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Objetivo: un parto “más humano”

La técnica 'piel con piel' permite al recién nacido estar en contacto con su madre tras el parto. Foto cedida por el Proyecto de Humanización de la Atención Perinatal en Andalucía.

Ángeles Huertas

María Gómez, de 38 años, tuvo hace seis meses a su primer hijo en el Hospital Universitario San Cecilio de Granada. El trato recibido por parte del personal sanitario, dice, “fue estupendo y el parto, aunque tuvo que ser provocado, fue bien porque la bolsa se rompió por sí sola al nacer la niña y eso facilitó las cosas”. María, que hace dos meses que está otra vez embarazada “y con la experiencia tan reciente”, sonríe, quiere ahora probar la bañera de dilatación “si todo va bien y puedo”. Como ella cada año entre 70.000 y 75.000 mujeres dan a luz en los hospitales andaluces. “Antes”, señala, Francisco José Pérez Ramos, “de una forma más intervencionista y medicalizada”.

Pérez coordina junto a Gracia Maroto Navarro, el Proyecto de Humanización de la Atención Perinatal en Andalucía, un programa que pretende que “algo tan natural como dar a luz a un hijo vuelva a ser un proceso más cálido”, explica Maroto, profesora de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Esta entidad ha gestionado desde 2007 los más de 180 cursos que han realizado unos 4.500 profesionales sanitarios relacionados con la atención perinatal. “Hasta finales de año tenemos en marcha la formación virtual con 450 profesionales implicados”, señala Maroto. Estos módulos tienen los mismos objetivos de “impulsar una atención neonatal más humanizada, centrada en el nivel de desarrollo del bebé y en el trabajo con la familia, en el fomento de la lactancia y el parto natural”. Y es que las cifras de cesáreas, episiotomía (corte del periné), anestesia epidural, uso de enemas, rasurado púbico o la administración de oxitocina se habían disparado y se empleaban en todos los partos, “cuando sólo es necesario en determinados casos”, apunta Francisco José Pérez.

Este es el discurso de Blanca Herrero, matrona desde hace quince años y cuya experiencia le ha llevado a afirmar sin “dudar, que cada parto es diferente y por tanto la atención debe ser individualizada”. Herrero, que actualmente también es profesora en este proyecto, tiene claro que “cuanto más se interviene sobre el parto más suele complicarse”. Aunque también sabe que “hay que trabajar con la técnica que nosotros llamamos ‘La mancha de aceite’ para impregnar al resto de compañeros poco a poco porque no todos están dispuestos a cambiar y aceptar este modelo, que además debe ser adoptado por los usuarios y la Administración”.

La técnica de contagio con la formación de los sanitarios en técnicas menos invasivas que respetan los derechos de las madres, los bebés y los familiares ha logrado que en Andalucía se pase de un 40% a un 25% en la realización de episiotomías o que la rotura de la bolsa amniótica se reduzca a la mitad situándose en el 25%. El objetivo de un 15% de cesáreas recomendado por la OMS, sin embargo, aún queda lejos. “Estamos entorno a un 21%”, matiza Pérez, por lo que aún queda mucho trabajo por hacer pese a tener en cuenta que cada vez las mujeres retrasan más el momento de la maternidad, lo que provoca un mayor número de fecundaciones in vitro con embarazos múltiples, así como la presencia de determinadas enfermedades ausentes en parturientas más jóvenes“.

Asignatura pendiente

Lo que sí está claro es que las mujeres están exigiendo tomar las riendas en sus partos y los hospitales andaluces deben adaptarse e invertir determinadas prácticas. “Ya hemos logrado”, relata con orgullo el coordinador de este proyecto, “que el contacto piel con piel precoz tras el parto entre madre y bebé se realice en el 75% de los casos, frente al 28% existente hace unos años, o que las unidades neonatales tengan las puertas abiertas para los padres en el 90% de los centros hospitales”. Todo esto ha logrado naturalizar el parto y los primeros cuidados, aunque ahora la gran asignatura pendiente es la lactancia. “La OMS habla de seis meses de lactancia exclusiva y en Andalucía no llegamos al 20% de mujeres que lo hacen”, señala el experto. Este es el motivo de la puesta en marcha este año de la Red de Lactancia en Andalucía (RedLan), un punto de encuentro entre centros, servicios, profesionales sanitarios y la ciudadanía con la finalidad de compartir y difundir experiencias e iniciativas.

Matilde Calero, técnico auxiliar de enfermería y alumna de uno de los cursos del proyecto de Humanización está encantada con el nacimiento de esta red y todo lo que conlleva. “Siempre he tenido inquietudes en este campo y ahora me estoy dando cuenta de la importancia que tiene el trato que damos a la familia y la madre a la hora del parto…” La empatía y el acompañamiento son conceptos que esta profesional ha aprendido “porque muchas veces no sabemos hablar con los pacientes y menos apoyar a las madres para que continúen con algo tan esencial como la lactancia natural”. Las mujeres más jóvenes, relata Calero, “han perdido en muchos casos la cultura de la lactancia y tenemos que ayudarlas a recobrar ese instinto”. Este fue el caso de María Gómez que, con su recién estrenada maternidad, ha optado por los biberones porque, se queja, “me faltó más apoyo para el tema del pecho”. Ahora con el segundo, que nacerá en julio, espera poder recuperar “esta asignatura pendiente”.

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