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Blinken insinúa que EEUU levantará las restricciones para que Ucrania use armas de largo alcance en Rusia

De izquieda a derecha, el Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken, el Presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky y el Ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido David Lammy el 11 de septiembre en Kiev.

Luke Harding / Dan Sabbagh

Kiev —

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Antony Blinken, el secretario de Estado de EEUU, ha dado el indicio más claro hasta ahora de que la Casa Blanca está a punto de levantar las restricciones impuestas a Ucrania sobre las armas de largo alcance suministradas por Occidente y su uso contra objetivos militares clave dentro del territorio ruso. Según parece, la decisión ya ha sido tomada en privado.

Durante un discurso en Kiev junto a David Lammy, ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Blinken dijo este miércoles que “desde el primer día” Estados Unidos ha estado dispuesto a adaptar su política a los cambios en el campo de batalla ucraniano. “Seguiremos haciéndolo”, subrayó. Blinken añadió que tras la reunión con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, tanto él como Lammy trasladarían informes a sus “jefes”, Joe Biden y Keir Starmer.

El ministro de Exteriores británico sugirió que se habían producido cambios en el pensamiento estratégico de Londres y Washington tras conocerse esta semana el envío desde Irán de misiles balísticos a Moscú. Una “escalada peligrosa y significativa”, dijo Lammy.

“Aquí el que está subiendo de nivel es Putin”, añadió. “Putin ha protagonizado una escalada con los misiles enviados desde Irán; vemos un nuevo eje formado por Rusia, Irán y Corea del Norte”, dijo también el británico antes de pedir a China que no “confíe su suerte” a “un grupo de renegados”.

Según fuentes del Gobierno británico, la decisión de permitir que Ucrania utilice misiles de crucero Storm Shadow contra objetivos en territorio ruso ya ha sido tomada, pero no se espera un anuncio formal hasta el encuentro entre Biden y Starmer programado para el viernes en Washington.

En la que se prevé una amplia conversación sobre política exterior, los líderes de EEUU y Reino Unido hablarán sobre la guerra en Ucrania y sobre la manera de ponerle fin. Dado el carácter estratégico de la charla, evitarán centrarse en sistemas concretos de armamento. No hay ruedas de prensa programadas y se espera que la visita sea breve. Se trata del segundo viaje de Starmer a EEUU tras su nombramientos como primer ministro. A lo largo del fin de semana podría haber nuevas conversaciones para poner al día a los principales aliados europeos sobre lo hablado en Washington.

Según fuentes consultadas por The Guardian, la visita conjunta de Blinken y Lammy para reunirse con Zelenski en Kiev este miércoles no se habría producido sin una decisión positiva previa sobre el permiso para usar misiles Storm Shadow en territorio ruso. Pero hacer un anuncio sobre misiles de largo alcance desde Kiev se consideró una provocación gratuita.

Para evitar ataques temerarios o innecesarios, lo más probable es que Ucrania siga teniendo restricciones para usar los misiles, con un alcance mínimo de 190 millas [unos 305 kilómetros]. Durante su intervención en Kiev, Lammy dijo que no revelaría detalles de conversaciones privadas que podrían dar ventaja a Putin, denunció la “siniestra” invasión de Ucrania por parte del líder ruso, y lo acusó personalmente de “codicia y arrogancia”. “Esto es imperialismo, esto es fascismo”, dijo.

Ucrania lleva meses presionando para que le permitan atacar aeródromos, lanzaderas, y centros de mando y control dentro del territorio ruso. En declaraciones a The Guardian en mayo, Zelenski dijo que el enfoque ambiguo y gradual de Biden había tenido un coste en vidas y que había permitido al Kremlin “cazar” ucranianos. “Tenemos que responder, no entienden más que la fuerza”, dijo Zelenski entonces sobre Rusia. Estados Unidos debería “creer más en nosotros”, añadió, pidiendo al presidente Biden que superara su preocupación constante por una escalada nuclear.

Blinken y Lammy viajaron a Kiev en un tren nocturno que salió de Polonia. De acuerdo con una publicación de Lammy en la red social X, el objetivo era reiterar su “apoyo férreo a Ucrania”. “Debemos hacer frente al imperialismo de Vladímir Putin, nuestra seguridad colectiva depende de eso”, seguía el tuit. “Espantosos, atroces, inconcebibles”, dijo Lammy sobre los ataques de Rusia contra civiles durante la rueda de prensa en Kiev.

El viaje a Ucrania se produjo 24 horas después de que Blinken confirmara en Londres el envío a Rusia y desde Irán de nuevos y letales misiles balísticos. En Kiev, Blinken dijo que Estados Unidos y Reino Unido estaban firmemente comprometidos con el “éxito” y con la “victoria” de Ucrania.

Durante la rueda de prensa conjunta, Lammy describió el apoyo del Reino Unido a Ucrania como una prolongada “asociación centenaria” y dijo que el nuevo paquete de ayuda militar del Gobierno británico incluía misiles Brimstone y cañones autopropulsados AS-90. “Entendemos que lo que está en juego no es solo la libertad de Ucrania, sino la seguridad de Europa y de Occidente”, dijo.

En Kiev crece la esperanza de que Estados Unidos y el Reino Unido dejen por fin en suspenso las restricciones a los ataques de largo alcance. “Confiando en escuchar una decisión largamente esperada que nos permita atacar a Rusia con ATACMS”, escribió en X la diputada ucraniana Kira Rudik. “Cruzando los dedos”, reaccionó el exministro de Defensa, Andriy Zagorodnyuk.

“Es una gran cosa”, respondió simplemente Zagorodnyuk cuando le preguntaron si las armas de largo alcance marcarían la diferencia, ahora que las tropas rusas estaban ganando posiciones en ciudades y pueblos de la región oriental del Donbás.

Varias autoridades ucranianas habían expresado anteriormente su frustración con el nuevo gobierno laborista del Reino Unido, lamentando su falta de firmeza en el asunto de las armas de largo alcance, y su decisión de esperar a que la Casa Blanca modificara sus propias líneas rojas.

Dentro del gobierno estadounidense, parece ser que el Departamento de Estado es el que se ha mostrado más abierto a complacer la petición de Kiev, mientras el Pentágono y algunos miembros de los servicios de espionaje siguen con dudas.

Tras una ofensiva del Kremlin en la región de Járkov y en la ciudad de Vovchansk, Estados Unidos permitió en mayo y por primera vez que Ucrania usara en regiones fronterizas de Rusia armas como el HIMARS [por las siglas en inglés del sistema de cohetes de artillería de alta movilidad].

Las presiones sobre Washington

Altos cargos del Partido Demócrata y del Partido Republicano en Washington han pedido esta semana a la Casa Blanca que dé un paso más. En una carta abierta a Biden, un grupo de senadores solicitó “poner fin de inmediato” a las “limitaciones” impuestas por la Casa Blanca al uso de misiles de largo alcance proporcionados por Estados Unidos y por sus aliados de la OTAN. De no ser así, decía la carta, a Kiev “le costará lograr la victoria” y sufrirá “muertes, pérdidas y penurias” mientras Rusia saca provecho de esta política y sigue golpeando a Ucrania.

“Tenemos que quitarle las esposas a Ucrania y darle todas las ventajas”, dijo Roger Wicker, senador por el Partido Republicano.

En su carta, los senadores sostienen que las “sofisticadas” armas occidentales marcarán la diferencia y obligarán a Rusia a defender su “retaguardia”; y califican como “lamentables” los retrasos de la Casa Blanca en la entrega de tanques Abrams, F-16 y otras armas estadounidenses.

Los ataques de largo alcance no cambiarán el curso de la guerra a favor de Ucrania, dijo la semana pasada el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, durante un discurso en Alemania. Según Austin, Rusia ya había trasladado sus bombas planeadoras para dejarlas fuera del área que pueden cubrir los misiles estadounidenses de largo alcance ATACMS.

Austin también dijo que Kiev ya ha desarrollado mecanismos para alcanzar objetivos más allá del área que pueden cubrir los misiles anglo-franceses Storm Shadow.

Ucrania ha empleado drones de largo alcance y producción nacional para atacar Moscú y otros lugares, cosechando cada vez más éxitos. A principios de septiembre un ataque ucraniano provocó daños en una refinería de petróleo a las afueras de Moscú; tres aeropuertos moscovitas tuvieron que cerrar el lunes por un ataque con drones; y hay informes de otro ataque con drones este miércoles contra una base aérea en Murmansk, en el círculo polar ártico ruso y a 1.800 kilómetros de las líneas ucranianas.

Según Matthew Savill, responsable de ciencias militares en el centro de estudios británico para temas de defensa Rusi, con sede en Londres, Ucrania no informó con antelación a sus aliados sobre la incursión sorpresa de agosto en la región rusa de Kursk. “Provocaron un cambio en la conversación sobre la escalada y sobre el uso de armas de largo alcance dentro de Rusia”, explica.

Savill advierte de que sería “muy, muy difícil derribar” las bases aéreas rusas, que son “en su mayoría montones de hormigón” y estan “cientos de kilómetros” más allá de la línea del frente. Sugiere que los misiles ATACMS con bombas de racimo serían más eficaces que los Storm Shadows no armados con bombas de racimo.

En Moscú, el viceministro de Asuntos Exteriores, Sergey Ryabkov, afirmó que Rusia destruiría cualquier nueva entrega de ATACMS, según informó la agencia estatal de noticias Tass.

Traducción de Francisco de Zárate

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