se encarga asimismo de la comunicación. En este caso es Repsol.

Marcos Fraga, responsable de comunicación de Repsol, la empresa que lidera el proyecto y que posee una participación mayor, cree que la posible retirada de RWE tiene que ver mas con cuestiones económicas de esta empresa que con la posible rentabilidad del proyecto. La llamada Energiewende es un proyecto alemán de abandono progresivo de la energía nuclear, en la cual el gigante de la electricidad RWE tenía grandes inversiones.

Repsol cree que la polémica generada es un conflicto meramente político entre los partidos que gobiernan las islas y el gobierno central que puede perjudicar a los canarios y a los españoles. Según Fraga, el proyecto podría aportar a las islas una diversificación económica muy necesaria, ya que “a pesar del turismo, Canarias presenta la tasa de paro más alta de toda España, alrededor del 35%”. También asegura que la actividad petrolífera no es incompatible con el turismo y aporta ejemplos como Sicilia en Italia o California en los EEUU, donde también hay extracciones de petróleo y son destinos turísticos.

Otro dato a tener en cuenta, asegura, es que España es el país con mayor dependencia de importaciones energéticas de la OCDE, que suponen un 4% del PIB. En todo caso, “Repsol está haciendo hasta ahora solamente un estudio para saber si hay petróleo y en el mismo ya han invertido 4 millones de euros para estimar el posible impacto ambiental”. El estudio está adaptado a la nueva directiva europea de explotación en el mar, incluso antes de que esta haya entrado en vigor.

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A la pregunta de en qué forma pueden afectar los vertidos incontrolados de toneladas de residuos nucleares que se arrojaron cerca de la costa canaria en los 80 nadie puede dar una respuesta concreta, ya que ENRESA no los controla y no hay datos oficiales sobre el número de toneladas, la localización y el estado de los mismos, pero se cree que el lugar donde fueron arrojados no es el mismo donde se pretenden llevar a cabo las prospecciones petroleras. Al menos Repsol asegura no haber visto bidones algunos al bajar al fondo marino con las cámaras que han participado en el estudio.