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ANÁLISIS

'Flashback 2015': el bipartidismo de PP y PSOE vuelve a mínimos ante el empuje de Ciudadanos y Unidos Podemos

Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, en La Moncloa.

Andrés Gil

La España de 2018 mira a 2015. Más de la mitad de los votantes no vota PP y PSOE. Y casi cuatro de cada diez vota a Unidos Podemos y Ciudadanos. Los principales actores políticos de la España de la Transición vuelven a pasar por sus peores momentos, según el barómetro del CIS publicado este lunes.

El previsible sorpasso demoscópico de Ciudadanos a Unidos Podemos –prácticamente sólo quedaba el CIS por constatarlo– se hace por el desplome del PP y el ascenso del partido de Albert Rivera, más que por un desplome de los de Pablo Iglesias y Alberto Garzón, que incluso ganan medio punto con respecto al CIS anterior, de octubre de 2017.


Evolución del voto, según el CIS

Fuente: CIS

¿Ha muerto el bipartidismo? El escenario que ha dibujado este lunes el CIS puede haberse vivido anteriormente. En las europeas de 2014, las primeras elecciones con Podemos, la suma de PP y PSOE se quedó en el 49,1%; y en el 20D el bipartidismo de PP y PSOE llegó al 50,7%, para pasar en el 26J al 55,7%.

Si Ciudadanos levantó la bandera española más alta que el PP en Catalunya y fue percibido como la herramienta útil frente al independentismo  –ganó las catalanas el 21D–, el PP intenta levantarse apelando también a las emociones con la prisión permanente revisable, aunque en este caso sea el de las víctimas de delitos violentos.

El PSOE permanece segundo y más cerca del primero. Sin embargo, los socialistas no terminan de capitalizar el efecto Pedro Sánchez –el PSOE ha pasado en seis meses del 24,9% al 23,1%, según el CIS–.

Tampoco parece rentabilizar el PSOE haberse puesto el traje de partido de Estado para ir de la mano de Mariano Rajoy en la respuesta a la crisis catalana y la aplicación del 155: de la mano de un PP que lleva año y medio en caída libre en las encuestas, acosado por la corrupción, la fractura territorial y la parálisis parlamentaria.

El escenario político se mueve por emociones. En una  entrevista reciente en eldiario.es, el propio Iglesias decía: “Cuando las preguntas son sobre la cuestión social nosotros podemos hacer compatibles las emociones con las soluciones más sensatas Entroncamos con un sentimiento de injusticia, de dolor ante lo que implicaban los desahucios, la emigración de los jóvenes, el paro o la degradación de los servicios. Ese es nuestro terreno. Nosotros somos la fuerza que representa esa emoción política frente a las élites.  Cuando entramos en el tema territorial nosotros estamos fuera de la geografía de las emociones. Ahí emocionan otras cosas, como la identidad 'Catalunya' o la identidad 'España' que se expresan a través de unos significantes muy concretos como son las banderas”.

Ese significante bandera es el que parece estar aprovechando Ciudadanos, extrapolando a España el éxito electoral el 21D, cuando fue la fuerza más votada en Catalunya. Y también del eje nuevo-viejo, que parece que vuelve a operar como ya lo hizo en 2015. De acuerdo con ese eje, Rivera puede aparecer ante cierto electorado como el líder de un PP renovado, que sigue refugiándose tras la imagen de un Rajoy que ha anunciado que volverá a presentarse en 2020 a la reelección: para entonces, habrá cumplido 37 años como cargo público –en 1983 fue elegido concejal de Pontevedra–. Y si vuelve el eje nuevo-viejo; Unidos Podemos también puede aparece como una alternativa ante el centenario PSOE que pacta con el PP “temas de Estado” como ha pasado con Catalunya.

2018 mira a 2015. Y en este flashback, el bipartidismo vuelve a mínimos y Ciudadanos y Unidos Podemos se presentan como alternativa.

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