Escisión del Yo en el PP

El PP trata habitualmente de anular sus desdichados y, en algunos casos, terribles actos políticos, contra unos hechos reales de datos irrefutables. Los ejemplos de las inundaciones de la Dana, los cribados del cáncer, la privatización de la sanidad pública, el abandono de los ancianos durante el Covid-19 en las residencias de Madrid, la quita de financiación y recursos públicos en educación y sanidad para entregárselos a empresas y centros privados, la gestión de los incendios en CyL (por mencionar sólo algunos de ellos).

Pero no tienen ningún reparo, ni pudor, en convocar mítines y ruedas de prensa para decir que hacen lo contrario de lo que en realidad están haciendo.

Bonilla, Ayuso, Feijóo y sus portavoces, todos ellos envían mensajes en contradicción con la realidad: “Nadie ha hecho más por la sanidad pública andaluza que mi gobierno del PP”, dijo Bonilla justo cuando ya había datos sobre el abandono de las mujeres con diagnóstico de cáncer de mama y los datos de que habían externalizado a empresas privadas servicios de la sanidad pública.

Mazón decía que había estado sin cobertura y aislado, y a la vez que estuvo todo el tiempo informado de la tragedia, pero que le correspondía a otros tomar las medidas pertinentes, por lo tanto él podía seguir con su placentera sobremesa tranquilamente.

Estos mensajes que contradicen la realidad vivida y que introducen la negación y la mentira como argumento, es la forma que tienen de convivir con un relato y el contrario a la vez.

Ya Freud, en su último escrito antes de morir, “Escisión del Yo en el proceso de defensa” (1938), le dedicó sus últimos pensamientos a este asunto. La escisión, una defensa que siendo habitual en el niño, los adultos pueden seguir utilizando para no caer en otro proceso psicológico de contradicción y culpa, o bien para satisfacer un deseo que entra en contradicción con la realidad.

Lo que este psiquiatra humanista dedujo es que esta actitud de convivir al mismo tiempo con una realidad inventada y la contraria auténtica, le lleva a uno a pagar un tributo que se traduce en “la irreparable desgarradura del yo”, en definitiva una rotura irreversible de la conciencia.

Psicológicamente me tiene muy intrigado ese recurso del PP de afirmar que ocurre lo contrario de lo que la realidad nos muestra. No sé si es un deterioro cognitivo que la derecha desarrolla por esa disociación de conciencia, o que realmente mienten conscientemente por mala fé y psicopatía o bien, como decía Lacan, por canallismo.