En España no se compran cadáveres: así funciona el sistema de donaciones vulnerado por una trama en Valencia
La noticia sobre la desarticulación en València de un entramado criminal que se dedicaba a la venta de cadáveres para la investigación anatómica tiene ecos de otro tiempo, de aquellos en que los médicos pagaban a ladrones de tumbas para conseguir material para aprender su profesión. Pero esto es una anomalía en España, donde las donaciones de cuerpos están perfectamente reguladas por la ley (que impide “obtener compensación económica ni de ningún otro tipo por la donación de ninguna parte del cuerpo humano”) y se coordinan a través de programas de las propias universidades y las comunidades autónomas. De acuerdo con la legislación vigente deben ser donaciones desinteresadas, tanto por parte del donante y su familia como de la universidad que lo recibe, y las transacciones, cuando las hay, son simplemente para cubrir los gastos de las funerarias.
La noticia ha cogido al sector a contrapié por inesperada. “Aquí no hay mercadeo, las donaciones son absolutamente gratuitas”, explica Miguel Guirao, profesor de Anatomía humana de la Universidad de Granada (UGR). “Hoy los departamentos de Medicina tienen protocolos estrictos y están obligados a costear el desplazamiento del cuerpo y el entierro, pero no pagan por él”.
En las webs oficiales de estos programas se explica con detalle qué pasos hay que dar para donar el cuerpo a la ciencia, que puede hacer el propio interesado en vida o bien su familia, si expresó este deseo pero no rellenó el formulario de autorización. Y se detallan los papeles necesarios para el procedimiento. En ocasiones, por ejemplo en el caso de la Autónoma de Madrid (UAM), la propia web especifica desde el primer momento que el acto es “altruista” y que el centro no tiene ánimo de lucro. El protocolo se sigue al milímetro y, explica la decana de la Facultad de Medicina, Pilar López, es prácticamente imposible saltárselo.
Según la investigación realizada por la Policía Nacional en el caso de Valencia, los detenidos retiraban los cuerpos que nadie reclamaba de hospitales y residencias con el objetivo de venderlos posteriormente a universidades para su estudio por 1.200 euros cada cadáver. Y para ello falsificaron la documentación. “Para recibir un cuerpo exigimos varios documentos”, explica Alino José Martínez Marcos, vicerrector de Ciencias de la Salud de la Universidad de Castilla-La Mancha y responsable del programa de donación de cuerpos de esa comunidad. “En primer lugar está el certificado de donación, firmado por el donante o la familia, que es el fedatario de que esta persona mostró su voluntad”, detalla. “Después está la copia del certificado de defunción, y la funeraria tiene que pasar antes por el juzgado y que este autorice la posterior incineración o enterramiento cuando se deje de utilizar”.
Los gastos del proceso
¿Por qué paga la Universidad que recibe el cuerpo? En ningún caso abona por el cadáver, sino por los gastos que produce su desplazamiento, cuidado y el destino que se le da cuando ya no sirve para la docencia o investigación. “La universidad asume los costes de transporte, la preservación para que no se pudra y del enterramiento o la incineración”, explica Martínez Marcos. En el caso de la Universidad de Castilla La-Mancha tienen un convenio marco: el coste del trasporte interprovincial está en torno a 1.000 euros y el intraprovincial, en unos 500 euros. Y la incineración cuesta alrededor de 600 euros.
La universidad nunca paga por el cadáver, sino por los gastos que produce su desplazamiento, cuidado y el destino que se le da cuando ya no sirve para la docencia o investigación
“Nosotros lo que hacemos es aceptar donaciones, sin ningún tipo de interés económico”, incide Juan Antonio Montero Simón, director del departamento de Anatomía y Biología Celular de la Universidad de Cantabria, que confirma que los precios de su convenio son similares a los de Castilla-La Mancha. “La funeraria es la que se encarga de todos los trámites legales, nos traen el certificado de defunción y también se encargan del traslado del cadáver desde el hospital hasta la facultad y los permisos. Cuando termina la vida útil, se incinera y el coste lo asume la universidad”.
Un proceso similar relata López, de la UAM. “No solo no pagamos –es un programa de donantes voluntarios–, es que tenemos una funeraria asignada para estos programas precisamente para evitar irregularidades. Está todo explicado en el programa de donantes en la web, y ahí se advierte a los familiares que donan que no contacten con ninguna funeraria que no sea la oficial”, explica. A veces, como en el caso de La Montañesa, en Cantabria, la funeraria no cobra ni siquiera los gastos de transporte. “A nosotros nos avisan del Hospital de Valdecilla, que se encarga del papeleo, y lo llevamos gratis a la facultad de Medicina” explica Joaquín Cavero, gerente de la empresa.
Exceso de oferta
¿Hay escasez de donantes de cuerpos como para que alguien haya decidido salirse de los conductos oficiales? “En las facultades de Medicina, muchos departamentos de anatomía tienen todos un exceso de oferta de cadáveres”, explica el reconocido antropólogo forense Miguel Botella a elDiario.es y corrobora la decana López. “Por eso me resulta extraño eso de la venta por solo 1.200 euros, cuando a título gratuito se ofrecen muchos más”. Incluso hay familias que lo hacen para evitarse el alto coste de dar sepultura a una persona, cuentan quienes conocen el proceso.
“Es verdad que hay muchos donantes, pero que también es verdad que hay cada vez más facultades de Medicina y un programa de donación de cuerpos lleva años o décadas consolidarlo”, matiza Martínez Marcos desde Castilla-La Mancha. “Nosotros tenemos más de un millar de donantes en la base de datos y cada año entran alrededor de una veintena de cadáveres en dos facultades”.
Para burlar este sistema tiene que haber una universidad que acepte recibir en estas donaciones o que engañen a la propia universidad
La oferta suele ser, por tanto, suficiente, según confirman responsables universitarios, por lo que comprar cadáveres, además de irregular es innecesario. “Hay un exceso de donantes, al menos en Cantabria”, corrobora el responsable de La Montañesa. “Y me extraña mucho que alguien se pueda saltar los estrictos controles”.
“Todas las especialidades médicas vienen a nuestros departamentos para hacer cursos de disección, pero las piezas vienen perfectamente regularizadas, con todo el papeleo”, confirma Miguel Guirao, de la Universidad de Granada. “Para burlar este sistema —asegura Martínez Marcos— tiene que haber una universidad que acepte o que engañen a la propia universidad”. De momento, en el caso de València, las tres universidades de la comunidad que tienen Facultad de Medicina –Universitat de València (UV), Universidad Católica (UCV) y Universidad Cardenal Herrera CEU– han asegurado no tener nada que ver con esta investigación, aunque la policía ha señalado que un centro adquirió los cuerpos. Ni siquiera todas las universidades tienen necesariamente sala de disección, una infraestructura cara.
Todos los implicados en este sistema coinciden en un aspecto: “Las donaciones son siempre altruistas y realizadas en vida”. Aunque todavía faltan muchos datos y muchos cabos por atar para entender qué ha pasado en la trama valenciana y cómo, hay que tener en cuenta, según los expertos, que además de los grados de Medicina, en el ámbito docente, también son necesarios cuerpos para los posgrados, los cursos de especialización, donde se mueve más dinero y a veces hay más demanda de estos cuerpos.
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