Ayuso intenta sacudirse las críticas sobre los negocios de su pareja y Quirón: “Son profundamente machistas”
El CEO de la empresa Ribera Salud que gestiona el hospital de Torrejón y otros centros públicos de la Comunidad de Madrid defiende en una reunión con directivos “desandar el camino” de reducción de las listas de espera hasta lograr unos beneficios de tres o cuatro millones de euros. La pareja de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador, opera con una identidad falsa dentro del Grupo Quirón, el gigante sanitario al que la Comunidad de Madrid ha pagado durante los últimos cuatro años 5.000 millones de euros, el doble de lo que tenía presupuestado.
Todo se ha conocido en la última semana. La respuesta de la presidenta madrileña en la Asamblea Regional fue hacer una cerrada defensa de las privatizaciones sanitarias, intercalar en su respuesta a la oposición ataques de todo tipo al Gobierno de Sánchez y sus socios y cerrar con un diagnóstico: las críticas a los negocios de su pareja con la principal adjudicataria de la Comunidad de Madrid son machismo.
Hace solo seis días, Ayuso había prometido “erradicar con contundencia” cualquier “mala práctica en el hospital de Torrejón”. Nada de eso está ya sobre la mesa. Las inspecciones exprés de la Consejería de Sanidad en el centro sanitario y sus entrevistas con los actuales gestores han dado como resultado que el centro funciona con normalidad y que no hay ningún reproche que hacer a las instrucciones de quien era su máximo responsable, Pablo Gallart, apartado del puesto desde que estalló el escándalo. Lo más que ha dicho un miembro del Gobierno es que sus palabras fueron “desafortunadas”, según el adjetivo que utilizó la titular de Sanidad, Fátima Matute.
En la sesión de control del parlamento regional, tanto PSOE como Más Madrid han sido hipercríticos con la gestión de la sanidad y han repetido que lo que dice el CEO de Ribera Salud en privado es lo mismo que llevan denunciando años en Madrid: los pacientes convertidos en clientes. No se quedaron ahí. La portavoz socialista Mar Espinar le ha recriminado que la propia Ayuso se lucra con las privatizaciones a través de Quirón y los negocios de su pareja, el comisionista Alberto González Amador, investigado por corrupción en los negocios por la venta de una sociedad a Fernando Camino, presidente de Quirónprevención.
Espinar viene repitiendo en cada Pleno que gracias a los pagos a Quirón, 5.000 millones en cuatro años, el doble de lo que preveían los presupuestos de la Comunidad, “Ayuso vive como dios” y puede disfrutar de un “ático dúplex”. Este jueves lo ha hecho con especial contundencia: “La señora Ayuso con nuestros derechos hace negocios, por eso tiene a Quirón sentado en su consejo de Gobierno [la consejera Matute trabajó durante 20 años en ese grupo sanitario] y por eso lo tiene sentado en el salón de su casa, por eso ahoga presupuestariamente a la sanidad pública pero entrega más de 5.000 millones al principal cliente de su pareja, que hoy sabemos que aunque lo hace con una identidad tan falsa como sus facturas y sus declaraciones de Hacienda, sigue operando para Quirón. Los madrileños seguimos perdiendo calidad en la sanidad pública mientras que usted y la panda de golfos que le rodea sigue viviendo como dios, ahora que vemos las orejas al lobo, cree que el sistema de sanidad público funciona correctamente?”.
En su turno, la portavoz parlamentaria de Más Madrid, Manuela Bergerot, percutió con los mismos argumentos: pagar a empresas privadas por reducir las listas de espera convierte a los pacientes en clientes e hizo un paralelismo con la situación de las residencias, también privatizadas, durante la pandemia y las 7.291 personas “a las que dejaron morir por no tener un seguro privado”. Bergerot recordó que mientras la Comunidad duplica los pagos a Quirón, la pareja de la presidenta cuatriplica el dinero que cobra del gigante sanitario y puso un nombre a todo eso: “cohecho”.
A la hora de las réplicas, Ayuso se deshizo en elogios hacia Ribera Salud: “Las cifras del hospital de Torrejón son muy buenas, atienden a 421.000 consultas externas, 90.000 más que el año pasado, han aumentado sus plantillas, han reducido las listas de espera, los pacientes les dan un 8,5 sobre 10 y estos hospitales de colaboración público-privada tienen los mejores robots, como los Da Vinci para operar, la protonterapia está salvando vidas a jóvenes y niños [...], se emplea la mejor tecnología, la inteligencia artificial”.
Y cuando aludió a Quirón, lo hizo para decir que tiene algunos de los mejores hospitales del mundo y que también opera cinco centros públicos en Cataluña (privatizados durante los gobiernos de CIU pero que hoy gestiona el socialista Salvador Illa) y es contratado por el Gobierno central. Sobre el papel de su pareja en el gigante de la sanidad... Ayuso atribuyó las críticas al machismo. Se lo dijo primero a Mar Espinar, del PSOE: “Con quién duermo, mi sofá, dónde se supone que vivo, son ustedes profundamente machistas”.
A Manuela Bergerot, Ayuso la acusó directamente de vivir del feminismo y en nombre de “las mujeres españolas” aseguró que todas ellas se avergüenzan de esta izquierda y del Gobierno central.
“¿Cómo no dicen nada ante la situación de María Corina Machado, que es la mujer más influyente del mundo libre, a la que ustedes persiguen mientras me juzgan mi vida personal y callan ante los abusos de la Moncloa, las del 'yo sí te creo, yo sí te creo' dicen 'es asqueroso' y no hacen nada porque son cómplices, viviendo del feminismo, viviendo de la mujer. Las mujeres españolas nos avergonzamos de esta izquierda, las mujeres españolas nos avergonzamos de su gobierno, machista, misógino”, clamó Ayuso entre una gran ovación de su grupo parlamentario, que arrancó con la consejera de Sanidad, Fátima Matute, poniéndose en pie y a la que siguió el resto de la bancada popular.
La intervención de Ayuso en la que le preguntaban por la situación de la sanidad pública en Madrid fue la ensalada habitual de los argumentarios del PP, que mezcló a Ábalos, a Koldo, las denuncias abusos contra Salazar destapadas por elDiario.es, y hasta el supuesto fraude del CNIO. Arremetió contra “los señoros machistas de la Moncloa” y concluyó: “Viendo los gustos de los socialistas que están yendo, ¿a quién van a poner a frente del PSOE, a Rocco Sigfredi [un famoso actor porno]? Cuál es el siguiente?”
Y en su último turno remató el balón que le había centrado su portavoz parlamentario, Carlos Díaz Pache, quien le preguntó cómo valora su propia política fiscal. La presidenta volvió a presumir de ser “la única región sin impuestos propios”. Luego ella y Pache agotaron el turno entre ataques al Gobierno de Sánchez y a sus socios, como hacen todas las semanas, sin que el presidente de la Asamblea, el popular Enrique Ossorio, exconsejero de Ayuso, llamase a nadie al orden para centrarse en la cuestión, como sí suele hacer con Más Madrid y los socialistas.
A Vox que le había preguntado al inicio de la sesión por las 25.000 viviendas públicas que prometió en 2019, cuando la extrema derecha ayudó a investirla presidenta, frente al candidato más votado, Ángel Gabilondo, le respondió que son el mejor aliado de Sánchez, y que a su portavoz, Isabel Pérez-Moñino, le faltan dos plenos para presentarse en la Asamblea con el pañuelo palestino.
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