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En la playa o rodeados de un bosque: las aulas al aire libre “han llegado para quedarse, con o sin COVID”

Clase en el Colegio Félix Rodríguez de la Fuente a pie de playa

Erena Calvo / Elisa M. Almagro

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El patio del colegio, bosques y jardines en plena naturaleza, calles peatonales en el pueblo o la ciudad e incluso, la playa. La pandemia ha agudizado la necesidad de buscar y adecuar nuevos espacios para poder dar clases y combatir al virus. El curso pasado se puso en marcha en la Región de Murcia el programa “Aire Limpio” para mejorar la salud de alumnos y profesores, al que se sumaron 88 colegios y 22 institutos. Este año son ya 160 los centros que participan, a los que se destinarán 300.000 euros de inversión (el curso 2020-2021 se destinaron 1,4 millones de euros).

El Colegio Félix Rodríguez de La Fuente, de la pequeña localidad costera de Los Nietos (Cartagena) fue de los primeros en unirse al nuevo movimiento y su director, Alfonso Vera, no dudó un instante cuando se le ocurrió sacar la pizarra y los pupitres a la playa, a la orilla del Mar Menor. Su proyecto “La playa es mi cole” participa en el Concurso Nacional de Buenas Prácticas en centros docentes y también está nominado al Global Teacher Prize 2021 por esta iniciativa. El cole, que contaba el curso pasado con un centenar de alumnos, “ha aparecido en la televisión nacional de países como Estados Unidos, México, Argentina, Grecia, Berlín, Finlandia y distintos países árabes, y hemos recibido más de cinco millones de visitas en internet”. Este curso se han incrementado mucho las inscripciones de alumnos, cuenta a elDiario.es de la Región Juan García Iborra, director general de Innovación Educativa y Diversidad del Gobierno de Murcia.

A pie de playa montaron sus clases, desde Infantil hasta Primaria; el aula de plástica, música y las canchas de educación física. De tal manera que su jornada laboral transcurría frente al mar, con los pies en la arena y el oleaje de fondo. Una forma de dar clases, cuentan en la memoria del proyecto, que ha reducido en más de un 60% el déficit del aprendizaje del alumnado, según datos del orientador del centro.

Pedro García Zamora, profesor en el Colegio Félix Rodríguez de la Fuente celebra tener “la suerte de estar a 150 metros de la playa. La idea al principio parecía una locura, pero ha funcionado muy bien”. Pedro destaca “la motivación de los alumnos, a pesar de no contar en la playa con las nuevas tecnologías y hacerse las cosas de una manera más tradicional”. Los chicos, dice, “al cambiar de entorno y utilizar algunos juegos para asentar conocimientos, vimos que perdían el miedo al fracaso y participaban más”. Recuerda, por ejemplo, “una línea del tiempo que hicimos en la arena y cruzaba la playa de punta a punta, o una competición con banderas para estudiar los países de la Unión Europea”.

Clases en el bosque

Tras la sirena que indica el fin del recreo, los niños del Colegio Pedro Martínez Chacas, en la pedanía murciana de Barqueros, se apresuran para sentarse en sus pupitres. Hoy toca aprender los adjetivos. Los alumnos se sientan en sus sillas dispuestas en forma de U, con un toldo sobre sus cabezas que les protege del sol.

El colegio de Barqueros, que acoge a unos 100 alumnos, fue el primero en poner en práctica esta iniciativa de la consejería de Educación: “El periodo de la COVID ha supuesto un cambio enorme en la forma de enseñar, nos hemos tenido que adaptar a marchas forzadas. En relación a eso surgió la idea de crear un aula al aire libre”, explica el director del centro, Juan Eugenio Alcaraz.

“El aula al aire libre ha transformado la forma de enseñar aquí en el colegio. Nos hemos encontrado una nueva realidad, esto ha llegado para quedarse, con o sin COVID. Esto es volver un poco a la esencia de la educación, a los orígenes, dando las clases al aire libre. Para los alumnos y los maestros es mucho más interesante. Los niños están rodeados de naturaleza, la verdad es que aquí en el pueblo tenemos un entorno privilegiado”, continúa el director. 

De acuerdo con Alcaraz, las clases en el exterior no se han limitado al aula al aire libre: “Además del aula al aire libre, hemos abierto otros espacios con la misma finalidad. Todos los meses tenemos salidas al entorno, donde damos clases en el ambiente natural”. “Al tener un profesor que es de aquí de Barqueros podemos hacer excursiones por la montaña o por nuestro volcán”, interviene uno de los alumnos, que cursa quinto de Primaria.

El director general de Innovación Educativa y Diversidad del Gobierno regional, Juan García Iborra, explica que el programa '“Aire Limpio” se inició el curso pasado con motivo de la pandemia: “Se han abierto los colegios al exterior, integrándose en la naturaleza y creando dinámicas muy beneficiosas para el aprendizaje”. La Región de Murcia -reflexiona García Iborra- cuenta con la ventaja del clima, “que nos permite hacer uso de los espacios en el exterior durante buena parte del año”. El programa, añade, ha tenido muy buena aceptación por parte del alumnado pero también por parte del personal docente, “que ha desarrollado ideas muy variopintas e imaginativas para mantener la motivación de los chicos en estos momentos; la motivación es clave”.

García Iborra destaca el proyecto de aulas al aire libre que han desarrollado en el Colegio Puente Doñana, en la huerta de la capital murciana, “donde todas las aulas sin excepción están en el exterior, han acolchado los suelos, habilitado bancos y generado muchos rincones diferentes; no dirías que es un colegio y está funcionando con mucho éxito”.

Aulas concurso y pulseras de ejercicio

Los centros coinciden en que no quieren que las iniciativas para aprovechar el exterior se limiten a las aulas al aire libre: “El aula que tenemos fuera la vamos a utilizar como aula concurso, estamos instalando botones pulsadores. Esto motiva mucho a los niños porque luego les daremos premios. Nos gustaría expandirlo a varios centros y hacer concursos entre centros de forma telemática”, explica el director del Colegio Pedro Martínez Chacas.

Además de esto, todos los niños a partir del tercer curso de Primaria cuentan con pulseras inteligentes para animarles a hacer ejercicio: “Tenemos un proyecto que se llama Escuelas Activas que busca romper con el sedentarismo de los alumnos. Les planteamos el reto de alcanzar al menos los 10.000 pasos, equivalente a la hora de actividad física moderada que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Fraccionamos ese gran reto diario en pequeños retos que hacen que se les sea mucho más sencillo alcanzar ese mínimo”, describe Alcaraz.

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