Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

“Qué laberinto la luz”

Ángel Guinda, poeta zaragozano

Mariano Gistaín

0

Y así llegamos al preludio de semana santa con san Luis Buñuel en el laberinto de las tortugas, preciosa película homenaje y presencia de Ramón Acín, que pagó Las Urdes, tierra sin pan y luego lo fusilaron. La peli se puede ver en RTVE Play y en Amazon Prime. Ramón Acín vive también y siempre en Víctor Juan, amigo inmenso de proximidad siempre a mil rpm el corazón, la escritura, los rescates y el afecto. Su novela de infancia Caspe, mis días azules y el gran éxito (también de ventas) Librería Jover (ambas en Los libros del gato negro) traen felicidad a la pesadumbre del inframundo invadido por Rusia y por tantas aflicciones, entre ellas la de Ángel Guinda, cuyos terrores de infancia y una humanidad excesiva forjan una ofrenda permanente para el mundo. Vida ávida para todas siempre. 

Olifante, Trinidad Ruiz Marcellán (desde 1979 en sus corazones) publica el último –siempre penúltimo, penúltimo siempre– libro de poemas de Ángel Guinda. Enrique de Teresa ha sacado un cum laude en su tesis doctoral sobre la poesía de Guinda. La presentación en la Biblioteca de Aragón el martes 21 de marzo, primavera, del libro de poemas fue una fiesta de luz y revelaciones. Ángel Guinda da para varias eternidades. Hablaron Antón Castro, Mariano Castro, Alfredo Saldaña, Raquel Arroyo y Manuel Martínez Forega, y leyeron poemas María José Sáenz, Jorge Dot, Ricardo Díez, Agustín Porras & Luis Felipe Alegre. Se proyectó el vídeo de David Francisco.

En el súbito desierto de la ausencia del poeta, que se sobrevive intensamente, su vida surge por todas partes, como géiseres de pasión, cuidado y sentido. Cuidado, deporte extremo de la corrección infinita, hasta el límite de la imprenta y más allá; cuidado de los demás, su amor siempre vibrante por su mujer, las amistades perpetuadas día a día, el amaneceiente entorno, la nada. Unos vinos, esa amistad, jovial juventud infancia destroy del poeta. “Nací matando”.

Olifante ha publicado el último penúltimo siempre librito de Guinda, Apariciones y otras desapariciones y, al comprarlo... te regalan un mechero. Un mechero amarillo, ahora que nadie fuma oficialmente –Ángel enciende un cigarrillo en el magnífico vídeo de David Francisco–, claro que no es un mechero para encenderlo a la ligera, para velorios y cosas así, sino para prender grandes puros prohibidos y cigarrillos de contrabando, cigarrillos del más allá. El mechero lleva por un lado el logo de Olifante, y en la Cara A proclama este verso:

Qué laberinto la luz.

Ángel Guinda

El mechero amarillo ya es como tener a Ángel en el alma, es un verso portátil (como querría Vila-Matas), incombustible. Un verso de bolsillo para siempre.

La idea, el objeto, entronizado por el poder del verso, de la palabra, excede el rutinario trasiego de las cosas inútiles, de todas las cosas que no podemos llevarnos, y nos libera de la gravedad en sus cinco sentidos. El mechero es más poderoso que la vida y sus muertes. 

¡Viva Ángel Guinda!

Etiquetas
stats