El cáncer son ellos

Mientras discutimos si un líder político es más o menos ‘friki’, si el secretario general de los socialistas debe o no ser elegido por el voto directo de los militantes o si Blasco aprendió a hacer chorizadas en su época de conseller socialista o más tarde con Zaplana, con Camps o con el mismo Fabra… un padre de familia enfermo de cáncer lucha no sólo contra su enfermedad sino contra la decisión de la sanidad pública valenciana de negarle un tratamiento que los oncólogos sí han recomendado.

En el Hospital de San Juan, a este hombre, a su familia, a sus amigos… poco les debe importar si el líder de ‘Podemos’ es más o menos estrafalario, si el PSOE se desmorona o si el PP sigue en sus trece sin reconocer que se desangra poco a poco, a pesar de su pírrica victoria. No creo que esta familia atacada por el cáncer esté para debates acerca de si los imputados deben o no ir en las listas electorales.

Hace ya tiempo que las portadas de los periódicos son para mí en blanco y negro. Porque en ellas puedo observar los contrastes y me reafirman en la idea de lo alejada que está la política del día a día, de la calle, de los niños, de los mayores, de los enfermos, de las mujeres, de los discapacitados, de los jóvenes, de los desempleados, de los padres, de las madres...

Pero cuando la ruindad política llega al extremo de que se niegue un tratamiento que pueda paliar su dolor a un enfermo de cáncer se ha sobrepasado un límite. El moral.

Y creo que es el momento de devolver la política a los ciudadanos. Porque no se puede seguir tolerando que nos traten como a tontos, que nos digan que la Comunitat Valenciana liderará la salida de la crisis cuando somos la sexta autonomía con mayor tasa de pobreza en España, cuando cada vez son más las familias con problemas para acceder a alimentos de primera necesidad y cuando una familia tiene que hacer una colecta para pagar el tratamiento a un enfermo de cáncer porque la Administración pública se niega a asumirlo.

Si la decisión dependiera de mí, me moriría de vergüenza…pero ya he dicho muchas veces que para sentir vergüenza primero hay que tenerla.

¡Ah! Y mientras nos encolerizamos con los ‘frikis’ de turno o con el auge de la extrema derecha en Francia…más de 200 niñas siguen viviendo un infierno en Nigeria desde el 14 de abril, aunque otras noticias las hayan desplazado de las portadas, aunque el llanto de sus familias ya no se escuche en los informativos y los gestos solidarios hayan quedado en el archivo de las Redes Sociales.