Las malas condiciones de la línea C6: El trayecto a Madrid desde Valencia dura sólo diez minutos más que el de cercanías a Castellón
El día 26 de abril, dos días antes de las elecciones generales en las que quedaría a apenas una docena de escaños de obtener la mayoría absoluta, Pedro Sánchez cerraba su campaña electoral reuniendo a cerca de 6.000 personas en el Parque Central de Valencia. Frente a los miles de asistentes, el presidente en funciones reafirmó su compromiso para con el Corredor Mediterráneo y la necesidad de una financiación justa para la Comunidad Valenciana. Apenas unas horas antes, aquella misma tarde, Sánchez participaba en otro acto de campaña en Madrid. El trayecto en AVE que separa la capital de Valencia dura alrededor de una hora y cuarenta minutos, diez minutos más de lo que dura el trayecto hasta Castellón.
El robo de más de 250 metros de cableado de la red ferroviaria esta pasada semana en Valencia ha ocasionado problemas en más de 60 convoyes y ha provocado cancelaciones y retrasos en líneas que, como la que une la Estación del Norte con Castellón, han sufrido cancelaciones y retrasos de hasta una hora. Los usuarios de la línea que conecta Valencia con la capital de la Plana, sin embargo, dicen estar acostumbrados a situaciones como esta y afirman que, durante los últimos años, los retrasos y las cancelaciones vienen convirtiéndose en la norma sin que desde Renfe se ponga solución o, al menos, se den explicaciones.
Para Samuel Martínez, portavoz de la plataforma Indignats amb Renfe, las cancelaciones y los retrasos que sufren a diario los usuarios se deben a la falta de material de la empresa pública y, principalmente, por falta de personal –maquinistas, interventores, mecánicos…-. “Esta semana nos hemos encontrado con los problemas de siempre, realmente nada adicional. Esta situación es inaceptable, pero la sufrimos constantemente y el robo de cable ha sido la justificación de esta semana. Tal vez se han retrasado todavía más trenes… pero es algo usual”, afirma el portavoz.
El deterioro en la calidad del servicio de transporte público repercute directamente sobre la vertebración provincial del territorio y, en consecuencia, en la libertad de los valencianos para trabajar, estudiar o simplemente desplazarse con libertad. Desde la plataforma de Indignats cuantifican –sirviéndose de informes de la propia Renfe- en cerca de diez millones de usuarios a nivel estatal que, durante la última década, han abandonado el transporte de Cercanías debido a las condiciones en que se encuentra. “Si vives en Valencia y trabajas en Castelló, sabes que tienes que tienes que salir de casa mucho antes en previsión de lo que pueda pasar. A veces incluso tienes que llegar una hora antes de tu hora para asegurarte llegar a tiempo”, explican desde la plataforma.
“Nos hemos puesto muchas veces en contacto con Renfe a través de la Gerencia de Cercanías y la respuesta ha sido siempre nula y se limita a un ”perdonen las molestias“. Incluso a algunas personas, que son más activas en la queja y la protesta por la gestión del servicio, las han llegado a bloquear en redes sociales”, afirma Samuel.
Tres años más a la espera
Ya en 2016 el Ejecutivo autonómico, liderado por el ahora President en funciones, Ximo Puig, solicitaba para los valencianos la concesión de un derecho reconocido en el Estatuto de Autonomía y del que ya disfrutan otras comunidades: la a transferencia de las competencias de cercanías ferroviarias. Del Plan de Cercanías 2010-2020, presentado hace ya casi una década, tan sólo se ha ejecutado un pequeño porcentaje de las inversiones previstas en Cercanías. En 2017, los Presupuestos del Estado destinaban para la red valenciana tan sólo el 2,5% de la inversión anual, mientras que Barcelona y Madrid acaparaban el 90% del total.
Durante el pasado mes de noviembre, Fomento anunció el refuerzo de la línea C6 -que una Valencia con Castellón- y renovaría la flota de vehículos que en la actualidad realizan la ruta. Con la licitación del contrato -por valor de 2.270 millones de euros- aprobada el pasado mes de marzo, los usuarios todavía deberán esperar los tres años que requiere el plazo de entrega de los 211 trenes adquiridos por Renfe. Mientras tanto continuarán cubriendo el trayecto los viejos trenes de la línea, algunos de los cuales tienen más de 20 años y, según denuncian y los usuarios, se encuentran en malas condiciones o lucen numerosos desperfectos.
Desde la operadora ferroviaria remarcan los esfuerzos que se están llevando a cabo para la mejora y el mantenimiento de los trenes más antiguos. El tormentoso clima político y la no aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, supusieron el aplazamiento de la adquisición nuevos trenes e inversiones. Desde Fomento, por su parte, recuerdan que durante los últimos siete años de gobierno del Partido Popular no se produjo ninguna renovación del parque de vehículos.
Protestas desde la Universidad
Uno de los principales colectivos afectados por esta situación son los estudiantes de la Universidad Jaume I (UJI), muchos de los cuales han de acudir a diario a las instalaciones haciendo uso del Cercanías. De hecho, ellos constituyen buena parte de los usuarios más activos a la hora de denunciar una situación que consideran insostenible y que viene de lejos. Para la actual rectora de la universidad, Eva Alcón Soler, un servicio de transporte público como es el tren tiene éxito solo si cumple con tres objetivos: puntualidad, comodidad y precio.
Si no se cumplen estos objetivos, afirma la rectora, deja de ser útil y genera problemas y frustración a las personas que lo utilizan. “Durante la época de docencia la puntualidad es importante, pero ahora que entramos en época de exámenes es, si cabe, mucho más importante. Los retrasos y cancelaciones afectan, a la cantidad de tiempo utilizado en los desplazamientos y, posiblemente, afectan también a la situación anímica de los usuarios, imagine una persona que debe asistir a un examen, donde lo nervios pueden afectar y tenga una situación de retraso o cancelación del tren”, afirma Alcón.
Desde la UJI manifiestan que no ningún secreto que recientemente se han producido quejas por el deficiente servicio de cercanías tanto en la conexión norte como sur. La sensación, afirman, es que la situación no ha mejorado y ello desanima a aquellas personas que optan por este medio de transporte. Desde la Universidad explican que su papel sólo puede ser el de recoger las quejas y, como ya se ha hecho, trasladar a la administración la problemática y seguir exigiendo un servicio de trenes de calidad.
“Se ha transmitido tanto a representantes de la Administración como a los diferentes partidos políticos la necesidad de dar solución a este problema. Nuestro deseo sería que se pudiese solucionar este problema, no solo por las personas de la comunidad universitaria sino por toda la población de la provincia”, afirma la rectora.
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