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The Guardian en español

Perseguir al virus en una gran ciudad: Nueva York forma a miles de rastreadores de contagios de COVID-19

Varias personas disfrutan del buen tiempo en el Domino's Park de Brooklyn, Nueva York, este 16 de mayo

Miranda Bryant

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Nueva York se enfrenta a un enorme reto, poner en marcha uno de los mayores sistemas de rastreo de contagios de Estados Unidos al mismo tiempo que se prepara para el regreso a la actividad tras dos meses de confinamiento.

El gobernador del estado, Andrew Cuomo ha anunciado que se está reclutando “un ejército de personas para trazar los contactos de cada caso positivo” en un “programa sin precedentes que liderará la rastreabilidad de contagios a nivel nacional”. El alcalde de la ciudad, Bill de Blasio anunció una división de pruebas y seguimiento de casos que, dijo, “llevará la voz cantante a la hora de realizar pruebas y rastrear los contactos a una escala que no hemos visto antes ni en esta ciudad ni en este país”.

Se cree que la trazabilidad o rastreabilidad de los contagios será uno de los componentes fundamentales a la hora de desescalar las medidas de confinamiento. Implica preguntar a cada paciente que ha dado positivo por COVID-19 que recuerde a todas las personas con las que ha tenido contacto cercano desde que se infectó y pedir a esas personas que se aíslen para ayudar a evitar la propagación del virus. En países como Corea del Sur y Alemania se asume que esa rastreabilidad temprana ha sido uno de factores que ha permitido disminuir el impacto del virus.

Pero, mientras la ciudad de Nueva York pone en marcha sus planes de contratación y formación de miles de rastreadores, los expertos advierten de las dificultades implícitas a su aplicación en una ciudad de 8,6 millones de habitantes en la que la pandemia ha dejado más de 20.000 víctimas. 

Y De Blasio, que está montando su propio equipo para la ciudad, unos 5.000 rastreadores además de los que contratará el estado de Nueva York (entre 6.400 y 17.000), ve cómo aumentan las preguntas sobre la organización de este dispositivo.

El doctor Tom Frieden, que dirigió los Centros para el Control y Prevención de enfermedades de Estados Unidos (CDC) y fue Comisionado del Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York, dice que “hay retos enormes en la ciudad de Nueva York, desde la extensión de la epidemia aquí, que es muy grande, a la movilidad de la población en la zona metropolitana”. Añade que “es la mayor emergencia sanitaria en más de un siglo y la ciudad de Nueva York registra un número de muertes estremecedor”.

Frieden, que es presidente de Resolve to Save Lives, una de las organizaciones implicadas en el movimiento por la rastreabilidad, afirma que entre los retos identifica elementos como la densidad de población, la confianza en el transporte público y el volumen de viajes intraurbanos.“Todo lo que amamos de una ciudad como Nueva York… la hace más susceptible y más compleja en cuanto a trazado de contactos”, asevera. Añade que los edificios en los que habita mucha gente, entre los que se encuentran las residencias, las instalaciones correccionales y los refugios de personas sin hogar son también problemáticos.

El estado de Nueva York ha informado de que su sistema de rastreo ya está en marcha mientras la ciudad afirma espera tener 1.000 trazadores contratados el 1 de junio. Ni la ciudad ni el estado ha desvelado el coste de los programas. Otros estados que desarrollan programas similares son el vecino Nueva jersey, Connecticut, Massachusetts y California.

Las autoridades de la ciudad de Nueva York han dicho que, aunque prefieren rastreadores con experiencia sanitaria previa, las personas a las que recluten recibirán apoyo y formación por personas con experiencia, “detectives de enfermedades”. Los rastreadores, añaden, desarrollarán gran parte de su trabajo al teléfono.

Frieden afirma que el rastreo de contactos no es un trabajo “simple” y requiere estar al tanto de lo relativo a la confidencialidad de los pacientes, cierta terminología médica, principios de exposición, infección y sintomatología. Además hay que sumar cierta sensibilidad cultural con habilidad para las relaciones interpersonales.

Algunos piden al alcalde de “de un paso atrás”

El alcalde ha sido criticado por poner a cargo del proceso al sistema de salud pública de la ciudad trabajando mano a mano con los hospitales. Algunos creen que debería hacerlo el Departamento de salud e higiene mental, que es quien ha realizado encargos similares en el pasado con enfermedades como la tuberculosis y el VIH.

Un grupo de políticos locales, entre los que se incluye el senador Gustavo Rivera, ha pedido al alcalde que dé un paso atrás. Su preocupación es tan alta, que uno de los portavoces del ayuntamiento Corey Johnson, ha dicho que el plan “hace sonar las alarmas” y organizó un pleno para investigarlo la semana pasada.

Frieden cree todo esto es “un gran error” y añade que “encargárselo a una agencia que no tiene experiencia en el tema, no tiene competencias para hacerlo y no cuenta con memoria institucional sobre cómo aplicarlo, hará que algo que ya es muy difícil, lo sea más aún”.

Avery Cohen, portavoz del alcalde, dice que se “priorizan la continuidad, la velocidad y la capacidad para derribar barreras burocráticas” al “ubicar las pruebas, el trazado y el aislamiento bajo una entidad de mando único”.

El estado de Nueva York, que trabaja con el empresario Michael Bloomberg, exalcalde de la ciudad, y con la Escuela de Salud pública de la Universidad Johns Hopkins, ha especificado que en cada región tendrá que haber al menos 30 rastreadores por cada 100.000 habitantes para poder regresar a la actividad. Todas las personas que se presenten al proceso de selección seguirán un curso por internet de introducción a la COVID-19,diseñado por la Universidad Johns Hopkins, que estará disponible sin coste en la plataforma Coursera y en el que tendrán que sacar al menos 85 sobre 100 puntos.

El proceso de rastreo de contactos comenzará en laboratorios que informarán de los casos positivos de COVID-19 a los rastreadores que entonces pasarán a una entrevista con el paciente. Identificarán a todas las personas con las que hayan tenido contacto en las dos semanas anteriores. El rastreador notificará y entrevistará a cada contacto y les pedirá que se pongan en cuarentena durante dos semanas. Les dará seguimiento vía mensaje de texto para saber si presentan síntomas.

La doctora Kelly Henning, que dirige el programa de Salud Pública de la fundación de Bloomberg y está asesorando en la contratación, ha dicho que la entrevista inicial con la personas que ha dado positivo es de gran importancia. “Reconocemos que no será efectiva al 100%, pero el objetivo es identificar tantos contactos como sea posible y atraerlos al sistema lo antes posible para romper la cadena de transmisión”, afirma. ¿Y si la gente no coopera? Henning está convencida que si el acercamiento es correcto y educado, “el nivel de cooperación es muy alto”.

El Dr Sung-il Cho, profesor de epidemiología en la Universidad Nacional de Seúl, miembro del comité de asesores del Centro para el control y prevención de enfermedades de Corea del Sur y la ciudad de Seúl, dice que “en el sistema legal coreano, la policía ayuda mucho a la hora de seguir el uso de tarjetas de crédito, uso de los transportes, señales de comunicación móvil y análisis de cámaras de seguridad, lo hace como cuando desarrolla investigaciones sobre delitos”.

La obligación de proteger la privacidad

Pero en Estados Unidos, tecnologías de rastreo digital, como la iniciativa lanzada por Apple y Google, suscitan cuestiones respecto a la privacidad de los datos. Cinco demócratas han presentado una propuesta de ley para proteger los datos sanitarios de los consumidores ante la tecnología que los rastrea.

Según Katharina Kopp, subdirectora del Centro para la Democracia Digital,  “la historia nos ha enseñado que el desarrollo y aplicación de tecnologías se guía a menudo por dinámicas que tienden a poner en riesgo la privacidad, disminuir lo justo e igualitario en su actuar y plantean riesgos para nuestros derechos civiles”.

En las sesiones públicas, el Doctor Mitch Katz, Presidente de Health+Hospitals, el sistema de atención hospitalaria de la ciudad, afirmó que trabajan en el desarrollo de una aplicación y están “totalmente comprometidos con que ninguno de los datos que se recopilan serán compartidos”.  “Creemos que las zanahorias son mejores que los palos”, dijo al ser preguntado por los métodos con los que se tratará de que se cumpla la cuarentena.

Bloomberg ha dicho que Vital Strategies, una ONG del sector sanitario fundada con su financiación, desarrolla tres aplicaciones para teléfonos inteligentes que funcionarán en el estado de Nueva York. Pero Henning asegura que al principio utilizarán personas, y que la información será “totalmente privada”.

“La idea de hacerlo a través de personas es la que ya ha funcionado, la correcta y verdadera en tanto elemento de salud pública, así que confiamos en que constituya un modelo de éxito, asumiendo que logramos el número necesario de rastreadores y que están bien formados y bien supervisados”, afirma.

En una situación en que el desempleo alcanza cifras récord, no faltan personas que se presenten al puesto. El número de solicitudes supera las 10.000 en la ciudad de Nueva York y 30.000 en todo el estado. Al curso por internet, que se completa en cinco horas y está abierto en la red se han apuntado 180.000 personas la primera semana.

Shernidane Romelus, una estudiante de 24 años se presentó a la prueba de la ciudad y a la del estado. Espera la respuesta. “Es seguro. Es un modo de ayudar. Siento que es un buen trabajo, que puede hacerse desde casa y que permite ganar algo de dinero”, afirma.

Traducido por Alberto Arce

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