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Diez horas cruciales en la donación y trasplante de órganos en España y otras claves del sistema más eficaz del mundo

Sanitarios durante la realización de un trasplante en Valdecilla.

Rubén Alonso

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España es el país del mundo con más trasplantes por millón de habitantes y con menor tiempo de espera para recibir un órgano. Pero, ¿cómo se llega a este paradigma? Son muchos los ingredientes que hacen de este país un modelo de referencia en esta materia tan compleja que cada año salva más de 5.000 vidas. Según los especialistas, los principales son una sanidad pública robusta y que genera confianza, una organización y coordinación excelentes y una ciudadanía concienciada y solidaria.

Y es que respecto a esto último, los datos hablan por sí solos: el porcentaje de población que se niega anualmente a ser donante de órganos es de entre el 14 y el 15%, es decir, más del 85% dice 'sí' a donar. “Son cifras de negativas muy inferiores a las que hay en otros países de Europa; en Reino Unido, por ejemplo, está en torno a un 40%”, asegura Eduardo Miñambres, médico intensivista en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander y responsable de Coordinación de Trasplantes desde hace más de una década en Cantabria, comunidad que desde 2015, año tras año, está a la cabeza en la tasa de donación de órganos. “En nuestro caso en torno al 94% de las familias aceptan ser donantes”, apunta.

Miñambres, en conversación con elDiario.es, sostiene que pese a la generosidad de la gente es muy difícil ser donante de órganos. Apenas un 2% de los que fallecen en un hospital tienen la opción de serlo. “Cómo sea la situación de tu fallecimiento limita mucho la posibilidad de que seas donante aunque quieras serlo”, explica. Como ejemplo de ello detalla que el pasado año hubo aproximadamente 1.700 fallecimientos en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander de los cuales tan solo 48 pudieron ser donantes de órganos.

Por eso la organización y la labor de coordinación es fundamental cuando se presenta un potencial donante. Al respecto, Miñambres diferencia entre los que fallecen por muerte encefálica (cerebral y el corazón sigue latiendo), que están en la UCI controlados con ventilación mecánica y son “fáciles de detectar”, y los que lo hacen en otras plantas porque se les para el corazón. “Una vez el corazón se para no hay flujo sanguíneo por lo que los órganos que pudieras donar una vez fallecido se van a perder rápidamente”, advierte este médico.

Y todavía es más complicado cuando la muerte se produce fuera de un hospital. “Es extremadamente complejo”, subraya. “Es lo que se llama donación en parada cardíaca extrahospitalaria, que se realiza en casos muy peculiares de pacientes muy jóvenes que hayan sido asistidos por el 061 con idea de resucitarlos y que, tras maniobras prolongadas, no recuperen pulso y no sobrevivan”. En ese caso, según dice, se puede trasladar el cadáver al hospital, si la familia da su visto bueno, para donar sus órganos. No obstante, según Miñambres, en Valdecilla llevan a cabo apenas cuatro o cinco al año de estas características y actualmente solo hay dos programas en España especializados ello, en este hospital cántabro y en el Clínic de Barcelona. “Antes de la pandemia éramos una decena”, afirma.

Diez horas cruciales

Desde el momento en el que fallece un paciente potencial de ser donante se activa un sistema perfectamente engranado para tratar de minimizar tiempos. El tiempo se convierte literalmente en vital y a partir de ahí transcurren aproximadamente diez horas cruciales. “En el momento en el que el órgano sale del cadáver se empieza a deteriorar, es lo que se conoce como tiempo de isquemia”, explica Miñambres, por lo que el objetivo es “que se pueda trasplantar lo antes posible, ya que ofrece mejores resultados”.

El corazón, una vez que se extrae, tiene que trasplantarse en menos de cuatro horas, los pulmones en menos de siete, el hígado entre 10 y 12 y los riñones en menos de 24. Así, en cuanto el paciente fallece, el hospital contacta con la Organización Nacional de Trasplantes para informar de ello. Es obligatorio porque aunque en principio los órganos son para el hospital que trasplanta, España “es un país solidario y si hay una situación de extrema urgencia se destina a la misma”. Es lo que se llama, según describe Miñambres, situación de alarma 0, en la que el paciente no está en condiciones de aguantar en lista de espera, por lo que el primer órgano compatible que surja en cualquier parte del país será suyo.

Una vez recibido el consentimiento de la familia para la donación, el trasplante se efectúa inmediato, en las próximas horas. Puede darse el caso, como con frecuencia ocurre en Valdecilla, que la persona que vaya recibir el órgano no se encuentre en Santander. Y es que Cantabria trasplanta corazón y pulmón a Navarra, La Rioja, Euskadi, Asturias y Castilla y León, de manera que el receptor puede estar a 300 kilómetros.

Para esos casos existe un sistema de coordinación con las ambulancias de los citados territorios, que reciben el aviso de tener que trasladarlo a Valdecilla, a la par que el propio receptor cuenta con un teléfono móvil al que se le llama para comunicarle que hay un posible órgano y que debe prepararse para la intervención quirúrgica. “Puede ser en cualquier momento, eso no se sabe, pero los pacientes cuentan con instrucciones previas”, explica Miñambres.

Este intensivista pone de manifiesto que una donación multiorgánica en un paciente joven moviliza entre 80 y 90 personas durante esas 10 horas decisivas. Además de los coordinadores, que en Valdecilla son cuatro, hace falta un cirujano y un ayudante por cada órgano. “Una persona de 45 años que fallece en Valdecilla dona fácilmente pulmones, corazón, hígado y riñones”, ejemplifica este médico. A ello hay que sumar el personal de enfermería y celadores. Asimismo, “simultáneamente hay que montar un quirófano de trasplante para trasplantar cada órgano”. Uno para los pulmones, otro para el corazón, otro para el hígado y dos para los riñones, siguiendo con el ejemplo anterior.

En España se trasplantan aproximadamente 5.300 órganos al año, tejidos aparte: 3.200 de riñón, 1.100 de hígado, 400 de pulmón, 350 de corazón y entre 80 y 90 de páncreas. Según datos oficiales, un 8% de personas fallece en lista de espera y en torno a otro siete u ocho empeoran de tal forma que no están en condiciones de ser trasplantados. La mayor demanda en espera se la llevan riñón e hígado, y los primeros cuentan con la ventaja de que pueden sobrevivir mediante diálisis hasta que reciban el órgano.

Donante en vida

En cuanto a la posibilidad de hacerse donante de órganos en vida, Miñambres detalla que la manera oficial es mediante un documento de últimas voluntades, que cuenta con una casilla para ello. Sin embargo, muy poca gente lo hace, por lo que lo más práctico, tal y como recomienda, es informar a tu entorno para que tenga conocimiento de ello y pueda autorizar la donación si se diera el caso.

El hecho de que haya muy pocas negativas a donar, Miñambres lo achaca a las características del Sistema Nacional de Salud: “En España sabemos que tenemos una sanidad pública gracias a la que si tuviera la desgracia de necesitar un órgano no dependería de mi situación económica, eso no sería un problema, no dependo de un seguro privado como en Estados Unidos u otros países”, valora este intensivista. “El órgano no se compra ni se vende”, incide.

“Eso facilita la simpatía de la gente y vence muchas reticencias”, lo que se traduce en las elevadas cifras de donantes respecto a otros países. “Hace falta esa solidaridad de la gente porque hoy en día un órgano no se puede fabricar”, concluye Miñambres.

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