Sánchez se toma la revancha contra un Feijóo que evitó romper con el pasado corrupto del PP
Pasa en la vida y pasa en la política. El pasado siempre vuelve. A veces, sin avisar y cuando uno menos lo espera. Alberto Núñez Feijóo no contaba, desde luego, con que la conversación pública girara esta semana del caso Cerdán al caso Montoro. Ni que una investigación judicial de más de siete años sobre la que no ha habido ni una sola filtración –oh, casualidad– zarandeara al PP en plena ofensiva contra Pedro Sánchez. El escándalo es considerable y es también “una dosis de recuerdo para el electorado progresista decepcionado con el PSOE sobre lo que fueron los Gobiernos de la derecha”. Así lo creen en Moncloa.
Unos correos electrónicos encontrados por casualidad, una denuncia anónima y una investigación judicial que ha permanecido bajo secreto de sumario durante siete años es el punto de partida de una causa judicial por la que han sido imputados el exministro de Hacienda del PP Cristóbal Montoro y otros 27 altos cargos de su ministerio, entorno profesional y directivos de empresas. Se le acusa de estar detrás de una presunta red de influencias creada para favorecer desde Hacienda a determinadas empresas mediante reformas fiscales a medida que se gestionaban en una consultora que fue fundada por el propio Montoro antes de regresar al Gobierno en 2011. Según la investigación, las empresas (gasistas, eléctricas y renovables) pagaron casi ocho millones de euros al despacho en cuestión a cambio de que este influyese en las decisiones del Ejecutivo de Mariano Rajoy (2011-2018).
Todo ello se conocía en la misma semana en la que el Supremo desmontaba la maniobra del juez Peinado para imputar al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, en la causa abierta contra Begoña Gómez; en la que Feijóo, al hilo de las batidas contra extranjeros en Torre Pacheco, asumía como propio el discurso de la ultraderecha sobre inmigración y en la que la Fiscalía pedía casi cuatro años de prisión para el novio de Ayuso por fraude fiscal.
Tras un mes de junio horribilis para los socialistas, después del demoledor informe de la UCO sobre Santos Cerdán y su posterior ingreso en prisión, el viento sopla ahora en otra dirección. Y, aunque el Gobierno sabe que no será el beneficiario político de todo ello, sí cree que “pone al electorado frente al PP de siempre: el de la policía patriótica, la hacienda patriótica y la corrupción estructural”.
Y, aunque los hechos que se investigan corresponden a períodos anteriores al liderato nacional de Feijóo, en el PSOE insisten en que el PP no ha cambiado nada, entre otras cuestiones, porque su líder “no solo no ha cambiado nada del pasado corrupto de su partido, sino que además exhibe y reivindica con impudicia a Aznar y Rajoy, cuyos ministros han pasado por prisión en algunos casos, y en otros, están imputados”. La última vez que paseó con orgullo a ambos expresidentes fue en el reciente Congreso Nacional del PP, donde tanto Aznar como Rajoy se cebaron con “la corrupción del PSOE” y se erigieron, sin recato, en garantes de la limpieza y la integridad en política.
“El líder del PP es ahora víctima de su infame estrategia por convertir la corrupción en el eje sobre el que pivota la conversación pública”, aseguran desde la Moncloa. En efecto, la corrupción se ha colocado como segundo problema de España en la última encuesta del CIS tras el estallido del caso Cerdán y la trama de mordidas a cambio de obra pública que el ex secretario de Organización lideró presuntamente y en comandita con el exministro de Transportes, José Luis Ábalos. La preocupación de los españoles ha alcanzado este mes su cifra récord de los últimos años con un 25,3%, unos niveles que no se reflejaban desde el año 2019. Entre junio y julio ha experimentado una subida de 13,6 puntos.
Feijóo es, en opinión de un ministro socialista, “un líder sin criterio que ha sido incapaz de hacer borrón y cuenta nueva con el pasado de su partido desde que llegó a Génova” que, además, “tiene como punto de partida de su vida política la amistad con un narcotraficante”. Quien así habla no resta gravedad al escándalo Ábalos/Cerdán y el daño que el caso ha provocado en el PSOE y en el Gobierno, pero sí lo relativiza a tenor de las informaciones sobre la trama de Montoro.
Otro miembro del Gobierno de Sánchez prefiere poner el foco sobre las diferentes formas de reaccionar ante los casos de corrupción entre el PP y el PSOE. Y destaca el silencio de Feijóo en las horas posteriores al levantamiento del sumario frente a la reacción inmediata de Sánchez con la expulsión de Cerdán del PSOE, seguida de su posterior comparecencia en el Congreso de los Diputados. El líder del PP, que ha evitado hacer declaraciones sobre el asunto, se ha limitado a escribir en X que su criterio sobre la corrupción “es muy claro y no cambia con independencia de a quién afecte” y que él no hablará “ni de persecución de los jueces ni de pseudo medios. Lo que haya que investigar, que se investigue”. Ni una mención a Montoro. De hecho, para su entorno más cercano el imputado ha pasado de ser el hombre fuerte de Hacienda de los Gobiernos de José María Aznar y Mariano Rajoy a ser alguien que “fue ministro hace siete años y que no tiene relación laboral con el equipo de Feijóo”.
Un escándalo que beneficia a Vox
Mientras la dirección nacional del PP trata de desvincularse de un caso que llega en plena ofensiva de Feijóo y su equipo contra la corrupción del PSOE en el entorno de Sánchez, unos se recrean en los acontecimientos que han puesto en jaque la estrategia de los populares y otros contienen la respiración a la espera de nuevos informes de la UCO sobre los socialistas. Todos coinciden, eso sí, en que si a alguien beneficia la dosis de recuerdo sobre la corrupción estructural del PP que ha supuesto la imputación del exministro de Hacienda no es al PSOE, sino a la ultraderecha de Vox. Hay quien en este sentido desde el Gobierno está convencido de que si la legislatura llega a término “Vox dará el sorpasso al PP”.
Entretanto, los socialistas exigen a Feijóo que dé la cara, ofrezca explicaciones y “pida perdón por todo el daño que se ha podido producir, como ha hecho el Partido Socialista” con la presunta participación de su exsecretario de Organización Santos Cerdán en una trama corrupta. “El señor Feijóo ahora no conoce al señor Montoro. Verlo para creerlo”, llegó a ironizar este viernes la vicepresidenta María Jesús Montero en relación a la respuesta de algunos dirigentes del PP sobre el asunto que afecta a algunas personas que, según sus palabras, “son personas que están en activo, o que han estado en activo, en el PP, o en las inmediaciones” de ese partido.
Montero se refería a la decisión de Feijóo de incorporar hace dos años a su equipo de asesores al núcleo duro de Montoro para incorporar a lo que consideró “todo el talento que tiene este partido” y que en buena medida estaba residenciado en “grupo de secretarios de Estado de los gobiernos de Mariano Rajoy”, según detallaron desde la dirección nacional del PP. Entre los nombres más destacados estaba el del también imputado Miguel Ferre, que fue secretario de Estado de Hacienda entre 2012 y 2016 y antes estuvo en la Representación Permanente de España ante la Unión Europea (Reper) y en el Ecofin, y actualmente es socio mayoritario de la consultora Kreab España. Un nombre del que el PP ahora trata de desligarse a toda costa al decir que formó parte, como otros muchos, de los que colaboraron con Feijóo en la redacción de informes.
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