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Los Fernández y Carlos Piñana actuaron en la Catedral del Cante

Los Fernández sobre las tablas del Mercado Público de La Unión

elDiariomurcia

La Unión —

El Cante de las Minas reunió en el Mercado Público a los representantes de dos dinastías emblemáticas del flamenco en la Región de Murcia: Encarnación Fernández, Antonio Muñoz Fernández y Carlos Piñana. Y con su espectáculo, derrochando talento y fusión de ritmos, sorprendieron y encantantaron a partes iguales a los asistentes.

Primero salió al escenario la reina de los cantes mineros, Encarnación Fernández, acompañada por su hijo Antonio Muñoz Fernández a la guitarra. Se trató de un nuevo reencuentro profesional entre la doble Lámpara Minera -ganó en las ediciones de 1979 y 1980- y el Bordón más joven en la historia del Festival -1989-. Entre los dos sacaron adelante una actuación impecable, primero con el flamenco clásico, interpretando malagueñas, soleá, cantiña, un taranto y una murciana, y más tarde con el garrotín, la rumba y la bulería. Los Fernández interpretaron también una versión de “Se nos rompió el amor”, de Manuel Alejandro, y una nana, “Duérmete en el susurro de la noche, entre mis brazos, vida mia, duérmete”, que levantaron al público en la Catedral del Cante.

Más tarde, la música clásica y la guitarra flamenca se fusionaron en el turno de Carlos Piñana y de la Orquesta Sinfónica de Murcia, que interpretaron la suite para guitarra flamenca y orquesta “El cuidado de una esencia”. Se trata de una composición de ocho movimientos basada, entre otros palos flamencos, en la guajira, zapateado, rumba, alegrías, farruca, balada y jaleos. Compuesta por Carlos Piñana y arreglada por el compositor Juan García Escudero, la obra se adaptó para orquesta de cámara con la Sinfónica murciana, que estuvo dirigida por César Álvarez. Los arreglos de percusión corrieron a cargo de Miguel Ángel Orengo.

Piñana tuvo unas palabras al final de su actuación para recordar a su padre y su abuelo, dos figuras imprescindibles en su vida personal y profesional, y también recordó su actuación en La Unión en 1996, la que le valió el Bordón Minero y supuso un auténtico revulsivo para su carrera.

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