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Ayuso y sus protectores más poderosos

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Acabamos de conocer, después de 19 días, la sentencia definitiva que 5 de los 7 magistrados han redactado contra el anterior fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.

Conviene recalcar ese extremo, que no ha sido por unanimidad, que dos de ellas, casualmente o no dos mujeres, han discrepado porque consideraban que debía haber sido absuelto y así lo han analizado en sus escritos de disconformidad.

La primera reflexión que debería llegar a las gentes sensatas no sectarias es que, por tanto, ambas decisiones, absolución y condena, eran posibles judicialmente hablando y que se está legitimado para poner en duda razonable la mayoritaria.

¿No es posible que precisamente esas dos magistradas fueran las que tuvieran razón? A la vista de los razonamientos enumerados en ambas y sin llegar a ser expertos en la materia, parece de una lógica aplastante por dos razones de mucho peso.

No se demuestran sin lugar a duda, que existan pruebas fehacientes de que fuera precisamente él quien filtrara las informaciones sobre el presunto delincuente.

Precisamente los periodistas a los que les llegó, todos ellos, han declarado que NO fue así y lo que debiera ser algo definitivo ha quedado en anécdota para los 5 magistrados.

La segunda razón resulta más evidente aún desde el análisis puramente sensato. ¿Cómo es posible que la sentencia se base ahora en la nota de prensa que, esta vez sí el fiscal reconoció haber participado en su reacción, cuando anteriormente el propio Tribunal Supremo la consideró adecuada? ¿El alto Tribunal acaba enmendándose así mismo?

Como en Hamlet cabe asegurar que “algo huele a podrido en Dinamarca”.

A la única que han escuchado esos 5 ha sido a la Fiscal superior de Madrid, Almudena Lastra, enemiga acérrima del mismo y muy próxima a la presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso. ¿Casualidad?

Resulta también sospechoso que hayan ignorado el origen de todo el asunto, la nota elaborada por Miguel Ángel Rodríguez, su jefe de gabinete, con un bulo monumental, que eso sí ha quedado probado definitivamente.

La sensación después de todo este embrollo es que ganan los malos, los que están del lado de los presuntos delincuentes, quienes lanzan mentiras que distorsionan interesadamente la realidad y pierden los buenos, aquellos que han intentado que la verdad se imponga. Y todo eso con la complicidad vergonzante de una parte de la justicia.

Al final Ayuso, su jefe de gabinete MAR, su pareja Alberto González Amador, se salen con la suya protegidos por poderes fácticos muy poderosos.

Esta realidad hace un daño irreparable a nuestra democracia. No pueden, no deben ganar siempre los malos castigando a los buenos.

Ese señor parece evidente que se ha estado lucrando a costa de negocios sucios con el apoyo de la todopoderosa Ayuso. Antes durante la pandemia y ahora debido a su oscura relación con el grupo Quirón, que junto a Rivera Salud domina la sanidad madrileña.

Pero no solo se forró así, también desfalco a Hacienda, supuestamente robó a todos los españoles al no pagar sus impuestos y encima parece evidente que con esos beneficios se ha comprado un ático de lujo del que hace uso también la señora Ayuso. Eso en un momento de crisis de la vivienda, donde los jóvenes tienen tanta dificultad para acceder a ella es además de ilegal, inmoral.

Todo ello en un momento donde la terrible situación que se vivió en las residencias de mayores de Madrid durante la pandemia de Covid, con centenares de muertos, sean 7291 o 4580, emerge de nuevo.

También con el escándalo del Hospital de Torrejón, que deja al desnudo el negociete que la señora Ayuso tiene con la sanidad madrileña a costa de destrozar la pública y dar negocio fácil a la privada. Todo ello para perjuicio de sus usuarios.

Pero las preguntas que surgen son: ¿cómo es posible que se la siga votando?, ¿cómo consiguió mayoría absoluta en 2023?

Quizás porque todos estos escándalos no acaban de llegar a la ciudadanía, debido a un poderoso entramado de poderes mediáticos y económicos que la protegen. Ahora apoyados por parte del poder judicial.

¿Un país en el que esto puede suceder se puede considerar democracia plena?

Debemos romper ese muro protector de Ayuso con la complicidad de Feijóo y Abascal y sus poderosos grupos empresariales, económicos, mediáticos.

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