Electrocución, redes más tupidas y 'pezqueñines': lo que oculta la propuesta de reglamento de pesca europeo
La Unión Europea está revisando las reglas de la pesca: dónde, cuándo y cómo faenar. Una nueva regulación que las instituciones europeas deben usar para reforzar la protección marina y que, en este momento, se arriesga a dar entrada a prácticas, al menos, sospechosas de arrasar con los ecosistemas oceánicos en su búsqueda de pescado para el mercado.
Cada año, miles y miles de ejemplares de fauna marina mueren en las artes de pesca sin ser una especie objetivo de la industria. Los técnicos lo llaman bycatch. La organización WWF calcula que son el 40% de las toneladas pescadas. Y el Consorcio Wildlife bycatch reduction, cifra en 7,3 millones de toneladas de “vida marina” en todo el mundo.
La imagen puede ser la siguiente: un pesquero arroja sus anzuelos cebados al mar y, antes de que se hundan, una bandada de aves se lanza a por alimento. Quedan prendidas en el gancho y mueren. Así hasta 200.000 ejemplares al año en las diversas artes pesqueras en aguas de la Unión Europea.
Estos accidentes diezman las poblaciones de gaviotas, patos o pardelas. De hecho la mitad de toda la mortalidad registrada para el ave más amenazada de Europa, la española pardela balear, se debe a estas capturas erróneas.
Mientras, miles de toneladas de peces acaban en redes que no los buscan ya sea porque no son una especie comercial o porque ni siquiera tienen el tamaño legal para venderse. Por ejemplo, los arrastreros llevaron a los tiburones ángel y las rayas a situación “crítica” de conservación. Los palangres utilizados para el pez espada o los atunes han terminado por acabar con muchos tiburones azules.
Además, las redes, de paso, enredan otra fauna marina protegida legalmente como las tortugas (45.000 al año), los delfines, marsopas, ballenas, corales… El Parlamento Europeo afronta dividido este martes un pleno para fijar su postura sobre el nuevo reglamento de pesca que regula cómo, dónde y cuándo se debe faenar. Hay que tener en cuenta que las flotas de la UE pescan más de cinco millones de toneladas cada año, según Eurostat.
Cada arte de pesca industrial, cada especie y casi cada región marítima presenta sus peculiaridades a la hora de abordar la pesca errónea. Actualmente, una pléyade de 33 normativas comunitarias hacen referencia a esta cuestión. El proyecto trata de simplificar y unificar la legislación. Pero ha terminado en división generalizada.
División generalizada
Porque están divididos internamente algunos grupos políticos como los socialistas europeos. Pero también hay división sobre si se debería votar ahora esta revisión o si no sería mejor revisar con más tiempo los análisis técnicos. Todo eso debe dirimirse en Estrasburgo este martes. En estas, muchos grupos ecologistas ven que se ha aprovechado la regulación para rebajar o eliminar medidas de protección ecológica que estaban siendo aplicadas, a saber: la prohibición de la pesca eléctrica, los dispositivos sonoros que ahuyentan a los animales de las artes pesqueras, la imposibilidad de echar redes de enmalle en diversas latitudes. También se contempla el cambio en el tamaño de la malla de las redes lo que puede llevar a que entren peces más pequeños.
“Estamos muy decepcionados con la postura en el Parlamento porque no se toma conciencia de que las capturas accidentales son un problema generalizado a todo tipo de artes pesqueras, especies vulnerables y regiones”, explica Pep Arcos, responsable del programa marítimos de SEO/Birdlife. “Hay evidencias de que no es solo un problema ético sino que tiene impacto sobre las poblaciones”.
Sin embargo, la patronal europea Europêche ha alabado el proyecto ya que, han explicado, “afronta algunos puntos cruciales para los pescadores”. Así, por ejemplo, han visto con buenos ojos que se pasara de poner un límite general permitido del 5% para capturas de ejemplares por debajo del tamaño mínimo legal – “arbitrario y no realista. Imposible de cumplir”– a variar ese umbral según las zonas. Con todo, ven espacio para aumentar “la flexibilidad”.
38 ONG han enviado a los eurodiputados una carta conjunta en la que consideran que la postura de la comisión de pesca para la nueva norma “mina peligrosamente los estándares ambientales”. Según su criterio, tal y como se presenta la nueva regulación acabará por “incrementar el número de ejemplares inmaduros que son apresados en las redes con impactos catastróficos tanto para los recursos como para las comunidades pesqueras”.
“Estamos viendo que se aprovecha el proceso para eliminar algunas medidas que evitaban o mitigaban el bywatch”, asegura Ignacio Fresco, que coordina la campaña pesquera de WWF en Estrasburgo. “Entendemos que ningún pescador quiere que caigan en sus redes especies que no pueden aprovechar pero para que apliquen medidas efectivas hacen falta objetivos y calendarios concretos”, añade. “Es un problema suficientemente generalizado como para que cada país haga lo que le convenga cuando le convenga”, apostilla Arcos que asegura que “las soluciones tienen que venir de la mano del sector pesquero”.
Tras la decisión que salga del Europarlamento, se incorporarán a las negociaciones la Comisión Europea y el Consejo (que incluye a los gobiernos de los Estados Miembro). Tradicionalmente, estos dos organismos presentan posturas menos ambiciosas que las que lleva sobre la mesa la Cámara. Para esta normativa, el representante del legislativo será el español y miembro del PP, Gabriel Mato.