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Juego de Tronos y la parábola de las grandes cadenas que se resisten al éxito

Juego de Tronos mirando hacia el futuro

Marta Peirano

Berlín —

¿Fue Gossip Girl un éxito? Haciendo números a la vieja usanza tendríamos que decir que no. Con sólo 2,6 millones de espectadores por episodio, su audiencia estaba muy por debajo del mínimo requerido para justificar una segunda temporada (en el puesto número 105 para ser exactos), pero la serie llego a tener siete. ¿Su secreto? Ser el programa más descargado de la Red.

Gossip Girl no era la primera serie en pegar el campanazo en Internet, pero sí la primera en triunfar exclusivamente en un mercado que sus patrocinadores todavía no sabían cómo explotar.

'Me para demasiada gente por la calle para justificar los datos de audiencia - declaró Blake Lively, su actriz protagonista. -¿Cómo puede ser? No es ningún misterio; Gossip Girl no era un programa apto para adultos (su segundo slogan fue “La pesadilla de todos los padres”) y su audiencia prefería disfrutar de las escenas de sexo en limusina, consumo de sustancias ilegales y abuso de la tarjeta de crédito paterna en la intimidad de su dormitorio, en lugar del salón familiar. El programa era un fenómeno cultural, pero no televisivo. Como admitió Dawn Ostroff, presidenta de la cadena, Gossip Girl había cambiado las reglas del juego.

Tras un patético intento de “contener” las últimos capítulos de la temporada para que “el epicentro del universo Gossip Girl tenga lugar en la programación de The CW”, la compañía se centró en la fuente más obvia de bonanza económica: product placement. El culebrón del Upper East Side era un vehículo perfecto para vender ropa, tecnología, cosméticos, lencería, bebidas y zapatos a la generación de adolescentes obsesionadas con la imagen que multiplicaban los efectos en sus propios fashion blogs. La fórmula sin embargo no vale para todos. ¿Qué hacemos con Game of Thrones?

La paradoja del programa más descargado de 2012

Con más de cuatro millones de descargas por episodio, GGoT tiene el honor de ser el programa más “pirateado” de2012. Unas horas después de que alguien subiera el primer episodio de la tercera temporada, a OpenBitTorrent, ya había 163.088 personas compartiendo el torrent y 52.786 descargándolo. A diferencia de Gossip Girl, Game of Thrones es un programa para compartir en familia, y ha sido un éxito incontestable de audiencia para su cadena, HBO, con 6.7 milliones de espectadores pegados al televisor el domingo por la noche. Pero la cadena ve el vaso medio vacío, porque hay millones de fans viendo la serie sin pagar. Como las discográficas y las editoriales antes que ellos, HBO considera que cada episodio descargado fuera de su red de distribución es dinero que ha sido robado de su bolsillo. Visto así, el éxito le está saliendo realmente caro.

Pero hay “piratas” que quieren pagar y no pueden. En un entorno globalizado, los fans de fuera de EEUU tienen que esperar para ver la serie, quedándose fuera de la conversación, un maratón de impresiones que empieza con tuits durante el programa y continúa en los blogs, foros y redes sociales con un alud de reseñas, parodias, remezclas y otras actividades propias de la creatividad 2.0. Las cadenas están haciendo un esfuerzo por estrenar las series de éxito de manera sincronizada, pero las cosas de palacio van despacio.

Más gordo aún; la cadena se ha negado a licenciar sus programas a servicios de streamming como Hulu o Netflix. Para competir con ellos ha creado HBO Go, una suscripción por 8 dólares al mes que ofrece acceso a todos los capítulos de todos los programas de la cadena desde las tabletas, móviles y televisores con conexión a la Red. Un plato suculento, salvo por un pequeño detalle: para poder acceder al servicio hay que tener una suscripción por cable o vía satélite que cuesta unos 100 dólares. Y eso para una audiencia que se haya acostumbrado a comprar canciones sueltas a 99 céntimos y que no tienen televisor.

La contradicción ha tenido dos protagonistas. El primero ha el diseñador Jake Caputo sido y su campaña “Take my money HBO” en la que preguntaba a los usuarios cuánto pagarían por una suscripción directa a HBO Go. El resultado fue interesante; la media está dispuesta a pagar unos 12 dólares al mes, 145 dólares al año para tener acceso a sus programas favoritos sin tener que piratearlos ni pagar por la tele tradicional. La cadena dijo gracias pero no, gracias.

Como ocurre con los periódicos en papel, el futuro está en la Red pero sus ingresos están en la tele por cable, así como su círculo de apoyo. Como explicaba Ryan Lawler en Techcrunch, saltarse los canales tradicionales para conectar directamente con su audiencia online les haría perder el apoyo de sus distribuidores de sus principales plataformas, el último gran intermediario de las grandes industrias mediáticas. Y el diablo está en los detalles: se rumorea que House of Cards no puede aspirar a los Emmy porque “técnicamente” no es televisión.

El segundo protagonista ha sido el propio George R.R. Martin, autor de las novelas originales, que dijo en una entrevista que la piratería era “un piropo” y que a veces está justificada. Tenemos que enfrentarnos al hecho de que nuestra serie es el programa más pirateado del planeta-declaró en una entrevista- Creo que la mayor parte viene de Australia. Hay un retraso de seis meses y la gente no quiere esperar tanto y por eso lo descargan. David Petrarca, uno de los directores de la serie, también dijo que la piratería probablemente contribuye a aumentar la popularidad del show. Los dos tardaron menos de 36 horas en retractarse y declarar las descargas ilegales un crimen contra la humanidad.

Para HBO tener el programa más visto de la historia de la televisión es tener el vaso medio vacío. En ese orden de cosas, los fans de Game of Thrones en EEUU tendrán que seguir viviendo del cable de sus padres y los otros doce millones seguir quebrantando la ley.

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