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Cómo acelerar la cicatrización de las heridas

Heridas

Darío Pescador

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Te has cortado afeitándote, o te has rebanado un dedo con el cuchillo de cocina. Quizá te has caído de la bicicleta y tienes la rodilla en carne viva y ensangrentada, o a lo peor acabas de salir del quirófano con un buen montón de puntos. Sea como fuere, esas heridas tienen que curarse y cicatrizar. ¿Te gustaría ser como Lobezno, el mutante de la patrulla X que se cura instantáneamente de sus heridas? O al menos, ¿hay algo que puedas hacer para que se curen más rápido?

Cada vez que se rompe nuestra piel por una herida, dentro de nuestro cuerpo suena la alarma, y es como si los bomberos, la policía, la ambulancia, el servicio de limpieza y una cuadrilla de obreros se pusieran manos a la obra, en un baile exquisitamente coordinado para evitar que esa herida te lleve a la tumba. 

Así funciona la cicatrización

La curación de las heridas se explica como un proceso en tres fases: inflamación, proliferación y remodelación. Con una herida abierta, la prioridad inmediata de nuestro cuerpo es no perder sangre. Los vasos sanguíneos alrededor de la herida se contraen y se forma un coágulo de plaquetas, proteínas y enzimas que liberan mensajeros químicos que arrancan la inflamación: las famosas citoquinas y los factores de crecimiento.

Con el coágulo en su sitio, las citoquinas y otras moléculas hacen que los vasos sanguíneos se dilaten y la zona se hinche y enrojezca. También atraen los glóbulos blancos de la sangre, neutrófilos y macrófagos, que empiezan a llegar a la herida al cabo de unas 48 horas para comerse a las bacterias invasoras y los desechos celulares.

A continuación viene la fase de proliferación, que dura unos diez días más, en la que se reconstruyen los tejidos dañados. El primer paso es la epitelización, es decir, cubrir la herida con piel nueva, mientras la reconstrucción sigue por dentro. En los días siguientes unas células llamadas fibroblastos segregan colágeno formando un “andamio” para que las células madre puedan reparar el tejido que falta. 

Por último está la remodelación y maduración, que ocurre a partir de la tercera semana después de la herida y sigue durante meses o años, en la que se van añadiendo capas de colágeno. Por desgracia, estas capas nunca están organizadas como las originales, y esto da lugar a una cicatriz más o menos pronunciada, y menos elástica que la piel original.  

¿Se pueden evitar las cicatrices? Los investigadores se centran en casos donde la cicatrización es lenta o defectuosa, como en las personas con diabetes, o en el caso de las quemaduras, donde se intenta evitar cicatrices que desfiguran a las víctimas. Aquí la la aplicación de células madre y otras técnicas como la piel artificial o la presión negativa pueden ayudar, pero aún estamos lejos de lo que se ve en las películas de ciencia ficción. 

Como suele ocurrir con la salud, acelerar la cicatrización de las heridas comienza con asegurarse de que todos los suministros están disponibles.

La dieta para cicatrizar heridas

Las deficiencias en la dieta entorpecen los procesos normales de curación de las heridas y hacen que las infecciones sean más probables. Esto se ve en las personas que padecen hambrunas y desarrollan úlceras que no se curan. Sin ir tan lejos, hay muchas las alteraciones de la piel tienen su origen en una mala nutrición. Una revisión de estudios ha resumido los nutrientes imprescindibles para curar heridas:

  • Las proteínas son lo primero, como indica su nombre. Todas las fases de la cicatrización de heridas requieren proteínas: son necesarias fabricar las enzimas, el tejido conectivo, las nuevas células y, sobre todo, el colágeno. La recomendación mínima de 0,8 gramos de proteína por kilo de peso y día se queda corta, y aumentar la cantidad hasta 1,2 y 1,5 gramos por kilo y día acelera la curación. Para una persona de 70 kilos, eso representa entre 84 y 105 gramos (una pechuga de pollo contiene 30 gramos).
  • El colágeno hidrolizado como suplemento ha demostrado ser eficaz para acelerar la curación en pacientes quemados. Hasta hace poco se pensaba que el colágeno se descomponía en la digestión, con lo que no tenía ventaja frente a comer proteínas de otras fuentes, pero recientes estudios han visto que una pasa a la sangre como péptidos que ayudan a la curación de las heridas. 
  • Los carbohidratos aportan la energía extra requerida para la activación del sistema inmunitario y los procesos de reparación. Si las necesidades medias de una persona son 25-30 kcal por kilo de peso y día, durante la cicatrización de heridas importantes se recomienda aumentarlo de 30 a 35. Comer verduras que contengan fibra es importante para que las bacterias del colon produzcan por fermentación ácidos grasos de cadena corta, que activan los genes encargados de la reparación celular
  • Las vitaminas, como en los casos anteriores, son un problema cuando faltan. Hay que tener en cuenta que estos nutrientes se consumen en mayor cantidad en los procesos de curación y será necesario asegurar el aporte. Las vitamina E influye en la cicatrización como antioxidante y catalizador. Por otro lado, la vitamina C es necesaria para la síntesis del colágeno, además de ser un antioxidante muy eficaz que protege a las células de los daños causados por los radicales libres durante la inflamación. La vitamina A, por su lado, estimula el sistema inmunitario y ayuda en el proceso de epitelización.
  • Los minerales intervienen en la síntesis de colágeno y proteínas, especialmente magnesio, zinc y cobre. Además de los suplementos en pastillas, estos micronutrientes se pueden conseguir de las crucíferas (brócoli, coles de Bruselas, kale), jengibre, champiñones, remolacha y yogur.
  • El agua no puede faltar, de nuevo, porque aumenta la necesidad habitual del organismo mientras está reparando tejidos. La recomendación es de un mínimo de dos litros al día para una persona de 70 kilos.  

Cuidar las heridas por fuera

Lo que ponemos dentro de nuestro cuerpo puede ayudar a que la curación sea más rápida, pero también lo que hacemos por fuera, tanto en el exterior de la herida como con nuestra actividad diaria:

  • Cubrir la herida, porque a pesar de los mitos sobre dejar las heridas al aire, los vendajes son necesarios. El motivo es que la humedad acelera la epitelización, especialmente al principio. El vendaje ideal de una herida debe pues mantener la humedad, ser transpirable, absorber los fluidos que salen de ella y al mismo tiempo protegerla de las infecciones externas. 
  • El ejercicio también es una parte de la curación. Por supuesto, dependiendo de cómo sea la lesión, puede que sea necesario aflojar el ritmo o modificar las rutinas, pero a no ser que se trate de algo realmente grave, se ha observado en personas mayores que el ejercicio puede acelerar la curación hasta en un 25%.  
  • El sueño, como siempre, afecta a todos los procesos del organismo. Especialmente el sueño profundo, durante el que se produce la mayor parte de la regeneración de los tejidos. Al contrario, la pérdida del sueño aumenta la inflamación, lo que a su vez retrasa el proceso de cicatrización.
  • Las cremas pueden ayudar a que la herida cicatrice más rápido y la cicatriz sea menor. Entre los ingredientes que se ha visto que sí funcionan está el ácido hialurónico, que además alivia el dolor y es antibacteriano, y se puede aplicar en heridas abiertas, la vitamina B5 o dexpantenol, que favorece la fase de remodelación y contribuye a la prevención de las cicatrices, o la coenzima Q10 (ubiquinona), que refuerza el colágeno y es antiinflamatoria, la ubiquinona también ha demostrado ser un eficiente ingrediente antiinflamatorio, por lo que es eficaz incluso desde la fase de inflamación de la evolución de una herida.
  • Algunos tratamientos tradicionales también son eficaces para curar heridas. La centella asiática es una medicina tradicional india extraída de la planta tropical Gotu Kola que ayuda al proceso de proliferación y remodelación frenando el daño oxidativo. El aloe vera, otro método tradicional también ayuda en la fase de proliferación, apoyando a los fibroblastos y queratinocitos, las células que regeneran la piel.
  • Las lámparas infrarrojas (fotobiomodulación) también ayudan a la producción de colágeno y la cicatrización. Los tratamientos antes necesitaban luz láser, pero hoy en día hay lámparas LED que tienen las frecuencias adecuadas y son mucho más baratas, con el mismo efecto. 
  • La electroestimulación es conocida a través de esos aparatos para hacer gimnasia sin moverse del sillón. Espóiler: no valen para quitar la barriga, pero son eficaces para tratar las lesiones (TENS) y también para acelerar la cicatrización de las heridas

Cosas que retrasan la cicatrización

Por último, si queremos ayudar al cuerpo a curar una herida deberíamos dejar de impedírselo. Según una recopilación de estudios hay varias cosas que entorpecen la correcta cicatrización

  • El ibuprofeno, el diclofenaco y otros antiinflamatorios no esteroideos pueden ser contraproducentes, sobre todo al principio, cuando necesitamos la inflamación para que se cure la herida, ya que ralentizan la cicatrización. Es mejor usar otros medicamentos para el dolor.  
  • Los corticoides como la dexametasona son antiinflamatorios e inmunodepresivos, lo que también retrasa el proceso de cicatrización.
  • La diabetes, la obesidad y los tratamientos contra el cáncer hacen más difícil el proceso de curación y cicatrización de las heridas.
  • Fumar interfiere con el sistema inmunitario y la síntesis de colágeno, lo que hace que la mayoría de las complicaciones con las incisiones en operaciones quirúrgicas se den en fumadores.
  • El alcohol también entorpece la fase de proliferación, en la que se crean los nuevos tejidos, y aumenta el riesgo de infección. 

¿En qué se basa todo esto?

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