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“Desconocer la existencia del paisaje histórico de Vega Baja constituye la peor ceguera, la del que no quiere ver”

Inauguración de la Jornada ‘Diálogos en Vega Baja’ / Fotografía: Antonio Seguido

Fidel Manjavacas

El Campus de la Fábrica de Armas de Toledo ha acogido un singular espacio de diálogo para abordar, desde una perspectiva interdisciplinar, la situación actual de la Vega Baja. Conocer qué es, quién la ha habitado a lo largo de la historia y cómo lo hacen ahora los vecinos y vecinas de este entorno, esbozar una cronología de los trabajos arqueológicos y el patrimonio que se ha descubierto o precisar su extensión y ubicación fueron algunos de los temas que protagonizaron la primera parte de ‘Diálogos en Vega Baja. I Jornadas Comunitarias por un Patrimonio Vivo’.

El vestíbulo del edificio 37 del campus se convertía desde este pasado jueves en un espacio expositivo en el que contemplar y reimaginar la vida en este enclave con antiguas imágenes recopiladas por la Asociación de Vecinos Azumel, Toledo Olvidado y el alumnado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). También daba la bienvenida una maqueta de la ciudad de Toledo en la que, por ejemplo, se podía contemplar “un circo romano casi tan grande como el de Roma”, apuntaba una de las organizadoras de estas jornadas, Isabel Ralero, doctora en Antropología Social.

Con la participación de más de una quincena de instituciones y colectivos de la ciudad, la presentación contó con la intervención de la propia Isabel Ralero; la decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Castilla-La Mancha, Rebeca Rubio; el director de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo (Rabacht), Jesús Carrobles; el director de la Escuela de Arquitectura de Toledo, Juan Ignacio Mera, que hizo también de moderador en esta primera mesa, y el académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y académico honorario de la Rabacht. Gregorio Marañón, quien ofreció de nuevo muestras de su inagotable defensa de Vega Baja.

“Hicimos una campaña quijotesca, porque el hecho estaba consumado, para impedir lo que nos parecía imparable. Sucedió que la universidad -la UCLM- guardó silencio, pero no solo la universidad”, arrancó su intervención Marañón, valorando el escenario de estas jornadas mientras volvía al año 2006 y a la paralización de un proyecto urbanístico para el que “ya se habían vendido los solares para edificar 1.698 viviendas y se había reservado un terreno para construir un Corte Inglés” en la Vega Baja. “No hablábamos de un riesgo, se habían vendido y se habían cobrado, estaban ya en marcha”.

“Definir a Vega Baja como cuatro zanjas y dos monedas son el mayor exponente de lo que nos escandaliza”

El académico recordó una cita del arquitecto Manuel de Terán en la que afirmaba, hace 50 años, que “más que en otras ciudades con peso de tradición, historia y monumentos”, creía “percibir en Toledo una desvinculación en relación a la significación de la ciudad”. “Creo que es algo que se ha corregido en la ciudadanía pero no en una parte relevante de la sociedad civil de Toledo”, agregaba Marañón en referencia al secretario general de la Federación Empresarial Toledana (Fedeto), Manuel Madruga: “definir a Vega Baja como cuatro zanjas y dos monedas es el mayor exponente de lo que escandaliza a Terán, de lo que nos escandaliza a nosotros”.

“Si hay algo que se saque y si no que dejen de tocarnos las narices y que no dejen la ciudad paralizada”, recordaba también Marañón como otra de las declaraciones del responsable de Fedeto, a lo que añadía que “a estas alturas, desconocer la existencia de ese paisaje histórico constituye la peor ceguera, la del que no quiere ver”. “Causa sonrojo leer que se diga que si Vega Baja no se convierte en un negocio inmobiliario se paraliza el crecimiento de Toledo. Es como si en Madrid se planteasen construir 120 hectáreas del Retiro con la excusa de que no se frene su crecimiento”, subrayó el académico.

“Nada se ha hecho desde entonces -desde la paralización de los proyectos urbanísticos que mencionaba- para fomentar su uso, hacer excavaciones o culminar urbanísticamente su protección. En ninguno de estos campos se ha hecho nada. Por no hacerse nada, ni los hallazgos arqueológicos de los terrenos se han hecho públicos 14 años después. Ni sabemos dónde están ni se han exhibido”, lamentó el también doctor 'honoris causa' por la UCLM, que valoró “positivamente la buena voluntad que muchas veces manifiestan la alcaldesa, Milagros Tolón, y el presidente regional, Emiliano García-Page”.

“Hay efervescencia de que la Vega Baja se puede salvar”

En este sentido, señaló que “lo importante es resolver la protección urbanística de la Vega Baja a través de un plan especial o director. Solo así preservaremos este paisaje que forma parte esencial del patrimonio de todos los toledanos y de toda la humanidad”. “Una solución con valor de ley. Es ahora o nunca”, refrendó Marañón, que se mostró optimista ante este reto con “las nuevas incorporaciones como las de la Escuela de Arquitectura de Toledo u otras plataformas que se están creando”. “Hay efervescencia de que la Vega Baja se puede salvar”, añadió.

De su lado, Jesús Carrobles recordó como en el año 2006 la arqueología “no estaba tan presente” y se “evidenció una incapacidad de la administración para gestionar grandes proyectos”. “Empezaron por 300 viviendas y acabaron por 2.000. La sociedad civil lo deshizo, la Rabacht, la Real Fundación, pero no solo ellos sino el empuje de toda la sociedad”, manifestó antes de referirse a la normativa en vigor para regular la protección del patrimonio, sobre la que afirmó que, ante una situación como la de 2006, esta “no es el mayor avance”. “La privatización de la arqueología sigue siendo una cuestión que queda abierta”.

“Quizás estos 15 años nos han enseñado a que hay que ver Vega Baja de otra manera. Hay que elevar el nivel. Lo que nos falta no es un buen debate sobre Vega Baja sino sobre una ciudad como Toledo, que yo creo que lo merece”, proponía el director de la Rabacht en la inauguración de estas jornadas que, en su segundo día, contaron con la exposición de distintas experiencias sobre proyectos urbanísticos o dos mesas de diálogo vecinal entre diversas asociaciones vecinales de la capital regional y del territorio del que se debatía.

¿Dónde está Vega Baja?

De 'Comprender para imaginar' a '¿Dónde está Vega Baja?', así transformó el título de su ponencia José Ramón de la Cal, también organizador de unas jornadas en las que aseguró que “Vega Baja no está donde se dice que está Vega Baja”. Amplió la rotunda afirmación señalando después que Vega Baja es “un espacio que va desde la carretera de La Puebla hasta la Finca de Los Lavaderos del Rojas, que coge la avenida de la Reconquista, Barber...”, e ilustrando sus palabras en un plano de Toledo que rodeaba un entorno mayor del que solemos imaginar de este enclave.

De la Cal, profesor también en la Escuela de Arquitectura, no olvidó mostrar dos planos, uno del siglo XVI y otro del XX, “calcados”. “Lo más importante de Toledo”, dijo, es “el río, que divide una ciudad que no se puede entender sin él”. “Hasta principios y mediados del siglo XX, Toledo era el río y el peñón. Era tan importante que las primeras medidas de protección del Casco surgen cuando nace Santa Bárbara, que no es un modelo urbanístico intachable”, agregó.

Después de Santa Bárbara vino Palomarejos, y luego “el tecnócrata Polígono” porque “no se sabe resolver -la cohesión- de la ciudad histórica y moderna”. Hasta que, apuntó, llegó el anulado Plan de Ordenación Municipal (POM) de 2007, que quiso “rellenar la ciudad de 50.000 viviendas” que sobrevolaron en una de las diapositivas de su presentación entre Vega Baja y La Peraleda. “Hay que proteger Vega Alta y Vega Baja porque son dos espacios que, además de hacer comprender la ciudad, nos permiten su viabilidad. Son inherentes a su construcción, son espacios que hay que proteger del 'homos economicus'”, señaló de la Cal.

“Se confunde una parte de la totalidad con la totalidad”

Con las excavaciones que se hicieron en 2007 en varias de las parcelas en las que ya había planteados proyectos urbanísticos, “un tecnócrata definió cuatro yacimientos como Bien de Interés Cultural (BIC) y tuvo la habilitad de llamar a este yacimiento Vega Baja. Se confunde una parte de la totalidad con la totalidad, un error muy grave que si no se corrige conllevará decisiones erróneas”. En concreto, estos cuatro BIC son la Fábrica de Armas, el Cristo de la Vega, el Circo Romano y la declaración de Yacimiento Arqueológico de Vega Baja. Los cuatro son parte de un conjunto cultural y paisajístico indisoluble. del que “.

“El gran avance que tiene que tener la ciudad es reconocer que el patrimonio no es solo intramuros, sino que incluso es mayor extramuros”, aseveró el doctor en Arquitectura.

Espacio de ambigüedad

'El valor histórico y etnográfico de la Vega Baja en la construcción de la identidad toledana', fue la charla anterior con la que Isabel Ralero resumió la investigación que llevó a cabo su tesis doctoral. Vega Baja como un lugar de cohesión social, un “lugar de tránsito donde empieza lo desconocido” y un espacio “vivo y fértil, en el que se generó agricultura, grandes zonas de huertos”. “Naturalizado, con mucha relación con el río y entorno, con los principales concilios, base de la identidad toledana desde la Reconquista”, destacó la antropóloga.

“Un espacio de ambigüedad, donde se dan valores contrarios” como lo sagrado o lo profano, lo ortodoxo y lo popular. “Ha sido un símbolo para la construcción de la identidad toledana”, que se ha ido reflejando también en la literatura -como en 'El Buscón' de Francisco de Quevedo-, apuntó Ralero, que se sirvió de imágenes de una celebración religiosa para mostrar la diferencia entre la manera de solemnizar una procesión en Vega Baja y hacerlo en el Casco Histórico, donde “el orden y el decoro es distinto”.

El pasado romano de Vega Baja

Por su parte, Rebeca Rubio desgranó 'Toletum y la Vega Baja en época romana como punto de partida'. “Es importante la visión romana. Parece que Vega Baja lo relacionamos siempre con el período visigodo y esto hace de este espacio algo más maravilloso todavía”, avanzó mientras mostraba un gráfico con los restos romanos en el área Extra Moenia (extramuros), como el circo romano, el edificio del Cristo de la Vega, los restos de las villas romanas de Fábrica de Armas o dos conjuntos termales. “La Urbs Regia visigoda fue importante porque el Toletum romano lo había sido”.

Entre las propuestas e iniciativas del grupo de investigación de Arqueología Romana ARCYT, de la Facultad de Humanidades de Toledo, está la de completar la señalética del circo romano de la ciudad, que se encuentra entre “los cinco o seis primeros circos romanos del mundo”, “Cuando un ciudadano o un turista va a visitarlo no puede entenderlo. Creo que se va a materializar en 2020”, avanzó Rubio, que indicó que la idea contempla la elaboración de unos paneles con la realidad virtual que sirvan para conocer e interpretar este espacio en el que también han promovido visitas guiadas.

“Crónica de un rescate II”

De su lado, Ricardo Izquierdo, catedrático y doctor en Historia, fue el encargado de exponer un 'Marco introductorio sobre la realidad patrimonial de la Vega Baja. ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos?'. Izquierdo recordó a una de las periodistas que mejor conoce lo que ha vivido este espacio de la ciudad en los últimos viente años señalando que “quizá habría que escribir otro libro: 'Crónica de un rescate II'”, en alusión al título del trabajo que publicó Cristina Martínez meses después de la paralización de los proyectos urbanísticos.

El catedrático hizo un trabajado repaso cronológico a todas las excavaciones que se realizaron en el yacimiento, así como a los más de 240 sondeos que llevó a cabo el arqueólogo Juan Manuel Rojas que “en un 90 y muchos por ciento dieron evidencias arqueológicas en Vega Baja”. “La zona urbanizable en 2008 se declaró BIC, pero hay muchas zonas de Vega Baja que no están protegidas y es lo que ha desatado de nuevo la polémica”.

De las dos monedas mencionadas, Izquierdo pasó a las “30 de oro que aparecieron” ocultas en un antiguo edificio y que habrían sido escondidas “seguramente cuando llegaban los musulmanes a Toledo”, de quienes también se encontraron monedas datadas del año 714, “casi de la fecha de la conquista”. “Posiblemente, desde mediados del siglo IX, Vega Baja de despobló, ya que la última moneda encontrada es de esa época”.

Como colofón de esta primera jornada, se llevó a cabo una mesa de debate bajo el título 'Entre el mundo antiguo y la actualidad', en la que intervinieron Juan Ignacio Mera, Jorge Morín -arqueólogo y director del yacimiento visigodo de Los Hitos-. Adolfo de Mingo -historiador y periodista- y Jesús Fuentes -político, historiados y periodista-. Moderada por la periodista de eldiario.es en Castilla-La Mancha, Francisca Bravo, la mesa avivó el debate entre el público y los vecinos tomaron también su turno de palabra para expresar unas inquietudes que pudieron ampliar el viernes. Aún quedaron unos minutos para compartir mesa con la antropóloga Georgina Granero y exponer brevemente las conclusiones de la primera parte de estas jornadas con 'una mirada interdisciplinar compartida' y que, esperamos, no sean las últimas que se lleven a cabo.

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