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Luz verde para exhumar los restos de Enrique Horcajuelo, un talaverano fusilado en la dictadura

Enrique Horcajuelo, fusilado en 1942 / Foto cedida por la familia

Teresa Sánchez Garzón

“Lo hemos conseguido”. Estas han sido las primeras palabras de la hija de Enrique Horcajuelo, Enriqueta, tras conocer que el Ayuntamiento de Talavera de la Reina ha dado el visto bueno para iniciar las labores de exhumación en el cementerio de la ciudad para localizar los restos de su padre. Muy emocionada y contenta, la hija de este sindicalista fusilado con 28 años durante la dictadura franquista, ha asegurado eso sí, “que se podía haber hecho antes”. “La familia nos sentimos muy felices, pero en el fondo muy dolidos porque no deberíamos haber llegado al 2018 y seguir así”, ha apuntado el nieto de Enrique, Miguel Mateo Horcajuelo.

En concreto, este jueves, el representante de la familia en Talavera ha firmado la solicitud de autorización para llevar a cabo la búsqueda y exhumación de los restos de Enrique Horcajuelo. En el documento, firmado por el alcalde de Talavera, Jaime Ramos, se recoge, entre otros asuntos, que la excavación deberá realizarse en el lugar referenciado por la familia y que se deberá llevar a cabo por medios manuales y por personal especializado.

La excavación se llevará a efecto el día y la hora señalado por la familia que deberá ser comunicada al Ayuntamiento al menos con diez días hábiles a su realización. Además podrán asistir a la exhumación, entre otros, la familia de Enrique Horcajuelo, el personal especializado que realizará las tareas de exhumación, dos representantes acreditados de la familia, el encargado del cementerio y el funcionario jefe del negociado que levantara acta de la actuación. La presente autorización se realiza con la condición de que si en cualquier momento de la excavación surgiesen restos de más de una persona, con carácter automático, cesarán sus efectos, procediéndose a la suspensión de los actos de ejecución. 

“Esto se tenía que haber solucionado en la Transición, cada uno tenía que haber cogido los restos de su familiar de la triste guerra que tuvimos y que tengamos que estar todavía intentando rescatar los restos de Enrique nos da mucha rabia”, ha apuntado Miguel. La familia lo tiene muy claro y es que el único objetivo que persigue es sacar los restos de Enrique y darles sepultura en el cementerio de Burjassot (Valencia), donde reside su hija, y en el que está enterrada su mujer.

La familia de Enrique Horcajuelo, natural de San Bartolomé de las Abiertas (Toledo) considera la decisión del Ayuntamiento, “un paso muy importante”, ya que en Castilla-La Mancha es “complicado el tema de la exhumación”. Por ello, Miguel Mateo califica de “hito histórico” que en la Ciudad de la Cerámica se pueda entrar en un cementerio y se puedan sacar los restos de una persona. Enrique es el abuelo y padre de todos ellos, que solo buscan “dignificar su nombre, exhumar sus restos, que están muy localizados, y darle un entierro digno, como es de justicia”.

La lucha comenzó hace ya más de seis años, y su principal baza siempre ha sido el testimonio oral de una persona que visionó el fusilamiento de su padre y abuelo, por lo que la familia dice saber “con certeza” el sitio exacto donde se encuentran los restos de su familiar, “en concreto al lado de la fosa común, pero apartado del resto”. Cuando tuvieron conocimiento de este hecho, en octubre de 2015, Miguel Mateo Horcajuelo solicitó a la asociación memorialista La Gavilla Verde la búsqueda y recuperación del cuerpo de Enrique.

Este colectivo inició los trámites de solicitud y recabó testimonios del fusilamiento y del enterramiento. El 19 de enero de 2016 se registró en el Ayuntamiento de Talavera la solicitud de exhumación y tras una primera respuesta del Consistorio negando la existencia de información sobre Enrique, la asociación envió un escrito aclaratorio sobre la localización del cuerpo en la fosa. En la misma se detalla cómo la fosa en la que se encuentran los restos de Enrique es pequeña, se hizo con el fin de enterrarlo a él y está separada de la fosa común en la que hay enterrados un amplio número de fusilados.

Pero con todo ello, en junio de 2016, La Gavilla Verde recibió de nuevo resolución negativa firmada por el Secretario General del Ayuntamiento, Antonio López Abarca. Por ello, en ese mismo mes mandó otro escrito para adjuntar al expediente, acerca de la situación del cuerpo en la fosa. El 14 de julio presentó además recurso de reposición, ratificando la documentación presentada. El día 22 de julio, recibió desestimación del mismo.

Pero la lucha no terminó ahí, en noviembre de 2017, la hija de Enrique Horcajuelo, acudió al pleno del Ayuntamiento para pedir, de nuevo, que la exhumación de los restos de su padre. Una demanda que aseguró no estaba marcada, “ni por la revancha ni por la intención de reabrir heridas”, sino por “una cuestión de humanidad”. Fue precisamente en este pleno, donde el alcalde de la ciudad, Jaime Ramos, se comprometió con Enriqueta a estudiar el caso.

“Hemos tenido muchas trabas, se han hecho muchos escritos, entre otros a la defensora del pueblo, se ha pedido ayuda a los partidos políticos y la verdad es que las únicas personas que han estado con nosotros han sido la gente de Podemos de Castilla-La Mancha y una chica de Izquierda Unida de Talavera”, señala el nieto. “Tuve la suerte de contactar con Podemos y me he sentido muy arropada cuando he estado en Talavera”, explica Enriqueta.

Finalmente, el Ayuntamiento “ha cedido a la presión” y ha dado el permiso para hacer la cata para saber si los restos de Enrique están realmente donde dice la familia, que mantienen que está apartado de la fosa común.

El caso de Timoteo Mendieta

La lucha de Enriqueta y de su familia se ha convertido en una de las muchas batallas que se están llevando a cabo en España por hacer cumplir la Ley de Memoria Histórica. En 2017 se identificó el cuerpo de Timoteo Mendieta en el cementerio de Guadalajara. La lucha para encontrar los restos de este sindicalista de UGT fusilado en 1939 fue larga. Muy larga. La familia debió realizar hasta dos exhumaciones para poder  identificar finalmente el cuerpo y enfrentarse incluso a una posible tasa por haber llevado a cabo la exhumación que tanto los Mendieta como la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) se negaron a pagar al Ayuntamiento de Guadalajara.

La hija de Mendieta, Ascensión, se convirtió en un símbolo de la lucha por la memoria histórica al seguir peleando por encontrar a su padre cerca de los 90 años. También por subirse a un avión y llegar hasta Argentina para conseguir que se autorizase la exhumación de las fosas comunes, dentro del proceso conocido como la ‘querella argentina’. Fue finalmente un sindicato noruego el que financió la exhumación del cuerpo de Mendieta.

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