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Los olvidados de Rajoy
El curso político empezó el pasado domingo con un discurso eufórico del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el castillo de Soutomaior. El líder del Partido Popular prometió que “el año que viene las cosas estarán mejor” después de subrayar los logros en 2012 y 2013. “Efectivamente”, dijo el presidente, “en agosto - septiembre de 2013 las cosas estaban mejor que en 2012”. “Y hoy”, añadió, “puedo deciros que en 2014, las cosas están mejor que en 2013”. “Y el año que viene”, remachó, “cuando volvamos a vernos todos aquí a final de agosto o a principios de septiembre, estaremos mucho mejor que hoy”.
El presidente habla de las “cosas”. ¿Qué son las cosas para Rajoy? ¿Se refiere a la economía, a la deuda pública o a la inflación? Vayamos a la economía. Lo único cierto es que la economía ha crecido en los dos últimos trimestres, lo que realmente es un dato positivo sin duda. Pero no perdamos la perspectiva. Para un señor con tanta querencia por recordar la herencia recibida hay que constatar que la economía española que él recibió en 2011 era mayor que la de hoy. A finales de 2011 el Producto Interior Bruto (PIB) ascendía 1,046 billones de euros, al cierre del año pasado, después de dos años de Rajoy era más pequeña, de 1,022 billones. Y si añadimos el crecimiento de los seis primeros meses de este año, el PIB sigue claramente por debajo de la herencia recibida.
Si miramos la deuda pública, la “cosa” marcha muchísimo peor. Con sólo dos años y medio de Rajoy, la deuda de las administraciones públicas ha crecido nada menos que un 36,6 %. Se encontró con una deuda de 737.406 millones de euros y ya va por los 1,007 billones y creciendo. Heredó una deuda del 70,5% del PIB y ya ha escalado hasta el 98,4%.
Otra “cosa” disparatada son los precios. En el contexto actual resulta un tanto patético presumir de una caída de los precios del 0,3%. Esto es el cáncer de la deflación. La caída de los precios tiene aterrorizados a todos los gobernantes y responsables de los bancos centrales, Janet Yellen, Mario Draghi y compañía. Es inaudito apuntarse como un logro lo que todo el mundo teme. Para Rajoy los países que van bien deben ser Bulgaria, Grecia y Portugal, los tres que nos ganan con caídas de precios del 1,1%; 0,8% y 0,7%, respectivamente.
Para un país con una deuda pública del 98,4% y una privada del 192%, según Bruselas, el efecto de la caída de los precios es espeluznante. A medida que bajan los precios la montaña de deuda se hace más difícil de digerir. Es lo contrario de la inflación que según subían, precios y salarios, era más fácil pagar la hipoteca.
De todas formas lo más inquietante de Rajoy es que en su discurso de las cosas se olvida de que hay un colectivo que lo está pasando peor, a pesar de su perorata “España está en disposición de emprender una guerra sin cuartel contra el paro”. ¿A qué espera? Son muchos los olvidados de Rajoy. Cuando llegó al Gobierno había 2.319.600 parados que llevaban más de un año sin empleo, ahora este colectivo es de 2.868.900, según la Encuesta de Población Activa, (EPA). Si consideramos el conjunto de parados también ha aumentado durante su Gobierno. De 5.273.600 a 5.622.900 desempleados.
También es negativo el balance de los hogares en que están todos sus miembros están sin trabajo que ha evolucionado de 1.575.000 a 1.834.000. Los hogares en que no hay ningún activo han aumentado de 4.384.400 a 4.956.500. El Instituto Nacional de Estadística (INE) también nos dice que el porcentaje de personas con muchas dificultades para llegar a final de mes ha pasado 11,1% en 2011 al 18,6% en 2013.
La herencia era mala pero por el momento la han empeorado.
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