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El ladrillo sigue lánguido: solo una de cada seis casas que se venden es nueva

La actividad inmobiliaria se centra en Aragón en las viviendas de segunda mano mientras las nuevas apenas tienen tirón

Eduardo Bayona

ZARAGOZA —

El negocio de la construcción languidece en Aragón, donde el exceso de oferta de los años de la burbuja y un cuadro de bajos salarios y precariedad laboral ha reducido de manera drástica el atractivo de la vivienda de estreno mientras el trasiego de la de segunda mano, buena parte de ella procedente de los desahucios y ejecuciones hipotecarias que dejaron a miles de familias sin techo tras estallar la crisis, ya recupera los niveles de los años de la burbuja.

El año pasado se vendieron en Aragón 11.256 viviendas usadas, según la Estadística de Transmisiones de Derechos de la Propiedad del INE (Instituto Nacional de Estadística), un registro que se sitúa a apenas medio millar de las 11.774 de 2007 y que supera con claridad las 7.235 del año de la Expo.

Las 5.642 transferidas en el primer semestre de este año confirman esa tendencia y apuntan a un registro similar de mantenerse ese ritmo hasta diciembre.

Por el contrario, los datos de compraventa de vivienda nueva llevan seis años por debajo de los 3.000, en un nivel que no parece que vayan a superar tampoco en 2019 a tenor de las operaciones cerradas entre enero y junio (1.229), aunque sí se abre la expectativa de cerrar un ejercicio por encima de las 2.000 por segunda vez consecutiva.

La languidez del mercado de pisos nuevos

Las 7.647 viviendas nuevas que cambiaron de propietario entre 2015 y 2018 suman, de hecho, un volumen similar al que suponen las 7.657 de 2008 y claramente inferior a las 8.981 de 2007.

En este sentido, resulta destacable que el número de casas de segunda mano vendidas en la comunidad en los últimos cinco años, de 2013 a 2018, se haya duplicado con creces al pasar de 5.413 a las 11.256 del último ejercicio mientras el aumento del volumen de ventas de los pisos de estreno presenta una evolución mucho más lenta, con una mejora del 35 % en los tres años que encadena de repunte que, en términos cuantitativos, se queda en solo 580 más.

En la actualidad, tan solo uno de cada seis pisos objeto de compraventa en la comunidad es de estreno, mientras el mercado de segunda mano copa casi el 85 % de las operaciones. La proporción es similar en las tres provincias aragonesas, con el grueso de las ventas concentrado en la de Zaragoza.

La diferencia entre los dos tipos de vivienda resulta llamativa cuando el mercado inmobiliario sigue presentando, en su conjunto, una actividad netamente inferior a la que registraba en 2010.

La mejora del negocio hipotecario

Otra cosa es que esa reactivación del mercado inmobiliario esté comenzando a resultar rentable para la banca, que empieza a recuperar levemente el negocio hipotecario que se frenó en seco con la crisis, por los impagos, y que después entró en contracción al coincidir el cierre del grifo del crédito con las amortizaciones de los compradores que no sufrieron con mucha intensidad la debacle del mercado laboral y conservaron sus empleos.

Esas tendencias se dieron de manera generalizada en todo el territorio del Estado y afectaron a todas las entidades bancarias, que hasta finales del año pasado no comenzaron a ver cómo el valor de las hipotecas que colocaban volvía ser superior al de las que iban cancelando sus clientes.

Según los datos de la Estadística de Hipotecas, también del INE, el volumen de créditos hipotecarios contratados en los primeros seis meses de este año en la comunidad asciende a 7.809, lo que supone un 20 % por encima de los 6.503 cancelados en ese mismo periodo.

En el caso de la compra de viviendas, que vienen a suponer dos tercios de los préstamos de este tipo, la diferencia es mayor, ya que las 4.955 operaciones abiertas superan en un 29 % a las 3.835 canceladas en el Registro de la Propiedad.

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