Ya hay cuatro versiones contradictorias sobre el divorcio entre el PP y la trama Gürtel
En 2004 se acabó el idilio entre el PP y las empresas Gürtel, que había comenzado a principios de los años 90. Una relación que ayudó al progreso de la escenografía de los actos políticos, como explicó ‘El Bigotes’, pero que sobre todo contribuyó a engordar las cuentas de las empresas de Francisco Correa. Por el camino, una larga lista de cargos del PP se vieron beneficiados por la generosidad del líder de la trama y el propio partido utilizo las comisiones que ingresaba B para acudir dopado a las elecciones y remunerar en negro a su alto cargos.
El relato oficial hace coincidir la victoria socialista en las elecciones generales con la ruptura con Correa. La versión del PP es que en 2004 Rajoy cortó con Gürtel. Pero la evidencia, refrendada por los principales implicados de la Gürtel y por los policías que investigaron el caso, demuestra que la orden no fue tajante. Gürtel siguió trabajando para el PP valenciano y organizó el Congreso Nacional del partido en 2008. Rajoy impuso el cese de relaciones, pero no controló que sus órdenes se cumpliesen, cómo ha reconocido este miércoles durante su declaración.
La historia de cómo se produjo la ruptura con Gürtel depende de quién la cuente. Rajoy ha tenido hoy la oportunidad de dar su versión, después de que lo hicieran Correa y Luis Bárcenas. Según su testimonio, el entonces tesorero del partido, Álvaro Lapuerta, le citó a una reunión. “Me dijo que Correa usaba el nombre del partido en algunos municipios de Madrid y yo le dije: y eso qué significa, si había algún problema legal ahí y me dijo que que él supiera no, pero que no le gustaba la actuación del señor Correa. Entonces fue cuando decimos proceder a apartarlo de la contratación del partido”, ha explicado.
Durante su comparecencia ha revelado que existió una segunda reunión en la que también participó Esperanza Aguirre. Ahí se trataron directamente las irregularidades que se había producido en dos municipios madrileños, Arganda del Rey y Majadahonda. “Yo prácticamente no intervine en aquella reunión porque desconocía los temas pero sí se los contó delante de mí el señor tesorero a Esperanza Aguirre”, ha explicado Rajoy. Esas “irregularidades” eran los mayores pelotazos urbanísticos proyectados por la trama Gürtel.
“Yo, como Esperanza Aguirre era la presidenta del PP de Madrid, le dije que se ocupara de esos asuntos e intentase ver qué es lo que había ocurrido”. Rajoy delegó en la presidenta regional y se desentendió. No se investigaron más las irregularidades que estaba cometiendo Correa, que se presentaba como uno más del PP.
Una “envolvente” a Correa para sustituirle
La versión dista de la que ofreció Luis Bárcenas. Durante su declaración el pasado mes de enero aseguró que fue un empresario quien advirtió a Lapuerta y Rajoy sobre Correa. “Le hicieron una envolvente”, resumió. Ese empresario es el dueño de Licuas, Joaquín Molpeceres, donante del PP y que estuvo imputado en el caso de la caja B. Rajoy ha dicho este jueves que no le conoce.
Sin embargo, según Bárcenas, Molpeceres advirtió a Rajoy en 2004 de que Correa tenía controladas las adjudicaciones de los municipios madrileños gobernados por el PP. Nada se decidía sin pasar antes por él. Correa “se dedicaba a actividades ilícitas en ayuntamientos de la Comunidad de Madrid y cualquiera que quisiera hacer negocios en esos ayuntamientos tenía que pasar por su despacho”, le advirtió el empresario, según Bárcenas. Molpeceres acompañó esas advertencias de una donación de 60.000 euros registrada en la contabilidad B del PP. La orden que recibió el entonces gerente del partido fue inmediata: había que dejar de contratar con las empresas de Correa y este no podía entrar ya a Génova 13.
Ese relato de Bárcenas tiene una derivada. Cuando el PP cortó con Correa, Molpeceres se quedó parte del pastel. A través de su conglomerado de empresas se hizo con algunas adjudicaciones de administraciones controladas por el PP. Esa es la “envolvente” que describió Bárcenas, una jugada que buscaba desplazar a Correa para ocupar su lugar.
Crespo y un antiguo asesor de Aznar
El cabecilla de la trama tiene su propia versión de los hechos. Son dos, en realidad, porque durante el primer día de su declaración en Gürtel Correa dio una y la cambió al día siguiente. Primero apuntó a la enemistad política de su número dos, Pablo Crespo, con Rajoy. Habían pertenecido a las facciones enfrentadas del PP Gallego: Rajoy era del sector del birrete, en el que estaba también José Manuel Romay Beccaria, y Crespo era de la facción de la boina, a cuyo frente estaba Xosé Cuíña. Este último fue quien, después de que Crespo abandonase la política, sugirió a Correa que era un buen fichaje.
Esa fue la versión de Correa el primer día. El segundo dio otra distinta sin explicar por qué. Apuntó que el verdadero motivo para que se rompiesen las relaciones fue que las empresas de Gürtel incorporaron a su plantilla a Antonio Cámara, que había trabajado como asesor de José María Aznar. “Le fiché y Cámara tenía problemas graves con Rajoy y otras personas del PP”, aseguró entonces.
Cuatro versiones y ninguna coincide. El que más se esfuerza en sostener la suya el Rajoy. El contenido de la reunión que mantuvo con Lapuerta es clave, sobre todo el alcance de las revelaciones sobre las presuntas irregularidades de Correa. Rajoy ha insistido en que preguntó si había algo ilegal y su tesorero le dijo que no. Lo ha repetido durante varias veces en su comparecencia, porque de lo contrario supondría que Rajoy conoció la actividad de Gürtel, sus amaños, y dio orden de cortar relaciones sin investigar ni denunciar nada de lo que conoció.