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Inmaculada Nieto, candidata de Por Andalucía: “Los líos internos están más que superados, hay que avanzar”

Inmaculada Nieto, candidata de Por Andalucía a la Junta, en el hotel Casa de Indias, en Sevilla, momentos antes de la entrevista.

Daniel Cela / Luis Serrano

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Inmaculada Nieto (Algeciras, Cádiz, 51 años) recibe a elDiario.es un día después de presentar las candidaturas de Por Andalucía en las ocho provincias, una lista que respeta el acuerdo bilateral de IU y Podemos, cerrado minutos antes de registrar la coalición ante la Junta Electoral Andaluza, de la que los morados quedaron fuera por llegar tarde. La candidata asegura que “los líos internos están más que superados”, que la unidad de las izquierdas “la malogran los actores”, pero subraya que “como concepto, la unidad es buena en política”. Y confía en que el frente amplio trascienda el espacio tradicional de las izquierdas y llegue a personas que antes han votado opciones de derechas. “A veces, ponerle una etiqueta a un partido inhibe a la gente de pensar si sería una solución correcta”.

¿Por qué es mejor candidata a la presidencia de la Junta que Juan Antonio Delgado, el elegido de Podemos?

La otra decisión también hubiera sido muy acertada, pero bueno, finalmente hubo un consenso mayoritario en torno a mi persona. Pues ya está. Pero no hubiera sido una mala decisión en modo alguno tampoco. Es un tipo con buen perfil también.

Usted es diputada en el Parlamento andaluz desde 2012, ¿qué ha aprendido de esta última legislatura?

En esta legislatura, quizá el aprendizaje mayor ha sido la pandemia. La de seguir trabajando y seguir tratando de hacer gestiones para mucha gente pero sin la liturgia parlamentaria, directamente los contactos informales con el Gobierno para echar una mano donde hacía falta. Era la única manera de poder poner en contacto a gente que vivía una situación grave con quien se la podía aliviar.

La convivencia entre partidos de distinta ideología, fuera de los focos, ¿es muy distinta a lo que vemos en las sesiones plenarias?

Muy distinta y mucho mejor. Si la gente tuviera más conocimiento de cómo es este contacto informal cotidiano que tenemos los partidos, también cambiaría su percepción de la política. O la odiaría todavía más, ¿no? Porque todavía les sería más fácil identificar la parte de espectáculo.

La llegada del primer Gobierno conservador en Andalucía, apoyado en un partido contrario al Estado de las autonomías, ¿cómo ha afectado al parlamentarismo?

¿En cuanto al tono bronco? No, no se ha inaugurado una nueva etapa con esta legislatura. Que se hayan dicho más o menos disparates ha pasado siempre. A lo mejor ahora, a fuerza de oírlo, se ha desarrollado un cierto nivel de tolerancia y hay gente que piensa que tiene que subir la apuesta para hacerse notar más. Pero esa mala práctica no es novedosa.

Vox no ha inaugurado un tiempo nuevo en Andalucía, solo ha recrudecido o acelerado las políticas del PP

¿Juan Manuel Moreno es un dirigente moderado y centrista? ¿O asumir esta tesis dificulta la estrategia de oposición de las izquierdas?

La moderación de la gente no se puede medir por su educación. Está bien que todo el mundo sea educado. No debería de puntuar. La moderación se mide en las consecuencias que tienen las decisiones políticas que ha tomado como presidente, y la política de Moreno Bonilla en absoluto es una política moderada. Porque se han agravado muchos problemas que mucha gente ya tenía. 

¿Por ejemplo?

La lista de espera de la sanidad pública o la situación de la atención primaria. La ratio escolar, la atención a través de monitores de educación especial para los niños que tienen necesidades especiales, la lista de espera para la valoración de la dependencia, que están casi dos años para que una persona pueda empezar a percibir ese derecho. Todo eso, que son problemas cotidianos, sencillos, en los que el PP era muy vehemente cuando estaba en la oposición y que generó una lógica expectativa en la ciudadanía de que cuando llegase un Gobierno diferente, todo eso se resolvería. Pero se ha agravado la brecha de la desigualdad y el empobrecimiento de muchas barriadas que están en la misma situación, o peor, que antes de empezar esta legislatura.

Usted ha hecho oposición a un Gobierno del PSOE apoyado por Ciudadanos y a un Gobierno de PP y Ciudadanos apoyado en Vox. ¿Ha notado grandes diferencias?

El PP ha puesto velocidad de crucero a políticas que ya hacía el PSOE con Ciudadanos. Es verdad que donde se encontró un camino abierto, ahora tenemos una ancha avenida por la que transitar, pero no ha innovado nada. Ni cerrando aulas públicas en la escuela ni firmando conciertos sanitarios. El PP privatiza de manera más desinhibida, con mayor intensidad, hace ostentación de ello y falsea la verdad con mucho descaro cuando justifica sus decisiones. Y el PSOE, objetivamente, tomaba las mismas decisiones, pero siempre buscaba un subterfugio discursivo para paliar esa evidencia o para justificarse.

En estos tres años, ¿los datos de conciertos sanitarios o de supresión de aulas públicas son tan significativos respecto a la etapa anterior?

Hay un incremento cuantitativo y cualitativo muy importante en la derivación a la privada. Por ejemplo, con las clínicas Pascual se ha incorporado un hospital entero al concierto con la Junta, que antes estaba fuera. Se han incorporado especialidades médicas tanto en Huelva como en Sevilla, que antes directamente las hacía un hospital público. Se han incorporado las derivaciones directas de la atención primaria a la especializada, directamente a la empresa Pascual. Hablamos de un concierto que está por encima de los 220 millones de euros más que el anterior que se firmó. El deterioro de la sanidad pública ha empujado a muchos andaluces a hacerse un seguro privado para tener una prueba diagnóstica o un tratamiento que antes se lo hacían en la pública. Pero, además, el dinero que el sistema público está poniendo en las clínicas privadas está batiendo un récord histórico.

Usted ha estado en primera línea de la política andaluza en la última década. ¿Percibe un cambio de ciclo?

El cambio de ciclo empezó en la crisis financiera de hace diez años y en las consecuencias posteriores. Aquello generó una reflexión colectiva. Llevamos una década sufriendo profundas transformaciones, pero todavía no están asentadas en una dirección.

Moreno apela constantemente al cambio frente a un PSOE que gobernó 37 años en Andalucía. Esa responsabilidad, esa herencia recibida que cargan los socialistas, ¿les afecta también a ustedes?

Yo creo que no. Uno de los errores de Moreno ha sido no reconocer el enfado que tiene la gente, con toda la razón del mundo. Andalucía ha tenido recursos para solucionar problemas cotidianos y de manera inexplicable no los ha puesto a disposición para resolverlos. Centrar el debate de la campaña en las decisiones que debieran haberse tomado o que se pueden tomar a partir de ahora para revertir las situaciones que han empeorado puede mover mucho el tablero político. Nuestra responsabilidad es poner toda la carne en el asador para que no se cronifique un Gobierno de derechas en Andalucía, porque ya hemos tenido esa experiencia en otras comunidades y, objetivamente y sin el concurso de Vox, un Gobierno del PP ha hecho mucho destrozo.

¿La idea de abstenerse en la investidura de Moreno para evitar un Gobierno de coalición PP-Vox no es una asunción previa de derrota antes de las elecciones?

No es un planteamiento mío, me lo preguntaron y yo respondí. Si ese escenario se diera, cosa que ni deseamos y vamos a tratar de que no ocurra, lo razonable es que se le eche un pensamiento. En el ámbito de una coalición, una decisión de ese calado hay que hacerla socializando los pros y los contras.

Su abstención podría evitar que Vox entrase en el Gobierno andaluz, pero no que al día siguiente el PP pactase con Vox todas sus políticas...

Es que el problema de esto no es solo Vox. Vox supone el recrudecimiento o la mayor velocidad de decisiones que el PP ya está tomando, y que hubiera tomado también sin Vox. De hecho, en la Cámara ha habido geometría variable para eludir según qué decisiones o para tomar otras, y el PP no ha querido. Con lo cual, tampoco se trata de que Vox inaugurara un tiempo político en Andalucía, solo ha acelerado o recrudecido las políticas del PP.

La pasada legislatura, usted vivió de cerca la construcción de Adelante Andalucía, otra coalición de Podemos-IU con fuerzas andalucistas. ¿En qué se diferencia aquel proceso de reunificación de las izquierdas al que ha vivido Por Andalucía?

Es un proceso similar en cuanto a la intención o al objetivo, pero este me ha parecido más laborioso y creo que también ha salido mejor que Adelante. En realidad, ahora el concurso de formaciones políticas ha sido mayor, había mayor fragmentación también y el proceso ha sido más laborioso. Este ha requerido de un mayor tiempo para ponerlo en marcha. Yo veo a la gente muy contenta.

Si la idea de unidad en la izquierda no funcionó hace tres años, ¿por qué va a ser distinto ahora?

La unidad en sí la malogran los actores y la unidad, como concepto, yo creo que es buena en política. La gente lo reclama, pide diálogo y pide consenso y acuerdo.

Pero los actores son los mismos. Los socios fundadores de Adelante también fueron IU y Podemos...

Bueno, con una diferencia: que toda la dirección andaluza de Podemos de ahora es gente que no participaba de la dirección andaluza de Podemos con la que se hizo aquella coalición. Esos actores han cambiado. Los partidos cuando negocian lo hacen a través de personas.

A la vista del aparatoso nacimiento de Por Andalucía, ¿le preocupa que la coalición haya nacido lastrada por una falta de credibilidad en ese discurso de unidad?

Sé que esos últimos compases de la negociación, que fueron tan atropellados y tan polémicos, generaron mucha confusión y malestar en la gente. Y he pedido disculpas por ello. Creo que con nuestro trabajo nos ganaremos que nos las acepten, pero hay que avanzar. Y lo importante era que llegásemos al objetivo de la unidad, porque nos lo reclamaba la gente y porque es cierto, tiene un valor añadido y ahora nos toca potenciarlo con trabajo y evitando por todos los medios enredos internos.

Esta discusión interna entre Podemos e IU también la vimos en la fase final de la construcción de Adelante, solo que entonces la que se sentía agraviada era IU por Podemos. Se les llegó a pedir que se retractasen por haber cogobernado con el PSOE la Junta, y a los alcaldes de IU que rompiesen con los socialistas en todos los municipios donde gobernasen en coalición...

Eso se solucionó hace años. Fue un proceso que no tuvo consecuencias, que se superó, que permitió hacer la coalición igual que ahora. Los problemas que ha habido, que son normales para poner de acuerdo a tanta gente, se han superado también. Y si queremos poner en el centro los problemas de la gente, no podemos quedarnos ensimismados en un proceso porque haya sido más o menos agitado. Hay que quedarse en que ha terminado bien. Los líos internos están más que superados. Ahora hay que avanzar.

El Partido Comunista en Sevilla ha enviado este martes una circular a sus militantes tildando de “despropósito” que se relegue a sus candidatos a un tercer puesto en las listas de Por Andalucía en una provincia con más presencia institucional y organizativa de IU. ¿El reparto de puestos con Podemos ha generado problemas internos?

No hay ningún problema. La primera foto inicial debía reflejar la pluralidad de la coalición. Lo otro no hubiera tenido mucho sentido. Pero no hay que preocuparse, porque van a salir más diputados que los primeros por cada provincia.

Todos los grupos de Por Andalucía apelan a la unidad de la izquierda, pero hace diez años había dos partidos de izquierdas cogobernando en Andalucía y hoy, PSOE, IU, Podemos, Adelante Andalucía, Más País Andalucía y Equo están en la oposición. Llevan años uniéndose y desuniéndose, pero su resultado no ha mejorado significativamente. ¿Han reflexionado si el problema está en otra parte?

Es que esa reflexión no se puede circunscribir solo a un lado del espectro. Porque diez años atrás el PP tenía 50 diputados. Y no gobernó. Y ahora tiene 26. Hay fragmentación en la derecha. Ciudadanos se va a ir por el sumidero de la historia, y tiene a Vox, que lo mismo sube. Pero en realidad Vox va a volver a la casa de la que salió, que era el PP, aunque ahora con una papeleta distinta. ¿Tendría que pensar la derecha que su fragmentación o su problema está en otra parte?

¿Cuál es su reflexión?

Es que esto es más sencillo. La forma de participar en política de la ciudadanía ha mutado y la referencia y las respuestas que la gente busca han cambiado profundamente. Y la ciudadanía siempre está por delante de las instituciones y de las organizaciones, porque es más viva y más rápida. El nuevo sistema político se está asentando a una realidad social de cambio profundo, cambio político y de participación. Pero si lo piensa, no es una cuestión de la fragmentación de la izquierda o de la derecha. Es una nueva respuesta de las instituciones a cambios sociales y votos que antes estaban agregados y ahora están desagregados.

La fragmentación es más llevadera cuando se gobierna.

Es la primera vez que la derecha toca bola en Andalucía, pero el PP obtuvo el peor resultado de su historia.

Esta coalición es similar a Adelante Andalucía en sus objetivos, pero ha salido mejor

¿La coalición Por Andalucía está preparada para mantener su unidad en la oposición?

Creo que sí. Y para gobernar también está preparada. Vamos, que Moreno Bonilla ha sido presidente de la Junta de Andalucía con 26 diputados. No creo que haya nadie que salga con poca motivación.

En la fiesta del PCA, en Córdoba, el líder andaluz de IU, Toni Valero, explicó que “el frente amplio no puede ser solo de izquierdas, debe ir más allá de ese perímetro”. Es la primera vez que escucho esto a un dirigente de IU. ¿Comparte esta reflexión? 

Fue una intervención magnífica de Toni. Claro que el frente amplio tiene que trascender lo que representamos los partidos de izquierdas. La pulsión social de la que hablábamos antes y que ha redistribuido el voto de la gente, que ha cambiado las prioridades y el eje político, tiene que tener una respuesta colectiva. Y para eso tiene que haber organizaciones que se entiendan para trabajar y gente que se sienta concernida por ese movimiento. Si le das protagonismo a la ciudadanía, te va marcando el camino de la política. La vocación de ampliar ese espacio siempre ha estado en IU y siempre ha estado en el Partido Comunista, que es el espíritu de Convocatoria por Andalucía.

Yolanda Díaz también dice que no se conforma con “la esquinita” del espacio político a la izquierda del PSOE. Trascender ese espacio ¿implica que la izquierda tradicional tendría que hacer renuncias para empatizar con un electorado no simpatizante?

No, yo creo que la izquierda tiene que ampliar el perímetro de las personas que se sienten concernidas por políticas que antes se veían como radicales y ahora son de andar por casa. Mira, hace diez años, cuando nosotros hicimos la ley de la Función Social de la Vivienda (ley antidesahucios), la escandalera que se armó en Andalucía... El PP se lo llevó al Constitucional. Susana Díaz destituyó a Elena Cortés [consejera de Vivienda de IU] por dar alojamiento a la gente de La Corrala... Pues esa ley, una década después, es lo mínimo que se despacha. El Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo pidiendo que se suban los impuestos a la gran empresa y a las rentas más desahogadas. La Unión Europea valorando la intervención en el mercado energético. Todo eso era extrema izquierda, pero nosotros lo estábamos diciendo hace 20 años, y éramos unos locos.

¿Cree que ese frente amplio puede atraer a personas que hayan votado a Ciudadanos, al PP o a Vox?

Yo veo a personas coincidiendo en soluciones comunes a problemas comunes. Esa gente coincide en lo social y en lo electoral, y tendrá potencia institucional en un frente amplio. Se trata de ampliar el perímetro de esa gente que, efectivamente, ve que hay muchas maneras de abordar los problemas. Y ponerle una etiqueta a un partido inhibe a gente de pensar si esa sería la solución correcta. Porque al final lo de garantizar que una familia, aunque no tuviera muchos recursos, no se quedara sin vivienda, ha resultado que no era una cosa tan rara.

Siempre he visto a las izquierdas apelando a un electorado ya convencido con las políticas que defendían. Es la primera vez que se dirigen abiertamente a gente que nunca se ha identificado con su discurso...

Claro, porque no habían valorado que aquellas soluciones podían serlo. Pero la nueva realidad social de ese ciclo de crisis inconcluso del que hablábamos antes ha colocado a muchas personas en la tesitura de echar un pensamiento a opciones que no había barajado. Y no hablo de opciones partidistas, sino de opciones políticas y sociales. La incertidumbre en torno al futuro ha hecho a mucha gente calibrar otras opciones y ahí se ensancha la base social de un espacio político que plantea que la gente tiene derecho a vivir un poquito mejor.

Yolanda Díaz se ha desligado de la coalición Por Andalucía poniendo el acento en que su frente amplio no empezará por las organizaciones políticas. El presidente Moreno también ha subrayado que es más fácil votarle a él que votar al PP. Hay una tendencia a hacer política apartándose de los partidos, que al final son los que vehiculan la política. ¿Esto no es populismo?

En el caso de Moreno es un poco la misma estrategia que se siguió con Susana Díaz, aquello del 'yo con Susana'. Y ahora es 'Juanma presidente', porque el PP va de escandalera en escandalera, y es una manera de mantenerse al margen del ruido que están provocando sus casos de corrupción, en Almería con la financiación ilegal de su partido, o con la escandalera de las mascarillas, que ha sido tan grave como la que nos ha escandalizado en Madrid. Pero no es una estrategia novedosa, hay mucho personalismo comercial. 

¿Y Yolanda Díaz?

Yolanda Díaz, primero, no está en campaña. Y segundo, ella ha hecho una reflexión de darle protagonismo a la ciudadanía y de conformar con ello una parte de la estructura de su frente amplio, que se quiere empapar de ángulos de visión desde otros sitios de la sociedad. Yo milito en un partido y lo entiendo perfectamente. No es lo mismo que tengas unas obligaciones tanto sociales como institucionales a que te impregnes del sentir de gente que, organizada o no, percibe las cosas desde otro punto de vista y lo enriquece. Son complementarios, no son contradictorios en absoluto. 

Usted firmó en el Parlamento la decisión de expulsar a Teresa Rodríguez y otros diputados del grupo parlamentario Adelante, acusados de tránsfugas. ¿Van a impugnar el uso de la marca Adelante ante la Junta Electoral?

Nosotros no vamos a gastar energía en mirar para los lados. Tenemos nuestra coalición, se llama Por Andalucía y con ella vamos a optar a las elecciones.

O sea que no van a impugnar la marca de Adelante Andalucía y la dan por superada.

[Niega con la cabeza]

¿Teresa Rodríguez y su formación deben estar en los debates electorales en esta campaña?

Supongo que en el plan que hacen los medios públicos estará conforme a la ley y conforme a lo que requieren las organizaciones más representativas. En eso no me voy a meter. A los debates no te puedes negar en ningún caso. No está bien hacerlo. ¿Y con quién? Con quien decida el medio de comunicación, y si son los públicos, pues de acuerdo a lo que marca la ley.

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