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Rueda visita Finsa después de que dejase el Clúster da Madeira por su oposición a la política de la Xunta sobre el eucalipto

El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda (en el centro), y la conselleira de Medio Rural, María José Gómez, (en segundo plano) durante su visita a Finsa

Luís Pardo

12 de noviembre de 2025 17:17 h

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Podía parecer una visita más de un responsable político a una empresa, pero no lo era. Y no sólo porque el visitante fuese el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y el lugar elegido la sede de Finsa, la primera maderera de Galicia, una de las empresas top ten de la comunidad. Lo que la hacía diferente era el momento: menos de dos semanas después de que la “flexibilización” de la moratoria para plantar eucaliptos provocase la ruptura entre Finsa y el Cluster da Madeira y en la víspera de la publicación, con meses de retraso, del inventario forestal continuo, reclamado insistentemente por la Fundación Arume –presidida por un directivo de la compañía– y que se espera que confirme el aumento del número de hectáreas de esta especie.

“Efectivamente, hoy cumplo algo que quería hacer hace tiempo, que es visitar esta factoría”, comezó Rueda su breve intervención tras recorrer las instalaciones, un paseo en el que estuvo acompañado por la conselleira de Medio Rural, María José Gómez, y los responsables de la empresa. Uno de los integrantes del consejo ejecutivo, Fernando Segade, fue quien le dio paso asegurando que el presidente saldaba “una deuda” con su presencia en la planta.

El mandatario gallego comenzó con elogios hacia una empresa que “representa muchísimas cosas que nos interesa potenciar” y que es “el mejor representante en Galicia y, probablemente, en toda España” de una “explotación” de la cadena monte-industria“. Después, llegaron los agradecimientos: por ofrecerse a formar parte de la fundación público-privada anunciada por Rueda en Piñeiros 25–el encuentro anual del sector organizado por la Fundación Arume– para desarrollar la industria forestal o por ser uno de los principales clientes del CESGA, el Centro de Supercomputación de Galicia, y su flamante superordenador cuántico.

Y llegó el momento de hablar de la “flexibilización” –como lo definió Gómez– de la moratoria del eucalipto, una medida que, desde 2026 hasta 2030, permitirá nuevas plantaciones de esta especie para reemplazar cultivos que se hubiesen degradado o bien para sustituir áreas de pinos con la enfermedad de la banda marrón. La modificación se anunció a mediados de octubre sin contar con el respaldo del Inventario Forestal Continuo (IFC) ya que, aunque la Xunta dispone desde primavera de los datos de 2024, no se conocerán hasta este jueves, casi un mes después de que se anunciasen los cambios en la moratoria. Todas las estimaciones apuntan a que el número de hectáreas de eucalipto siguieron creciendo durante esos doce meses y se escapan del objetivo final establecido en las 400.000 hectáreas para 2040.

La Fundación Arume, al igual que las asociaciones ecologistas, presionó con fuerza tanto para que se hiciesen públicos los datos del IFC como para que la moratoria se mantuviese sin cambios. Las modificaciones, que fueron aplaudidas por el Clúster da Madeira e o Deseño, supusieron la ruptura entre Finsa y la entidad tras un largo camino de desencuentros. La empresa, fiel a su política de comunicación, guardó en todo momento un absoluto silencio sobre los motivos.

“Agradezco su comprensión”, afirmó Rueda. “Siempre dijimos que todo el sector relacionado con la madera tenía que ceder un poco para salir todos beneficiados”, dijo antes de reiterar sus gracias por la comprensión “y la implicación” para que “la industria de la madera en Galicia –desde las familias que tienen ese recurso, muchas veces pequeños propietarios, hasta los grandes clientes que tiene esta empresa– se vean beneficiados de una industria muy potente, que está muy enraizada aquí, empresa netamente gallega”, por lo que se alegraba “mucho” de haberla conocido en persona.

Con sus 3.300 empleados –más de un millar de ellos en la planta que visitó Rueda–, Finsa nuclea la cadena del pino en Galicia, una madera que proporciona una mayor riqueza industrial y un mayor valor añadido que el ecualipto que, sin embargo, resulta más rentable para los productores. El IFC que se dará a conocer este jueves, por parte de sus autores, permitirá saber en qué medida ha crecido la presencia de uno y otro y si se está produciendo algún tipo de sustitución entre las especies, más allá de la que la nueva moratoria permite en las plantaciones enfermas.

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