Un anarquista romántico
Se avecinan buenos tiempos para el cine. No hablamos de los Óscar ni de los chascarrillos sobre la infinita alfombra ni de quinielas insustanciales. Hablamos de eso. De cine y punto. Sobre cine y punto. Sobre Rainer Werner Fassbinder (1945-1982). Que es como decir todo lo anterior junto y muchísimo más. Él fue el máximo exponente de lo que se conoció como el nuevo cine alemán.
La Abadía, en coordinación con el Goethe-Institut Madrid, inaugura el ciclo Lieber Fassbinder: el anarquista romántico. Una interesante propuesta para ahondar en sus facetas menos conocidas. El hombre de la soledad, la angustia, el anhelo, la esperanza, la aniquilación del individuo y sus pasiones, el hombre que revolucionó la estética del cine de su país será, durante algunos días, ese centro por el que crucen todas las líneas que tracemos en un cuaderno. El director británico Dan Jemmett pondrá en escena la obra El café, que, según he podido leer en Europa Press “es un ácido cóctel de relaciones en torno a un espacio sin marco temporal, a medio camino entre un café y una sala de juegos, donde toda transacción está viciada por el poder y el dinero”. También se ofrecerá la conferencia Fassbinder y Almodóvar: la teatralidad en el cine, a cargo de Bernhard Chapuzeau, con la que intentará aproximarnos a los estilos de ambos directores; ese lugar concéntrico donde la identidad sexual, la puesta en escena teatral y la crítica a las convenciones sociales se superponen como distintos niveles de una misma realidad. Las fechas escogidas son el 27 y 28 de febrero.
Este ciclo se acompañará con talleres dirigidos a actores, creadores y técnicos, y con la retrospectiva cinematográfica que el Círculo de Bellas Artes dedica al creador alemán. Estará constituida por una selección de doce de sus mejores películas, en tres sesiones diarias. La programación se extenderá desde el 14 de marzo hasta el 14 de abril.
Los testimonios creativos de Fassbinder tienen una vigencia estremecedora. Consiguen deslizarse por las apretadas grietas políticas, morales y económicas de nuestra sociedad. Y la ejecución es endiabladamente inmejorable. Son convenientes este tipo de reflexiones estéticas sobre la aniquilación y la opresión más lenta y pegajosa; la que apenas se percibe. Conviene acomodarse en la butaca. Conviene muchísimo Rainer Werner Fassbinder.
