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El problema de la sobrecualificación

Jóvenes universitarios.

Eduardo Azumendi

“Una adecuada inserción laboral no solo depende de lo factible que sea encontrar  un empleo. El grado de ajuste entre las competencias del trabajador y las requeridas por el puesto de trabajo es fundamental”. Como consecuencia de la crisis, los jóvenes españoles se enfrentan a una inserción laboral más que problemática y, por tanto, a unas expectativas de nivel de vida poco esperanzadoras. Paradójicamente, la juventud mejor preparada de la historia  puede ser la que peor lo pase. El informe ‘La formación y el empleo de los jóvenes españoles. Trayectoria reciente y escenarios futuros’, de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, revisa la trayectoria educativa y de mercado de trabajo de los jóvenes.

Las características de la estructura productiva y el tejido empresarial son muy relevantes pues condicionan el tipo de ocupaciones a desempeñar. El  desarrollo español se ha caracterizado por el crecimiento del peso relativo de las ocupaciones cualificadas: directores y gerentes; técnicos y profesionales científicos; y técnicos y profesionales de apoyo, hasta suponer casi un tercio del total en la actualidad. “Este tipo de ocupaciones es el que los universitarios teóricamente deberían desempeñar para lograr un adecuado y eficiente ajuste que permita aprovechar su capital humano”.

Sin embargo, muchos universitarios ocupan puestos de trabajo por debajo de ese nivel y, por tanto, dan lugar a situaciones de sobrecualificación. En parte, ello se debe a que la mejora en el perfil de los puestos ha resultado insuficiente en relación al ritmo al que han crecido los niveles de formación de los individuos. En particular, “la especialización productiva española y la escasez relativa de grandes empresas contribuyen a que el peso de las ocupaciones cualificadas, pese a su crecimiento, sea reducido en comparación con otras economías de nuestro entorno”.

En la actualidad, más del 22% de los trabajadores con estudios universitarios está en una ocupación para la que bastaría un menor nivel de estudios, un nivel elevado en comparación con otros países de nuestro entorno ya que el problema afecta a menos del 15% de los trabajadores con estudios universitarios en países como Francia o Alemania.

En el caso de los jóvenes universitarios, el problema de la sobrecualificación reviste “sistemáticamente una intensidad especial, con diferencias de entre 5 y 15 puntos porcentuales respecto al resto de población a lo largo del periodo analizado. En la actualidad afectaría al 27% de los jóvenes, una tasa elevada, pero que no resulta especialmente llamativa en comparación con otros periodos. Mientras en el caso de los mayores de 34 años ha aumentado desde el 12% a mediados de los noventa hasta casi el 21% actual, entre los jóvenes este tipo de sobrecualificación se ha mantenido relativamente estable durante los últimos dos decenios, oscilando en torno a niveles del 26%”.

Deajuste educativo y necesidades de la empresa

Deajuste educativo y necesidades de la empresaSegún el informe, “una parte de los aparentes problemas de sobreeducación de los universitarios podría estar asociado a que los niveles de competencias básicas no se corresponden con los que cabría esperar de estos estudios. Se trataría de situaciones en las que más que de sobrecualificación habría que hablar de formación deficiente y, en realidad, la ocupación desarrollada y las competencias del trabajador estarían menos desajustadas de lo que parece”.

Los datos más recientes al respecto indican que los porcentajes de sobrecualificación aparente de los universitarios españoles varían ampliamente según su nivel de competencias básicas. Entre los universitarios que tienen su titulación, pero en realidad poseen niveles bajos de competencias resultan muy elevados. Por el contario, “entre los que alcanzan el máximo nivel de competencias apenas se observa el problema”.

“Existe”, añade el trabajo, “un evidente problema de desajuste educativo en buena medida ligado a una insuficiencia de competencias efectivamente adquiridas por los graduados”.  Los resultados del Observatorio de Innovación en el Empleo (OIE) ofrecen información sobre los problemas que observan las empresas y los titulados.

Los graduados manifiestan en su gran mayoría que en la actualidad sus expectativas de ejercer su profesión en España son bajas. El 81% de los estudiantes de FP y el 80% de los universitarios declaran no tener expectativas altas ni muy altas al respecto. Existen diferencias, no obstante, según el área de estudios, siendo los estudios universitarios de humanidades los que presentan el problema más intenso (hasta un 89% tiene bajas expectativas).

Desde el lado de las empresas, existe una opinión mayoritaria de que persiste el desajuste entre las competencias que ellas demandan y las que la formación educativa aporta. El porcentaje de empresas que opinan que la formación de los estudiantes ha sido completa se limita al 40%. Por otra parte, casi la mitad de las empresas, un 49%, reconoce que los perfiles que buscan son demasiado exigentes, algo que hace más probable considerar que la formación es insuficiente.

“Las empresas observan insuficiencias en varios ámbitos. En lo que se refiere a los conocimientos específicos, los idiomas seguirían siendo la principal asignatura pendiente de los estudiantes españoles. Tres de cada cuatro empresas indican la existencia de carencias en ese aspecto, algo que las empresas asocian a que la enseñanza de los idiomas es demasiado básica y no tiene en cuenta las necesidades efectivas relacionadas con el mundo laboral y la actividad efectiva de las empresas”.

Por el contrario, la percepción es más favorable en lo que respecta a la informática, ya que solo una de cada tres empresas considera a los titulados poco formados en el área de la informática y las nuevas tecnologías. En lo que se refiere a la experiencia, las empresas apuntan a ese factor como otro problema importante y sobre el que el sistema educativo no estaría actuando. Así, el 71% de las empresas opina que los titulados no reciben buena formación en prácticas en empresas.

 

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