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Opinión - Valentía en tiempos de guerras. Por Rosa María Artal

Desagravio al doctor Peset, “un intelectual prestigioso situado junto a la igualdad y la reforma republicana”, ochenta años después de su fusilamiento

La rectora de la Universitat de València, Mavi Mestre, y el catedrático en Historia Marc Baldó durante el homenaje al doctor Peset Aleixandre.

Laura Martínez

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Joan Peset Aleixandre, rector de la Universitat de València entre 1932 i 1934, fue condenado a muerte en dos ocasiones durante la misma semana de marzo de 1940. “Denunciado por médicos, el tribunal militar lo juzgó por auxilio a la rebelión, pero en aquel juicio aberrante no se trataba de juzgar a una persona, sino, esencialmente, de juzgar y condenar a muerte lo que representaba: un intelectual prestigioso que se había situado junto a la igualdad y la reforma republicana”, afirma el catedrático de Historia Contemporánea Marc Baldó. “Las fuerzas vivas de la derecha franquista local no le perdonaron este compromiso y querían venganza” contra quien reorganizó en Valencia a finales de 1935 el partido de Manuel Azaña, Izquierda Republicana, y mantuvo durante la guerra intactos sus principios morales.

Doctor en Medicina, Ciencias (Química) y Derecho, pero, sobre todo, “un hombre bueno”, el experto en medicina legal fue fusilado en el cementerio de Paterna en 1941, con 54 años, tras unos juicios a los que el proyecto de Ley de Memoria Histórica que tramita el Congreso quiere retirar la validez legal. El Gobierno autonómico, el gobierno municipal, la Universitat de València y la Asociación para la Memoria Democrática del País Valencià han organizado este lunes actos en memoria del rector en el claustro del Centre Cultural La Nau y ante su nicho en el Cementerio General de València cuando se cumplen 80 años de su ejecución. La Universitat de València trabaja junto al ministerio de Manuel Castells en un proyecto de desagravio a los profesores insignes que perdieron los títulos a manos del franquismo para iniciar el proceso de reparación de su memoria.

“La ejecución de Peset que conmemoramos hoy, ochenta años después, continúa siendo una efeméride, es decir, una fecha que evocamos porque políticamente, cívicamente, democráticamente, conviene recordarla, al menos por tres razones: porque Peset fue un hombre bueno, porque fue un universitario y hombre de ciencia relevante, y porque fue un hombre comprometido”, expresaba el historiador en el primero de los actos de homenaje celebrados este lunes.

Los testigos que declararon a su favor consiguieron que el mismo tribunal que tenía clara la condena propuesiera el indulto de la llamada pena capital y su sustitución por la pena inmediata inferior: 30 años y un día. Dos días después, explica Baldó, la Delegación Provincial de Sanidad aportó como prueba contra el rector un discurso sobre psicología social que pronunció en 1937. En el texto que se usara como su última condena, en abril de 1937, el doctor señalaba: “Hoy no es defendible Ia posición apolítica de ningún servidor de la República, aunque todavía queden cínicos entre ellos que incluso no la respeten”.

“Sobre todos nosotros gravita una enorme responsabilidad nacional, mundial y humana de lo que pueda ocurrir en las zonas leales al Gobierno legítimo de la República española. Todos los hombres de buena voluntad debemos aportar nuestras conductas. A cada uno corresponde elegir la suya, no la ajena, aunque nadie renuncia a enjuiciarlas todas. Según Nietzsche, la fórmula para la grandeza del hombre es el amor a los hechos. Soportar lo fatal; más aún, no disimularlo; más aún, amarlo”, expuso el entonces catedrático en la conferencia.

Para el historiador encargado del primer homenaje en el 80 aniversario del asesinato del doctor, la recuperación de la memoria por parte de la universidad es un deber moral. “Es evidente que la función de las universidades es la educción y la investigación. Pero también es cierto que el gran patrimonio de las universidades es la crítica y el compromiso con el progreso moral de las sociedades, la libertad y la justicia”, recordó Baldó. Un testigo que recogió la rectora de la Universitat de València, Mavi Mestre. “Es nuestra obligación, como instituciones, pero también como ciudadanas y ciudadanos particulares, hacer que el tiempo de oscuridad, de desinformación y desmemoria que fue la dictadura franquista no modele y desfigure nuestro pasado. En ese sentido, los procesos de memoria histórica y de memoria democrática iniciados por los gobiernos en los últimos tiempos tienen que servirnos no solo para recuperar la historia, incluso recobrar los cuerpos de las personas asesinadas y sepultadas, sino también para reparar, a pesar de que sea tarde, las injusticias”, dijo la rectora.

Al acto en La Nau, antigua sede de la Universitat de València, le siguió un homenaje en el cementerio municipal, donde descansan los restos de Peset Aleixandre. En la ceremonia organizada por la Asociación para la Memoria Democrática, la consellera de Calidad Democrática, Rosa Pérez Garijo, incidió en que “mantener en la memoria a las víctimas, reconocer su dignidad, es el mejor recurso para evitar que episodios como el que acabó con la vida de Peset vuelvan a repetirse”. Por su parte, el alcalde de València, Joan Ribó, valoró que el doctor Peset “representaba el progreso, la excelencia de la medicina, de la ciencia, de la investigación” y lamentó que “le arrebatan la vida con el único argumento de la imposición, de callar las voces disonantes, de apagar las razones de quienes defendían una democracia en la que había espacio para todas y todos”.

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