El ataque de Junts a la rebaja fiscal del Gobierno de Moreno por mascotas y gimnasios agita la precampaña andaluza
Una frase pronunciada a mil kilómetros de Sevilla por un dirigente político sin responsabilidades de Gobierno ni relación con Andalucía ha zarandeado la precampaña de las próximas elecciones autonómicas, previstas para junio de 2026.
Dijo Jordi Turull (Junts) en RTVE que las tres deducciones del tramo autonómico del Impuesto de la Renta (gastos de veterinario -hasta 100 euros-, de gimnasio -hasta 100- y de alquiler de vivienda para jóvenes -hasta 1.200-, sin tope de renta en ningún caso) anunciadas consecutivamente esta semana por el Presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, son “subvenciones” que se ejecutan “con el dinero de los catalanes”. “Es la perversión número uno”.
La apostilla “con el dinero de los catalanes”, que entronca directamente con las aportaciones a la caja común, la quita de la deuda y el modelo de financiación autonómica, ha obrado el imposible: Moreno y su futura rival, María Jesús Montero (PSOE) replicaron a Turull en la misma onda: el Presidente andaluz pidiendo “respeto”, la vicepresidenta del Gobierno de España subrayando que “los andaluces no viven de las subvenciones de nadie”.
Ambos saben que la financiación autonómica, sin más, es una cuestión generalmente indescifrable que deja fríos a muchos electores. Sin embargo, cuando se combina con la cuestión territorial, los agravios percibidos por unos u otros y los tópicos, la mezcla es combustible electoral y la reacción puede ser incontrolable. De ahí que ambos se afanaran por salir al paso lo más pronto posible.
“Siempre la misma cantinela: atacar a Andalucía y mirarnos por encima del hombro. Exijo respeto y espero que el Gobierno de España se sume a defender la dignidad de Andalucía. Además, ya anuncio que habrá otra deducción fiscal. Lo siento, independentistas”, fue el mensaje del Presidente andaluz, que remató con una etiqueta: “#VivaAndalucía”.
Una hora después, fue María Jesús Montero quien tuiteó: “Los andaluces no viven de las subvenciones de nadie. Ni cuando lo dijo Esperanza Aguirre ni ahora cuando lo dice Turull. Ni a unos ni a otros se lo vamos a permitir”.
Incluso Salvador Illa, presidente de la Generalitat, terció en el asunto: “Algunos están anclados en el pasado”, dijo para referirse a las palabras de Turull.
La historia de las declaraciones de dirigentes nacionalistas o independentistas sobre Andalucía y los andaluces es prolija, e incluye no pocos tópicos: “Mientras los payeses catalanes no pueden recoger la fruta por los bajos precios, en otros sitios de España, con lo que damos nosotros de aportación conjunta al Estado, reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo”, protestaba Duran i Lleida en 2011; Joan Puigcercós afirmó en 2010 que en Andalucía “no paga impuestos ni Dios”; y Jordi Pujol escribió en los 70, a propósito de la integración de los emigrantes andaluces en Catalunya, frases como: “El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico, es un hombre destruido”.
La última enganchada con relevancia mediática, sin embargo, tuvo poco que ver con el dinero, y más con la religión. TV3 emitió un vídeo paródico sobre la Virgen del Rocío y, tras una catarata de reacciones airadas de políticos andaluces de izquierda a derecha, Andalucía emitió una queja formal ante el organismo de los canales autonómicos.
El contexto preelectoral
La polémica de este viernes tiene aroma electoral porque Moreno y Montero, que se verán las caras en las urnas en nueve meses, como mucho, ya preparan la artillería argumental para la campaña. Las palabras de Turull son un dardo directo a la epidermis de esta campaña en la que la financiación singular de Catalunya, la quita de deuda que ha rechazado la Junta y la reforma pendiente del modelo de financiación autonómica ocupan ya un espacio significativo.
Los acuerdos del PSOE con el independentismo catalán son un estimulante para los de Moreno, que agitan desde las instituciones el fantasma del “agravio histórico con Andalucía”, tan efectivo como lo fue para anteriores gobiernos socialistas. A su vez, el portazo de Moreno a la condonación de 19.000 millones de euros de deuda pública es algo que los populares aún no han sabido explicar bien, y que Montero -autora intelectual del invento- sí logra rentabilizar entre los suyos.
La quita de deuda tiene que ver, en palabras de la ministra de Hacienda, con la “autonomía financiera y política” de Andalucía. Moreno dice que autonomía también es decidir siete rebajas de impuestos consecutivas desde que él gobierna. Y ahí está el debate complejo, lleno de contradicciones.
La deuda pública de Andalucía ronda los 40.000 millones de euros -39.637,6 millones en 2025- y la oferta de condonación representa el 47% de ese total. De los tres criterios elegidos por el Gobierno de Sánchez para calcular la quita de deuda en las comunidades, uno tiene que ver precisamente con la política fiscal y es claramente favorable a Andalucía, pero no por cómo la ha gestionado Moreno, sino cómo lo gestionó antes que él la propia Montero y sus predecesores en la Consejería de Hacienda.
El Estado premia el esfuerzo de corresponsabilidad fiscal, esto es, a las comunidades que “entre 2010 y 2022” no rebajaron el IRPF autonómico. En Andalucía, el cómputo de los años de gobiernos socialistas, con subidas o mantenimiento del tramo autonómico del IRPF, ha beneficiado más en el cálculo de la quita que le corresponde -los 19.000 millones- que los años en los que Moreno ejecutó su famosa “bajada masiva de impuestos”, incluido IRPF, con una merma de ingresos notoria, sobre todo, en el ejercicio 2024.
Este criterio en el cálculo de la condonación penaliza el dumping fiscal de comunidades que, “con una mano piden más financiación al Gobierno, y con la otra agujerean sus ingresos a costa de bajar los impuestos autonómicos a los más ricos”.
Montero acusa de esto abiertamente a Isabel Díaz Ayuso, en Madrid, y a Juan Manuel Moreno, que en el arranque de esta legislatura se fue a la capital de España a vender sus deducciones fiscales y sus bajadas de impuestos para lograr que “una mudanza fiscal de los ricos a Andalucía”. “Soy el principal comercial de Andalucía”, dijo el presidente de la Junta en un foro de empresarios. “Competencia desleal”, lo llamaron los socialistas.
Inmaculada Nieto: “Hay más tontos que ventanas”
En este juego de matices el debate público se ventila sin embargo a brochazos, y unas declaraciones como las de Turull mueven a socialistas y populares a fijar posición de forma inmediata y contundente. Cuanto más, mejor. Montero y Moreno fijaron el tono, y los demás se explayaron luego.
A la izquierda del PSOE, la portavoz parlamentaria de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, habitualmente templada, ha calificado a Turull de “bocazas engordando a la extrema derecha a base de frentismo”: “Hay más tontos que ventanas”. Y José Ignacio García, también parlamentario andaluz (Adelante Andalucía) lo ha llamado “facha catalán” y le ha espetado, escribiéndolo en mayúsculas, que “al pueblo andaluz se le respeta”.
“Que no nos den lecciones quienes han despilfarrado”, ha dicho en Málaga el Consejero de Presidencia, segundo de a bordo en el Gobierno de Moreno., rechazando “lecciones de gestión económica” de un partido de una comunidad, Catalunya, que tiene “el doble de deuda que Andalucía”. Sanz defendió que se puede reclamar más financiación autonómica y bajar impuestos, y acusó al Gobierno de Catalunya de pretender “una financiación privilegiada y que los ricos tengan más dinero, y las comunidades que están más desfavorecidas, tengan menos”. José Antonio Nieto, consejero de Justicia, lamentó que “el dinero de los andaluces” se haya dedicado a pagar “la fiesta indepe” o “el chalet de Puigdemont”.
A María Márquez, vicesecretaria general del PSOE-A, también le preguntaron por lo que había dicho Turull, y acusó a Moreno de confrontar con Catalunya. “[Estamos] totalmente en contra de esta política de confrontación entre territorios” que, según ha añadido, practica Moreno, de quien ha afeado que “está todo el rato confrontando con Catalunya” y “con otras comunidades autónomas”. “A nosotros esto nos parece una irresponsabilidad tremenda”.
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