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“La ONU es lo que los estados quieren que sea: podría adoptar decisiones y hacer que Israel las cumpliera”

La profesora de Derecho Internacional Público, Alicia Chicharro / Foto: Iñaki Zaldúa.

Garikoitz Montañés

Pamplona —

La Universidad Pública de Navarra y la ONG Sodepaz celebran, entre el miércoles y el jueves de esta semana, el curso de verano titulado ‘Palestina/Israel: buscando caminos para una paz con justicia’. La cita suma ya su segunda edición y su directora, la profesora de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la UPNA, Alicia Chicharro, reconoce que la expectación en torno a estas ponencias ha aumentado este año, “por desgracia”, a raíz del actual conflicto en la franja de Gaza. Esta experta analiza las claves de una situación sobre la que, según reconoce, “no es optimista”, y explica qué significa que, según las diversas resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas, Israel haya incumplido el derecho internacional.

Xabier Aguirregabiria, portavoz de la ONG Sodepaz en Euskadi y Navarra, aseguró recientemente que, hasta que no se haga cumplir el derecho internacional, “Israel no parará esta espiral”. ¿Está de acuerdo?

Un famoso dictamen del Tribunal Internacional de Justicia ya puso de relieve, hace ahora precisamente diez años, que Israel incumplía el derecho internacional humanitario. Y no solo eso, sino que otros gobiernos tienen la responsabilidad de hacérselo cumplir.

¿Habla, en concreto, de Estados Unidos?

En general, de la Organización de las Naciones Unidas. Porque uno de sus objetivos es preservar la paz en la comunidad internacional; ahí es donde debería dilucidarse este conflicto y buscar un camino para la paz.

¿En qué consiste que se cumpla ese derecho internacional al que tan a menudo se apela?

Cuando apelamos a él, nos referimos a tratados internacionales, muchos de ellos exigibles a la comunidad internacional en su conjunto. Como, por ejemplo, los convenios de Ginebra de 1949. Por tanto, no hablamos de un ente que no se puede tocar, sino de convenios que protegen los derechos humanos, contra la tortura, la discriminación racial, sobre los derechos de los niños o de las mujeres…

Pero, ¿hay presiones e intereses que tienen más importancia que el derecho internacional?

Claro. El tema es que, a menudo, a los internacionalistas se nos llena la boca con la ONU, pero se trata de una organización que, al final, es lo que quieren los estados que sea. Es ella la que podría adoptar decisiones obligatorias y hacer que Israel las cumpliera. Pero el Consejo de Seguridad es un órgano nada democrático, con cinco miembros permanentes [Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido y China] con derecho a veto. Y, claro, Estados Unidos solo con su veto, o su amenaza de veto, consigue que muchas de las iniciativas que se podrían adoptar no lleguen siquiera a ponerse sobre la mesa.

Entonces, ¿cómo se soluciona esto? Porque uno puede llegar a pensar que el derecho internacional no sirve para nada.

Yo igual peco de optimista, pero veo pasos. Por ejemplo, el reconocimiento de la Autoridad Nacional Palestina como un estado observador no miembro. Quizá dando pequeños pasos en materia jurídica se pueda llegar a poner más fácil la resolución del conflicto.

Y sobre esa resolución, ¿también es optimista?

Ahí ya no puedo serlo tanto. No lo veo cerca. Insisto en que esto debería ser tratado en Naciones Unidas… También entidades como Al Fatah y Hamas tienen que intentar llegar a un acuerdo.

Usted habla de que Israel ha incumplido el derecho internacional. ¿No teme que la cataloguen de pro-palestina?

Bueno, hay resoluciones en Nacionales Unidas para todos los gustos, también sobre Hamas, pero un tanto por ciento muy alto de ellas habla del incumplimiento por parte del estado de Israel de sus resoluciones. Es un dato objetivo, que resalta el contraste entre el gran Goliath que es Israel y el pequeño David que es Palestina.

¿Tal es el poder de Israel?

Tiene mucho poder y, además, tiene el apoyo el primo de Zumosol que es Estados Unidos, aunque me gustaría que al final sea quien propicie la negociación por parte de Israel.

Xabier Aguirregabiria también adelantó que la UPNA recibió una carta de la embajada israelí quejándose por este curso de verano. ¿Fue así?

Sí, al parecer llegó una carta a la universidad, pero tampoco hay que darle más importancia. Creo que era una carta estándar, supongo, con un ‘corta y pega’. Pero insisto en que nuestra intención es analizar el conflicto desde una posición neutral, en la que admitimos opiniones de todo tipo. El año pasado también hubo ponentes que hablaron sobre la legítima defensa de Israel. Pero esa carta de la embajada llegó antes incluso de conocerse el contenido del curso. Veo la carta como una forma de curarse en salud.

Pero la idea de estas jornadas es continuar cada año.

Sí, sí. La idea es continuar, si se puede, porque tenemos un plantel y un programa muy atractivos, que han generado gran interés.

¿Es difícil reunir en este tipo de eventos a ponentes israelíes y palestinos, como han conseguido?

Sí, es difícil, porque cuesta reunir en esta época, que igual no es la mejor, a los expertos que tienen muy estudiado el conflicto.

Me refería más bien a si ha habido ponentes que no han querido sentarse en la misma mesa que otros…

No nos ha ocurrido. Quizás en un debate académico prima ese respeto a las opiniones de los colegas. Se pueden debatir y rebatir [remarca la palabra], pero no tenemos por qué enfadarnos como niños pequeños, sino que podemos sentarnos en la misma mesa.

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