La “nueva era” global contra los derechos LGTBI impulsa un Orgullo que reivindica los 20 años de matrimonio igualitario
Se prohíbe hablar de homosexualidad en las escuelas de Bulgaria. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firma un decreto contra las personas trans en el Ejército. Vox y el PP pactan en la Comunidad Valenciana rebajar la Ley Trans. Hungría prohíbe por ley la celebración del Orgullo en Budapest. El estado de Iowa promulga una ley que elimina la transfobia de los motivos de discriminación. Vox veta la colocación de la bandera arcoíris en el Ayuntamiento de Toledo. Se prohíbe la donación de sangre de hombres gays o bisexuales en Grecia. Georgia aprueba una ley que limita a las organizaciones de la sociedad civil. El Gobierno de Madrid recorta las leyes LGTBI.
Pueden parecer hechos aislados, pero no lo son: se trata de algunas de las acciones llevadas a cabo en el último año por la ultraderecha en diferentes países del mundo contra las personas LGTBI, a las que ha declarado como enemigas. Las estrategias varían, pero comparten un mismo patrón, el de legislar para tumbar avances y erosionar las protecciones legales que el colectivo ha ido conquistando. Por eso, el Orgullo saldrá este sábado a la calle en Madrid como colofón a una protesta que se celebra en todo el mundo y que en esta ocasión pone el foco con especial atención en “la ofensiva ideológica y legislativa” que se extiende a nivel global y provoca “un retroceso alarmante de derechos”.
Con el impulso del Orgullo de Budapest, que solo hace una semana llenó las calles de la capital húngara pese al veto de Viktor Orbán, el español quiere convertirse también en un dique frente a la ultraderecha. “No exageramos cuando decimos que lo que costó décadas conquistar puede perderse en meses”, advierte la presidenta de la Federación Estatal LGTBI+, Paula Iglesias. Los colectivos saldrán a calles para rememorar el vigésimo aniversario del matrimonio igualitario en España, que se ha cumplido esta semana, y al mismo tiempo plantarse ante “la ola reaccionaria” que está aprobando “leyes discriminatorias” que “amenazan los pilares de la democracia”, incide FELGTBI+.
Así, bajo el lema “20 años avanzando en derechos: ni un paso atrás”, la manifestación partirá a las 19.00 horas desde Atocha, a la que le seguirá el habitual desfile de carrozas de organizaciones sociales, partidos y empresas. “Hacemos un llamado a una movilización firme y constante en un momento crítico” porque “los derechos LGTBI están en juego”, avisan los organizadores.
El “absoluto privilegio” del matrimonio perdido
Desde junio de 2005 más de 75.000 parejas del mismo sexo se han casado haciendo uso de la reforma del Código Civil impulsada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a pesar de la férrea oposición de la Iglesia y la derecha. “Tras España, se produjo luego una cascada de aprobaciones en todo el mundo. La pérdida de ese privilegio absoluto de la heterosexualidad tiene mucho que ver con la reacción ultra que estamos viendo ahora”, analiza la expresidenta de la FELGTB y exidrectora del Instituto de las Mujeres Beatriz Gimeno. “El matrimonio es uno de los puntales de su visión tradicional del mundo y no estaban preparados para perderlo tan rápidamente. Es como si ahora estuvieran diciendo 'nos pasó una vez y no nos va a volver a pasar”, añade.
El poder de la ultraderecha de Vox ha escalado en los últimos años y aunque el matrimonio igualitario no forma parte de los avances que ataca públicamente, el partido integra una constelación de actores que tienen entre sus objetivos la defensa de la familia tradicional. Son las asociaciones, think tanks y entidades jurídicas punta de lanza del movimiento antifeminista y antiLGTBI que busca imponer su agenda en todo el mundo y que también operan aquí. De hecho, España y Hungría son dos de los cinco estados que más dinero destinan a esta ofensiva, según un informe reciente del Foro Parlamentario Europeo sobre Derechos Sexuales y Reproductivos (EPF).
De momento, estos actores no reclaman en España la derogación del matrimonio igualitario, quizás porque es uno de los países de la Unión Europea que más lo respaldan –un 87% según el último Eurobarómetro–, pero lo que sí ponen en la diana la extrema derecha y los sectores ultracatólicos son otras cuestiones como la educación afectivo-sexual en las aulas, la visibilidad o las políticas en favor de las personas trans. Y allí donde tienen poder autonómico y municipal, no solo no dan pasos hacia adelante en la protección de las personas LGTBI, sino que han iniciado una regresión normativa. En algunos casos en alianza con el PP, en otros es la formación de Alberto Núñez Feijóo la que la lidera.
La corriente global
Estos conatos nacionales de retroceso forman parte de la corriente internacional que “está alimentando el sentimiento antiLGTBI para impulsar leyes que restringen derechos”, remarca en su informe anual ILGA Europa, que agrupa a 700 organizaciones de medio centenar de países europeos y de Asia central. La organización advierte sobre “una nueva era” de ataques coordinados contra el colectivo, que se ha convertido en “un caldo de cultivo de leyes” que no solo limitan avances legislativos que afectan a personas gays, lesbianas, bisexuales o trans, sino que “erosionan la propia democracia” en toda Europa.
“Lo que comienza como un ataque a los derechos LGTBI se convierte rápidamente en un ataque más amplio contra los derechos y libertades de toda la sociedad. Esto no es un problema LGTBI, es una crisis para los derechos humanos y la democracia en su conjunto”, en palabras de Chaber, director ejecutivo de ILGA-Europa. Precisamente el Orgullo de Budapest se convirtió el pasado 28 de junio en un símbolo frente a la ola ultra. Quienes asistieron a la masiva manifestación no estaban ahí solo por los derechos LGTBI, sino por mucho más. “Esto no se trata solo del Orgullo”, decía una de las asistentes.
El informe de ILGA no solo destaca el caso de Hungría, también denuncia la eclosión de “leyes antipropaganda” a imitación de la húngara y la de Rusia que bajo el pretexto de la protección infantil “restringen o impiden por completo la inclusión de temas LGTBI en los programas educativos” y en otros ámbitos públicos. Unas legislaciones que en el último año se han propuesto o aprobado en países como Azerbaiyán, Bielorrusia, Bulgaria, Eslovaquia, Georgia, Kazajistán y Rumania. En este último país, junto a Letonia, los intentos de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo fueron también bloqueados, añade el informe.
La organización remarca la “notable tendencia” a la adopción de las llamadas “leyes sobre agentes extranjeros”, también “inspiradas en la legislación rusa”, que “estigmatizan y reprimen cada vez más a las organizaciones LGTBI” y que han sido propuestas en Bulgaria, Georgia, Hungría, Kirguistán y Montenegro.
Destaca ILGA también la “normalización” del discurso de odio hacia las personas LGTBI, “a menudo alimentado por figuras públicas e instituciones estatales”. Una tendencia, sostiene en el informe anual, que “se ha observado sistemáticamente” en toda Europa, aunque destaca países como Albania, Italia, Bélgica, Bosnia y Herzegovina, Moldavia y Rumanía, donde coaliciones conservadoras “perpetúan narrativas dañinas que acusan a la comunidad LGTBI de socavar valores familiares y desestabilizar a la sociedad”.
Pero en el mapa de los derechos LGTBI no son todos los puntos negativos. Paralelamente, los avances se siguen produciendo e ILGA detecta un incremento del activismo y de la movilización que este sábado quieren demostrar también la Federación Estatal LGTBI y COGAM, organizadores de la manifestación madrileña. La organización internacional resume así el contexto de polaridad que atraviesa el mundo: “Los ataques a las marchas del Orgullo están en aumento, pero lo que también está creciendo es el número de manifestaciones convocadas”.
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