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Ciudadanos ahonda su crisis en Catalunya con nuevas bajas y ceses que los críticos denuncian como “purgas”

El máximo dirigente de Ciudadanos en Catalunya, Carlos Carrizosa.

Carmen Moraga

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La dirección de Ciudadanos se prepara para afrontar los dos años que quedan hasta las próximas elecciones municipales y autonómicas con el vértigo de saber que la mayoría de las encuestas que se están publicando les dan por 'desaparecidos' en muchas de las instituciones en las que en 2019 lograron representación. Para insuflar ánimos a su mermada militancia, la formación celebró a mediados de julio una convención política en la que reivindicó la necesidad de seguir existiendo al ser, según proclamaron, “el único partido liberal que hay en España” que puede servir de bisagra entre la derecha y la izquierda para cerrar acuerdos y “evitar que los independentistas” y los “extremos” –en los que sitúan a Unidas Podemos y a Vox– condicionen la gobernabilidad del país.

Inés Arrimadas clausuró ese cónclave asegurando que de allí salían “más unidos” que nunca y cargados de “ilusión” con la intención de pasar página cuanto antes de los meses 'horríbilis' que han sufrido, con dos derrotas electorales: una en febrero, en su tierra, Catalunya –donde pasaron de 36 diputados a solo 6 y de ser la primera fuerza política a la séptima–; y otra poco después en la Comunidad de Madrid, donde perdieron los 26 diputados obtenidos en las anteriores autonómicas y se quedaron fuera del Gobierno y sin representación en la Asamblea de Madrid. Este desastre venía precedido del fiasco de la moción de censura en la región de Murcia que también les desalojó allí del poder.

Sin embargo, los deseos de “unidad” de la líder se están empezando a torcer dado que la crisis interna del partido continúa y las bajas y fugas siguen sucediéndose. Catalunya es uno de los lugares en donde las aguas internas bajan más revueltas desde la debacle sufrida a nivel autonómico. Allí el nuevo líder de la formación, Carlos Carrizosa, está preparando ya el terreno para esas próximas municipales y para ello ha optado por colocar como portavoces municipales en algunos importantes Ayuntamientos, como en los de Lleida y Girona, a dirigentes de su confianza destituyendo a los considerados “críticos”, que han calificado estos cambios como una “purga” en toda regla.

El malestar interno en Catalunya viene de lejos, después de que Arrimadas y su núcleo duro decidieran apartar fulminantemente a Lorena Roldán de la candidatura a la Generalitat y sustituirla por Carrizosa sin convocar primarias. La decisión trajo dos consecuencias casi inmediatas: Roldán se marchó al PP, que la fichó como número dos de la candidatura de Alejandro Fernández; y un grupo de exparlamentarios recurrieron la decisión y exigieron a Arrimadas que convocara primarias, una exigencia que la dirección no aceptó. A raíz de ese episodio y del hecho de que Carrizosa excluyera de las candidaturas a todos los críticos, comenzó a fraguarse un fuerte malestar interno que derivó en la aparición de Renovadores Cs. Este grupo, que crece cada día más, ha exigido responsabilidades a la líder por esos dos desastres electorales y la convocatoria de una Asamblea extraordinaria.

La primera represalia que sufrieron fue la destitución de uno de sus miembros, Pedro Miret, que fue cesado como consejero del distrito en el barrio de Sarriá-Sant Gervasi por la portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona, Mari Luz Guilarte. También fue apartado del mismo cargo Jordi Obón, considerado un dirigente cercano al exsecretario de Organización con Albert Rivera, Fran Hervías, fugado al PP.

Otros cargos municipales que se unieron a esa plataforma han empezado a pagar las consecuencias. Estos días ha trascendido que Carrizosa ha decidido abrir expediente de expulsión a los portavoces de los Ayuntamientos de Lleida, Ángeles Ribes, por “falta de implicación en el proyecto”; y de Girona, Daniel Pamplona, alegando “la continua vulneración del reglamento interno de la formación”. Ribes ha sido sustituida por la concejala Maria Burrel –“miembro de Organización y afín a la directiva”, afirman los críticos– y ha anunciado un recurso contra su expediente ante la Comisión de Derechos y Garantías del partido, sin descartar acudir a la Justicia “para que no se ponga en duda” su “trayectoria” ni su “honorabilidad”.

Además, como consecuencia de estas dos destituciones, la exdiputada en el Parlament, Sonia Sierra, anunció que se daba de baja del partido por la “deriva” que estaba tomando la formación, una decisión que anunció en Twitter.

Por su parte, Carrizosa justificó esos cambios en la necesidad de “dar un empuje” a las candidaturas municipales de cara a las elecciones del 2023. La reacción de los dirigentes de la plataforma crítica, Renovadores Cs, en su mayoría exdiputados del Parlament de Catalunya, no se hizo esperar. Sergio Sanz, María Valle y Carmen de Rivera trasladaron su apoyo a Ribes, destacando su “compromiso y lealtad” al proyecto del partido. “Un partido que quiera ser imagen de seriedad y credibilidad ante sus votantes no puede ser dictatorial con sus cargos y sus bases”, aseguró Valle.

El comité provincial de Lleida negó la mayor y subió una aclaración sobre la destitución de Ribes a Twitter.

Una crisis interna que no se limita solo a Catalunya

La crisis interna del partido se ha extendido a otras comundades. En Andalucía, donde acaban de sufrir la pérdida de Granada y han visto cómo el exregidor expulsado de Ciudadanos, Luis Salvador, entraba en el nuevo Gobierno del PSOE, el coordinador del partido y vicepresidente del la Junta, Juan Marín, ha empezado también a quitarse de en medio a dirigentes que no le son leales.

Uno de ellos es Fran Carrillo, uno de los hombres de confianza del exsecretario de organización de Ciudadanos en la etapa de Rivera, Fran Hervías, fugado ahora al PP. Carrillo ha sido destituido como portavoz adjunto de Ciudadanos en el Parlamento andaluz, cargo que ocupará ahora Julio Díaz. Pero los cambios han afectado a la propia portavocía del grupo, en la que Teresa Pardo sustituirá a Sergio Romero.

Pese a todo, Marín ha negado que esto se deba a una crisis interna y ha encuadrado todo dentro de “la normalidad”, mientras avanzaba que habrá más “reajustes” en el futuro en las portavocías de las comisiones provocadas por estos relevos. Pero en opinión de Antonio Espinosa, portavoz de Renovadores Cs, el líder del partido en Andalucía lo que quiere es “rodearse de las personas más próximas y desplazar a los que se encontraban más cerca de Hervías”.

En Jaén, Ciudadanos también ha decidido suspender cautelarmente de militancia a los concejales del Ayuntamiento María Cantos, Francisco Díaz y Miguel Castro, mientras se resuelve el expediente disciplinario abierto contra ellos “por incumplir la legalidad partidaria”, expulsando a una concejal del grupo, además de “incumplir direcciones del partido” en relación con la gobernabilidad en el Ayuntamiento de Jaén.

En este Ayuntamiento, el pasado mes de junio, el grupo municipal decidió romper el pacto de gobierno que sustentaba con el PSOE desde las elecciones de mayo de 2019, esgrimiendo para ello una serie de agravios entre los que incluyeron la concesión por el Gobierno central de los indultos a los independentistas catalanes. Tras un primer comunicado de Ciudadanos en Jaén negando esta ruptura, la dirección provincial advirtió de que aplicaría el régimen disciplinario a tres de los cuatro ediles que tomaron la decisión “sin autorización del partido”.

La crisis abierta en Murcia

Murcia es otro de los lugares en donde las aguas bajan más que revueltas. Cuatro meses después de la fracasada moción de censura presentada allí por Ciudadanos y el PSOE contra el propio Gobierno de coalición que sigue presidiendo el dirigente del PP, Fernando López Miras, la crisis en la formación regional se acentúa. Hace poco presentaron su dimisión Ana Martínez Vidal y Juan José Molina, dos de sus impulsores y también los principales valores de Ciudadanos en la comunidad murciana. La primera renunció a su cargo de coordinadora autonómica y el segundo al de secretario de Comunicación. Ninguno de ellos ha dejado su acta de diputado en la Asamblea Regional, donde comparten el Grupo Mixto con Podemos.

Este viernes se supo que la Junta Directiva de la agrupación de Ciudadanos en Alcantarilla, con el coordinador local, Alejandro Díaz, a la cabeza, ha formalizado su baja en el partido. Según explican los afectados en un comunicado, también se han ido en bloque del partido 19 de los 20 afiliados –el 95%– que conformaban una de las agrupaciones más numerosas de la Región. Tanto Alejandro Díaz como Diego Rosique, concejales en la corporación alcantarillera, pasan a partir de ahora a ser ediles 'no adscritos'. Junto con los miembros de la agrupación de Alcantarilla han presentado su renuncia en bloque también otros nueve afiliados de otras localidades. En una carta abiertas enviada a los afiliados, el hasta ahora coordinador de Alcantarilla explica los motivos de este abandono en masa de la formación de Arrimadas, desvelando una lista de gestos de desprecio que califica como “agravios y acoso” por parte de la actual dirección regional. El edil incluye entre esos “agravios” la “eliminación en contra de los estatutos del acceso de la agrupación de Alcantarilla a sus propios perfiles de redes sociales desde marzo, alegando problemas técnicos”. El edil añade que espera que ahora “los cargos orgánicos autonómicos dimitan, aunque solo sea por vergüenza” y denuncia que la moción de censura se presentó “sin argumentos ni motivación más allá de la ambición de poder, no se decidió ni elaboró de acuerdo a los estatutos, al no estar avalada por el Consejo General”.

Fuentes de la formación en Madrid tampoco descartan que después del verano, la crisis se extienda a varios municipios de la capital, que tras la dimisión de Ignacio Aguado ahora controla Begoña Villacís, con el abandono de numerosos ediles –que pasarían a ser 'no inscritos'– y que empiezan a organizarse en grupos de WhatsApp para ir conformando una plataforma de independientes de cara a las elecciones de la primavera de 2023.

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