La Justicia admite el recurso de vecinos y ecologistas contra el “pelotazo” de la Ermita del Santo
Primer paso para una posible victoria vecinal contra una de las mayores operaciones urbanísticas en ciernes en Madrid. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha admitido a trámite el recurso de Ecologistas en Acción y la asociación de vecinos SOS Ermita del Santo contra lo que los residentes califican como un “pelotazo” en lo que era hasta ahora un centro comercial del barrio de Puerta del Ángel, en el distrito de Latina.
Las entidades denunciantes alegan en concreto contra modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana para la creación del Área de Planeamiento Específico 10.24. Esto es, la recalificación de los terrenos en los que todavía se encuentra el ya desangelado centro comercial La Ermita, en el Paseo de la Ermita del Santo. Varias parcelas pasarán de uso comercial y deportivo a uso residencial en un proyecto que contempla la construcción de 448 viviendas y torres de hasta 23 alturas.
Actualmente, los edificios más altos de la zona no llegan a la mitad, de ahí quen una de las principales preocupaciones del barrio sea la afectación a las actuales viviendas en materia de movilidad, accesibilidad o calidad de vida en general (defienden que el incremento poblacional debería ir acompañado de un refuerzo de los servicios públicos que está por concretarse).
“Se trata de un proyecto que atiende a los beneficios de propietarios privados de suelo y las constructoras, pero no a las necesidades vecinales. No necesitan rascacielos ni viviendas de lujo, sino dotaciones como más escuelas infantiles públicas, institutos, una biblioteca, centro de mayores, mejoras en los centros de salud o instalaciones deportivas públicas”, exponen las asociaciones denunciantes en un comunicado que han hecho público después de conocerse la decisión judicial.
“Este proyecto se ha impulsado de espaldas a la ciudadanía, sin consulta previa ni posibilidad de participación. La iniciativa responde exclusivamente al interés particular de la Socimi propietaria del centro comercial. Esta verá multiplicarse el valor de su inversión, mientras el barrio sufrirá impactos negativos en cuanto a transporte, zonas verdes o contaminación atmosférica. En su mayor parte de precios inasequibles, las nuevas viviendas supondrán además un incentivo a otras operaciones inmobiliarias especulativas y a los alquileres turísticos, contribuyendo al encarecimiento de la vivienda y a consecuente expulsión de muchos vecinos y vecinas”, añaden.
Una zona en alza, un barrio en pie y un centro comercial que agoniza
En los últimos años, este entorno de la capital se ha visto beneficiado por dos mejoras que han revalorizado el valor del suelo: la renaturalización de Madrid Río y la operación Mahou-Calderón. Es así como un fondo de inversión, cuyo principal representante es el empresario venezolano Alberto Enrique Finol Gaulé, adquirió el perímetro y lo gestionó desde la empresa Desarrollos Ermita del Santo. La Socimi compró la propiedad del suelo en 2012, con Ana Botella gobernando en Cibeles, y comenzó una operación urbanística que culminó con el pleno municipal de abril de 2024, ya en el segundo mandato de José Luis Martínez-Almeida.
Con la admisión a trámite del recurso se inicia el proceso judical, continuando así por la vía legal una oposición vecinal que ya ha sido intensa en las calles y en redes sociales. Entre las muchas protestan en el barrio destacan movilizaciones específicas como la que tuvo lugar en abril de 2024, cuando la Comisión de Urbanismo dio su visto bueno el plan con el único voto favorable del Partido Popular. Centenares de personas se concentraron armadas con pancartas que incluían mensajes como Stop especulación, La avaricia rompe el barrio o No es regeneración, es masificación.
Álvaro Dominguez, portavoz del Movimiento No al Pelotazo de la Ermita, enfatizó que el objetivo de la protesta era “hacer ruido” y señalar que los cambios propuestos por el Ayuntamiento eran “insuficientes”. Porque en un principio el proyecto era todavía más ambicioso. O “agresivo”, según los vecinos: el Consistorio redujo finalmente la edificabilidad en 6.200 metros cuadrados (aunque el aumento sigue siendo exponencial en la zona, de 12.500 a 21.000 metros cuadrados) y disminuyó la altura de las torres de 28 a un máximo de 23 pisos, además de ubicarlas más lejos de las viviendas, según detalles proporcionados por el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante.
Unos retoques insuficientes para los vecinos, que confían ahora en que se lleven a cabo diligencias judiciales que acaben por tumbar el proyecto. De momento, la gran mayoría de negocios del centro comercial ya han bajado la persiona, como los karts de Carlos Sainz. Y en 2026 se despedirán sus icónicos recreativos y una bolera con mucha solera. Pérdidas de un barrio que quiere crecer a base de servicios públicos y zonas verdes, no de torretas.
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