Un territorio con brechas: Aragón bate récords de riqueza y de precariedad
Las brechas económicas y sociales tienden a agrandarse en Aragón, una comunidad capaz de batir el mismo año sus récords de creación de riqueza y de precariedad en el empleo.
Acaba de confirmarlo el Consejo Económico y Social de Aragón (CESA) en su informe sobre la evolución de la comunidad en el ejercicio de 2017, en el que llama la atención que coincida un dato como que el PIB haya alcanzado una marca de 36.054 millones de euros, superior tanto a la de 2008 como a la de 2016, con el hecho de que en esta última década se haya recuperado menos de la mitad del empleo destruido con la crisis.
O, también, que mientras la renta media regresa a los niveles de 2008 y cae el porcentaje de población en riesgo de pobreza (10,2%) aumente el número de familias que se acumulan en el epígrafe de clase económica media-baja.
Es decir, que la macroeconomía evoluciona de manera favorable pero sin que esa mejoría se transmita a las economías domésticas, las cuales llevan una década perdiendo poder adquisitivo.
Entre otros motivos, porque buena parte de la evolución del PIB se debe al peso de las exportaciones, que sumaron el año pasado un volumen de facturación de 12.019 millones (un tercio) y que están copadas por multinacionales como Opel e Inditex, que no dejan en la comunidad el grueso de las ganancias. Y, también, por la evolución del mercado laboral, cuyas tendencias resultan cada vez más inquietantes.
Más empleo y menos paro mientras cae la población activa
El año pasado se creó empleo, con 11.900 ocupados más que al cierre de 2016, lo que situó el número de personas que habían trabajado en 565.800, al tiempo que el desempleo se reducía en 21.200, recoge el informe del CESA.
Sin embargo, la afiliación media a la Seguridad Social se quedó en 549.502, lo que indica que al menos 16.000 aragoneses pasan con relativa frecuencia de ocupados a desempleados.
A esas cifras hay que sumarles otras dos que ponen en entredicho las bondades de la recuperación económica en la comunidad. Por una parte, la cifra de ocupados sigue siendo inferior en 60.200 personas a la de 2008. Y, por otra, el desfase entre creación de empleo y reducción del desempleo revela que la población activa se ha reducido en 9.300 miembros.
Ellas sufren mayor precariedad
Por otro lado, la temporalidad sigue ganando terreno en el mercado laboral aragonés, en el que ya alcanza una cota del 25%, en el que nueve de cada diez contratos (573.005, que suponen 162.866 más que hace una década) son eventuales y en el que la vigencia de los empleos de duración determinada se ha reducido a menos de la mitad (de 95 a 45 días) en solo nueve años.
También resulta llamativo que más de la mitad de quienes encontraron trabajos a tiempo parcial los aceptaron por no haber podido hallar otro. Les ocurrió a 40.300 de los 85.900 aragoneses que se colocaron en un empleo de ese tipo, la mayoría de los cuales, 30.700, eran mujeres.
La temporalidad entre las mujeres supera en más de tres puntos porcentuales (27% por 23,7%) a la que soportan los hombres.