La Navidad anima las iniciativas solidarias y las donaciones al banco de alimentos de Malasaña
Malasaña Acompaña, la despensa solidaria surgida durante la pandemia en el barrio del que toma el nombre, sigue atendiendo a día de hoy a 92 familias: 194 adultos, 9 adolescentes, 62 niños y 14 bebés. Con la Navidad, son diversas las iniciativas puestas en marcha en la zona que le harán entrega de los fondos que recauden a fin de que este banco de alimentos local, sostenido por voluntarios, continúe con la labor asistencial que realiza y que, muy a su pesar, es necesaria todavía.
La que llevó a la peña de seguidores del Liverpool FC, Madrid Reds, a reunir donaciones entre sus miembros y simpatizantes ha conseguido 900 euros para la causa, que fueron entregados el pasado miércoles en un acto simbólico en el que, además, como signo de hermanamiento, socios de ese grupo de seguidores y voluntarios de la plataforma vecinal intercambiaron insignias: una bufanda del club inglés por un chaleco distintivo de la despensa del barrio.
Sorteos y cócteles solidarios
Por su parte, el bar Gato, situado en la plaza del Dos de Mayo, va a sortear una cesta navideña consistente en un lote de vinilos. Con los boletos a 10 euros, entregarán todo lo que recauden a Malasaña Acompaña. Este local acaba de donar también 200 euros, un porcentaje de las ganancias provenientes de la venta de mascarillas que realizan entre sus clientes.
Otro bar, La Vaga de Malasaña, en el número 14 de Divino Pastor, recogerá alimentos el próximo 22 de diciembre, entre las 13 y las 22 horas, a cambio de una rebaja en el precio de sus cócteles, en la reunión de 10 destacados bartenders de la Península Ibérica que acogerá ese día. Cada cliente podrá aportar un máximo de 2 kilos de comida por consumición para acceder a un descuento máximo de 2€ en el precio de la misma. Además, se podrá hacerse con uno de los 50 cócteles solidarios para llevar que se intercambiarán por comida. Lo que se reúna será entregado a Malasaña Acompaña. Esta propuesta tendrá su réplica el mismo día y en el mismo horario en otro bar de Lavapiés, La Tuerta. Allí, los alimentos que se reúnan serán entregados a Plaza Solidaria y a Hola Vecinas, otras dos despensas solidarias del distrito.
Al mismo tiempo, la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) donará 300 raciones de cocido, que serán repartidas el día 24 de diciembre entre los usuarios de la despensa vecinal desde su sede, en el edificio conocido como la Casa del Cura.
Un día antes, gracias a la colaboración de la pastelería Formentor, Malasaña Acompaña podrá incluir en el lote de alimentos extraordinario que, con motivo de la Navidad, repartirá entre sus beneficiarios el día 23, cuatro roscones rellenos tamaño XL.
La Navidad también ha aflojado los bolsillos de personas individuales del barrio y de algunos comercios. En la cuenta solidaria que Malasaña Acompaña tiene abierta permanentemente para recibir donaciones se ha ingresado en los primeros 15 días de diciembre más del doble del dinero que entró durante los meses de octubre y de noviembre juntos, según la despensa.
Ese incremento de la solidaridad navideña también se ha notado en las recogidas de alimentos no perecederos y de productos de higiene que Malasaña Acompaña realiza desde hace meses en distintos supermercados y tiendas del barrio. La “pesca” -término con el que se refieren habitualmente a las donaciones que consiguen- de este último sábado ha sido especialmente abundante, según aseguran.
Son muchas los vecinos de Malasaña que contribuyen anónimamente al sostenimiento del banco de alimentos local: algunos, incluso, han donando la cesta de Navidad que le acaban de dar en su empresa, siendo este un ejemplo más de la conciencia que hay en la zona de lo necesario que es ayudar a la despensa del barrio de la forma en la que cada uno pueda.
Desde Malasaña Acompaña apelan a la solidaridad de todos y cada uno de nosotros para ayudar a los más necesitados de nuestro entorno, agradecen la generosidad de todos los que colaboran con su labor y siguen insistiendo en su deseo de iniciar una desescalada en su organización, un anhelo que sólo podrán permitirse cuando las demandas de ayuda que les lleguen disminuyan drásticamente y cuando las administraciones se hagan cargo de cubrir las necesidades de todos los que recurren a ellos, algo que muchos meses después de que la pandemia desatara la crisis social que ha zarandeado las débiles economías de muchos de sus vecinos es algo que sigue sin ocurrir.
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