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Abrigarse previene la gripe, un vino diario es sano y otros 48 falsos mitos sobre la salud, desmentidos por fin

Salud

Belén Remacha

Esther Samper es médica y comunicadora de la salud desde hace casi 15 años. En este tiempo ha escuchado muchas dudas y refutado consejos que al final son solo costumbres arraigadas que no se sustentan desde un punto de vista científico, solo por la tradición. A sí que ha escrito un libro desmintiéndolos: Si escuece, cura (Cálamo), que acaba de salir a la venta. “Son los mitos que llevas oyendo toda la vida, en la tele… que responden a la inercia y no nos planteamos si están bien o mal: la mayoría de las personas no tenemos tiempo de cuestionarnos cada paso que damos”, comenta.

En el mejor de los casos estas creencias son inocuas, otras llegan a ser peligrosas. Y tampoco los médicos son impermeables a ellas: “Hay tratamientos que están popularizados y con los años salen estudios que los refutan. En medicina es imprescindible estar actualizándose continuamente, y a veces para detalles concretos no ocurre”. Lo que sí son es universales, aunque varíen por edades: entre los jóvenes son más usuales las preguntas sobre resacas, entre mayores corren como la pólvora rumores sobre el agua oxigenada. En todo caso, para combatirlo, su receta es la información y divulgación.

Cabeza arriba si te sangra la nariz

Las hemorragias nasales, epistaxis o “que te salga sangre por la nariz”, es algo muy frecuente, sobre todo en niños menores de 10 años y adultos mayores de 50. En el imaginario, incluso en algunas indicaciones de primeros auxilios, está colocarse con la cabeza hacia atrás y algunas gasas en los orificios, pero en realidad así podemos irritarnos o tragar sangre. Lo aconsejable es sentarse e inclinarse hacia adelante y sonarse “con delicadeza” para expulsar los coágulos. Como tercer paso, taparse la nariz con los dedos y, solo así, obstruir. El sangrado casi nunca es grave, pero debe acudirse a urgencias si por ejemplo dura más de 15 ó 20 minutos, si es producto de un traumatismo, tenemos fiebre, se da con demasiada frecuencia, o se trata de un bebé de menos de dos años.

Una copa de vino al día es buena para la salud

Es creencia popular: una copa de vino al día alarga la vida. Lo sustentan la tradición y algunos estudios algo vagos. En abril de 2019, uno publicado en la revista The Lancet concluyó que el consumo moderado de alcohol incrementaba el riesgo de ictus: estaba detrás del 8% de los casos de accidente cerebrovascular isquémico. En síntesis, el problema es que las investigaciones solo muestran una parte de la realidad, y esta, como casi siempre, es muy compleja. “Es imposible que uno solo pueda analizar y registrar todos los efectos para la salud que ocurren por el consumo de alcohol”, concluye Samper. En el vino, por ejemplo, puede ser beneficiosa a la presencia que tiene de la molécula resveratrol. Pero deberíamos beber cientos de litros para que realmente lo notásemos, y entonces habría que tener en cuenta sus efectos perjudiciales.

Si alguien tiene una herida, corre a hacer un torniquete

Para Samper este mito es uno de los más peligrosos, por los riesgos que conlleva y por lo extendido. Todos hemos visto una escena de película en la que alguien resulta herido y, para detener la hemorragia, alguien le aplica un torniquete. Eso nos puede llevar a repetir la maniobra ante una emergencia. ¡Error! Si se hace mal, puede llegar a cortar la circulación sanguínea en la zona. El quid de la cuestión no está en la maniobra en sí, sino en quién la realiza, porque aunque lo parezca, no es sencilla. El Consejo Europeo de Reanimación respalda la técnica, pero siempre efectuada por “profesionales sanitarios con conocimientos específicos” sobre el grado de presión y la zona sobre la que ejercerla. El Instituto de Investigación Quirúrgica de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos calcula que un torniquete improvisado tiene una tasa de fracaso del 70%.

La milagrosa y misteriosa cura contra la resaca

Cada cierto tiempo salta la noticia, sobre todo alrededor de las fechas navideñas: una nueva cura para las resacas (vesaigas, en su terminología médica), bajo nombres como Morning Recovery, Getaday o Mano de Santo. La realidad es que no existe. Lo que causa la resaca es la deshidratación, el exceso de acetaldehído y la pérdida de glucógeno en músculos e hígado.

Sabiendo eso podemos usar algunos trucos para aliviarla: beber mucha agua durante y después; tomar comida ligera y evitar la grasa antes de acostarse o los analgésicos. Desde luego, evitar el consumo de alcohol adicional: lo que sí es todo un mito es ese “la resaca se cura con más cerveza”, porque acumulas más acetaldehído. En todo caso, Samper recuerda que “su deber” es indicar que no hay ninguna razón sanitaria justificada para beber alcohol. Y por cierto, otro mito relacionado con la deshidratación: la Coca-Cola o el Aquarius no sirven para la diarrea, no están pensadas para eso y no tienen las concentraciones de sales minerales necesarias. Lo mejor en esos casos, aunque sepan peor, son los sueros de farmacia.

Dejar de fumar embarazada da ansiedad, y es peor

No hay ningún motivo por el que sea beneficioso seguir fumando durante el embarazo, ni la típica creencia de que el estrés de dejarlo será peor que el hábito en sí: “Cualquier ansiedad que pudiera generarse no va a provocar los graves efectos perjudiciales sobre el bebé que sí sabemos con certeza que ocurren por el tabaco”, zanja Samper. Los riesgos de fumar durante el embarazo son muchos y están muy estudiados. Produce una disminución brusca del aporte sanguíneo a la placenta durante 15 minutos, en los que la frecuencia cardiaca del feto se eleva de forma significativa a la vez que se reducen sus niveles de oxígeno. Las posibles consecuencias más relevantes: aborto espontáneo, parto prematuro, malformaciones, retraso en el desarrollo y más vulnerabilidad al síndrome de la muerte súbita. Según un estudio del Instituto de Salud Carlos III de 2019, una de cada cinco mujeres en España fuma durante el embarazo; el 66% de ellas, hasta el parto.

“He pillado una ITS en el váter”

La única forma de contraer una infección de transmisión sexual (ITS) es manteniendo relaciones sexuales sin protección. Por muchas veces que se oiga o defienda, es extremadamente remoto que ocurra por compartir retrete con alguien con una ITS: tendría que dejar los suficientes fluidos con microorganismos patógenos sobre la superficie, y la otra persona entrar inmediatamente después y “frotarse a conciencia en sus mucosas o en una herida abierta”. Es decir, “que se alinearan los planetas”. La mayoría de bacterias y virus que provocan ITS no sobreviven fuera del cuerpo humano más de 10 segundos. Además, la parte del cuerpo que posamos ahí son las nalgas y muslos, y la piel libre de heridas es una gran barrera contra los microorganismos. Samper da un dato: realmente, es mucho más infecciosa, de 3 a 10 veces más, la pantalla de nuestro móvil, que nadie desinfecta, que un asiento de retrete público al uso, que suele desinfectarse al menos diariamente. Y hay otro factor: en contacto con nuestro smartphone están nuestras manos, que es con lo que realmente tenemos que ser cuidadosos con todo tipo de infecciones (no con las ITS).

Si no te abrigas, cogerás la gripe

El consejo es recurrente en invierno: “Abrígate, que te vas a resfriar”. Parece de sentido común, porque las epidemias de gripe aparecen durante los periodos de frío. Pero el razonamiento es erróneo, califica Samper, porque las causas de gripes y resfriados son exclusivamente los virus. Si no te expones a ellos, da igual que estés en Siberia, en bañador y a menos 40 grados, no te contagiarás. O al revés, puedes llevar mil capas, que si te acercas demasiado a un individuo con gripe la contraerás igual. Que las epidemias coinciden con el frío responde a diversas razones, la principal, que en esas épocas la gente pasa más tiempo en interiores y se fomenta el contacto entre personas. También que el frío disminuye las defensas de nuestras mucosas de las vías respiratorias, y que los virus sobreviven más tiempo fuera del cuerpo humano a bajas temperaturas. Y eso tampoco se soluciona abrigándose. De nuevo, lo mejor para huir de gripes y resfriados es la higiene. De media, un adulto padece entre dos y cuatro catarros por año y una gripe cada cinco.

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