Champiñones que crecen al calor del colector solar más grande del mundo
Es la primera infraestructura de estas características en España y en Europa y ha sido una empresa de la región, MercaJúcar, la que ha decidido apostar por ella para reducir las emisiones de CO2 en el proceso de producción de champiñones. La cooperativa albaceteña, que lleva en marcha más de 10 años, llevó a cabo una ampliación de sus instalaciones y su necesidad de energía térmica, de calor, aumentó. No en vano venden entre 4 y 5 millones de kilos de champiñones al año. De ahí que se decantara por instalar el captador solar.
Se llama Heliotubo, tiene origen austríaco y usa el sol para generar energía térmica. Teniendo en cuenta sus necesidades de calor, la cooperativa instalada en la localidad de Villalgordo del Júcar ha apostado por esta infraestructura que le permite disminuir el consumo de otros combustibles como el gasoil y la biomasa para el calentamiento del agua.
El Heliotubo es un cilindro de grandes dimensiones, en este caso de 200 metros de longitud y 10 de altura, que concentra la energía de la radiación solar en un conducto alojado en su interior y en toda su longitud, a través del cual circula un fluido que porta el calor. Todo parte, dice Antonio Sáez, gerente de Villarrus, la empresa de ingeniería albaceteña que ha puesto en contato a los fabricantes con la cooperativa, de un efecto concentración. “Los rayos del sol rebotan y se concentran sobre un captador que tiene un fluido dentro que alcanza los 230 grados de temperatura y con esa energía se genera el calor” que, en este caso, necesita MercaJúcar para la producción de sus champiñones. Por lo tanto, su fuente de energía primaria es la solar.
Experiencia piloto en La Solana
El instalado en Albacete es el captador más grande del mundo, hasta el momento, pero no es el primero. Hace unos años y para comprobar la eficacia y testar el funcionamiento y la generación de energía del colector la empresa fabricante, Heliovis, se puso en contacto con el Ayuntamiento de La Solana, en la provincia de Ciudad Real, donde se instaló uno pero a menor escala: 80 metros de largo y 6 de diámetro. “Queríamos evalurar el rendimiento en una zona en la que el sol y la radiación fueran altas”, explica Antonio Sáez, y este municipio era el lugar idóneo para ello.
El resultado de la prueba en La Solana, cuenta, fue “muy satisfactorio” y ello llevó a considerar esta región como escenario idóneo para instalar captadores que son, tal y como indica el gerente de Villarrus, más ventajosos en sitios remotos donde no hay instalaciones eléctricas y donde no se puedan poner placas fotovoltáicas o aerogeneradores. Es idóneo para industrias “consumidoras de calor” como las agroalimentarias. De hecho y tras esta primera experiencia en Villalgordo del Júcar otras empresas del país se han interesado en utilizar este colector solar para reducir costes y emisiones de CO2 en sus procesos de producción.