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Tecleen en Google: Remedios Varo

'El tejido de los sueños', de Remedios Varo

Laura Hojman

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Estudié Historia del Arte. Cinco años de carrera (cinco y medio para ser exacta porque una se dejó ir un poco) en los que a base de diapositivas, fotocopias, muchas fotocopias, y profesores, algunos excelentes y otros terribles, fuimos desgranando toda nuestra historia a través de la expresión artística del hombre. Haré un inciso para reivindicar mi carrera como una de las más bellas que existen.

Pero vuelvo a la frase anterior, “... la expresión artística del hombre”. Y así fue, porque en cinco años de carrera, en cinco años de estudiar pormenorizadamente desde la prehistoria hasta las manifestaciones artísticas de la actualidad, apenas los nombres de cuatro o cinco mujeres aparecieron en aquellas clases y en los apuntes. Y peor aún, los que sí lo hicieron, como el de la brillantísima Artemisia Gentileschi, aparecieron marcados por un relato morboso e injusto que parecía justificar su entrada en el canon. A Artemisia la historia del arte nos la ha pintado como una especie de vengadora a lo 'Kill Bill' barroca, que utilizó sus pinturas para expresar su ira contra los hombres debido a la violación que sufrió. Yo misma, en la facultad, me tragué el cuento.

Artemisia, tal y como apunta Peio H. Riaño en el fantástico libro Las invisibles (léanlo), no tuvo el privilegio de ser juzgada y entrar en la Historia del Arte por criterios meramente artísticos como el de sus compañeros. La mujer abusada importaba más que la excelente pintora que desarrolló unas propuestas iconográficas originalísimas y rompedoras que, por cierto, hablaban mucho más de sororidad que de venganza.

Remedios es de esos grandes nombres que deberían figurar en todos los manuales de la historia del arte, una brillantísima pintora española cuyo nombre nunca oímos mencionar. ¿Les suena de algo esta historia?

Pero más allá de mi admirada Artemisia, sobre la que quizá me extienda más en otra ocasión, yo venía hoy a hablarles de otra artista inigualable, de uno de esos grandes nombres que deberían figurar en todos los manuales de la historia del arte, de la madre de la ilustración contemporánea, de una brillantísima pintora española cuyo nombre nunca oímos mencionar. ¿Les suena de algo esta historia?

Apunten, Remedios Varo. Y ahora, tecléenlo en Google y admiren su obra que mezcla surrealismo, fantasía, magia, influencias medievales, científicas, oníricas y una imaginación desbordante y genial.

Hará pocos años que supe de ella y quedé al mismo tiempo fascinada y sorprendida del desconocimiento que existe en nuestro país de una de nuestras más grandes figuras artísticas. A decir verdad, no sé de qué me sorprendía.

La misma Madonna, una de sus más afamadas coleccionistas, se inspiró en sus pinturas para alguno de sus videoclips y no pocas películas e ilustraciones de libros infantiles, beben directamente de su influencia

Remedios Varo, nacida en Anglès, Girona, en 1908, fue una de las primeras mujeres en estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y pronto se integró en el grupo de la Residencia de Estudiantes. En Barcelona, trabajó como diseñadora gráfica y publicitaria, y al estallar la Guerra Civil, se marchó a París. Allí formó parte del grupo surrealista con André Breton. Fue íntima amiga de Leonora Carrington, con quien le gustaba reunirse para practicar alquimia y conjuros. Con la llegada de los nazis a París, se exilió a México, donde floreció la mejor etapa de su pintura, dando lugar a un estilo único que causó un gran impacto en el país, siendo alabado y admirado incluso por Diego Rivera.

Su obra forma parte de las colecciones de los mejores museos del mundo. La misma Madonna, una de sus más afamadas coleccionistas, se inspiró en sus pinturas para alguno de sus videoclips, y no pocas películas e ilustraciones de libros infantiles beben directamente de su influencia.

Pero Remedios no solo fue una pintora excepcional; su desbordante creatividad también la reflejó en la escritura. Recientemente, la editorial Renacimiento ha reunido todos sus escritos en un hermoso libro en el que podemos seguir disfrutando de esa explosión imaginativa que era la Varo. Divertida, mordaz, ingeniosa, el volumen incluye desde sus ejercicios de escritura automática, su correspondencia, sus entrevistas o su propia explicación de algunas de sus obras, hasta incluso conjuros y hechizos para ahuyentar sueños inoportunos, el insomnio y los desiertos de arenas movedizas bajo la cama para provocar sueños eróticos o para soñar que eres el Rey de Inglaterra.

Remedios, que se define a sí misma en estos escritos como “la reencarnación de una amiga que tuvisteis en otros tiempos. Después de atravesar mi espíritu, primero por el cuerpo de un gato, después por el de una criatura desconocida perteneciente al mundo de la velocidad”. Remedios, el corazón de un trozo de cuarzo, la tormenta eléctrica, la bruja soñadora, libre, inteligente, amiga, merece salir del olvido en su país de nacimiento.

Miren sus obras, lean sus escritos y sobre todo, nómbrenla. Nómbrenla mucho.

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