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“Tengo 84 años y después de 46 en mi casa de València me quieren echar para construir apartamentos turísticos”

Teresa Ramón en el salón de su casa muestra una pancarta de protesta bajo el lema 'Caixers (nombre de la calle) es queda' (Caixers se queda)

Carlos Navarro Castelló

“Tengo 84 años y llevo 60 viviendo en el barrio del Carmen y 46 en este edificio del que nos quieren echar. Si me tengo que ir no sé dónde iré porque cobro una pensión de 700 euros y por aquí está todo muy caro”.

Este es el duro testimonio de Teresa Ramón, una de las siete residentes del edificio de la calle Caixers número 2, en el barrio del Carmen del València, que un fondo de inversión ha adquirido y a quienes quieren expulsar para rehabilitarlo y reconvertirlo en apartamentos turísticos aprovechando el boom de la demanda de esta modalidad de alojamiento en el corazón de la ciudad, unido al de los precios de alquiler.

Teresa recuerda que llegó al edificio en el año 1973. Primero estuvo alojada en la vivienda del conserje, por lo que ejerció como tal aunque de forma desinteresada, y posterioremente pasó a su actual vivienda en el segundo piso mediante un contrato de alquiler de renta antigua por el que paga 121 euros.

“Estoy bien, me lo tomo con calma porque tampoco voy a ganar nada cogiéndome un disgusto, pero no me quiero marchar de mi casa; lo peor es que nadie de la empresa ha venido a hablar con nosotros, siempre dicen que solo hablan con mi abogado; tampoco ha venido ningún político a interesarse por nuestra situación”, ha relatado Teresa.

Precisamente, su contrato de renta antigua le puede salvar de tener que abandonar definitivamente su domicilio. Aunque sí deberá dejarla mientras duren las obras de rehabilitación, según su abogado legalmente tiene derecho a volver, si bien su casa, prácticamente un museo con techos altos y suelo de cerámica con mosaicos, no será la misma: “llevo toda la vida viviendo aquí, es mi barrio, mi finca, mi piso, mis recuerdos y ahora mi familia, los vecinos y vecinas que vivimos aquí somos una familia”, ha explicado.

Pero ella no es la única afectada por esta situación. El edificio, que data del año 1889, cuenta con ocho viviendas y siete de ellas cuentan con inquilinos. Los dos comercios que había en los dos bajos comerciales ya han sido desalojados.

Todos ellos, salvo Teresa por la particularidad de su contrato, han recibido una carta del fondo Good Capital Investment en la que se les informa de que sus contratos de alquiler no serán renovados a final de año, por lo que deberán abandonar sus viviendas.

Jesús Arrúe, de 46 años, es otro de los afectados: “llevo 15 años viviendo en esta casa y hasta ahora pagaba 390 euros de alquiler, si me tengo que ir a otro piso tendré que salir del barrio o incluso de la ciudad porque en el Carmen no hay nada por menos de 700 euros y es algo que no me puedo permitir”.

Según Jesús, entre el resto de familias que se verán obligadas a dejar sus casas están un artista fallero o una mujer en paro con un hijo menor de edad: “somos vecinos del barrio que hacemos barrio, si nos expulsan no podremos seguir viviendo aquí por los precios de los alquileres y se romperá la convivencia y la comunidad que se ha ido tejiendo a lo largo de los años; solo habrá turistas y se perderá la esencia”.

El colectivo Veïnat en Perill de Extinció ha iniciado la campaña #Caixers2EsQueda, para denunciar y evitar la expulsión de los vecinos y vecinas de sus casas.

Según ha explicado Andreu Ginés, portavoz de la plataforma, “el vecindario de Ciutat Vella ha expresado en diferentes ocasiones y en diferentes formatos su malestar por la expulsión constante de vecinas y vecinos, vinculadas al desmesurado aumento de los alquileres y la no renovación de contratos; la compra descontrolada de edificios para uso turístico y los problemas de convivencia que se generan, así como la carencia de políticas locales para promover la permanencia y aumento de residentes”.

Giner ha denunciado que no han encontrado soluciones ni desde el Ayuntamiento ni desde la Generalitat: “la respuesta siempre es la misma, que no hay disponibilidad de vivienda social, aunque sabemos que en Velluters o aquí en el Carmen hay varias cerradas porque supuestamente están en mal estado y no hay presupuesto para arreglarlas”.

Ante esta situación, han exigido a las administraciones que negocien con el fondo para recomprar el edificio, destinarlo a vivienda social y que se renueven todos los contratos de alquiler de las familias que residen en la actualidad. Además, solicitan medidas reales para evitar que se sigan dando estos procesos de gentrificación en los barrios.

Los precios del alquiler vuelven a máximos históricos

Según un estudio inmobiliario del portal Fotocasa, especialista en el mercado de vivienda de segunda mano y de alquiler, la capital valenciana registró el pasado mes de julio un precio medio de 8,90 euros por metro cuadrado, siete céntimos por encima del récord absoluto marcado en la ciudad en enero de 2008, cuando se alcanzaron los 8,83 euros.

Este valor alcanzado hace un mes supone un incremento interanual del 5,5% y del 53% con respecto a mayo de 2014, momento en que los precios tocaron fondo en la ciudad después de la crisis, con 5,81 euros.

Por distritos destacan las subidas interanuales en Rascanya (30%), Pla del Real (23,8%) y Poblats Marítims (23,6%), una zona esta última que ya es la cuarta más cara de la ciudad al llegar a los 9,27 euros el metro cuadrado, espoleada en gran medida por el auge del Cabanyal, el barrio que cuenta con más viviendas turísticas ofertadas en el portal Airbnb.

Por encima están L'Eixample (10,15 euros), Pla del Real (9,85 euros) y Algirós (9,37 euros). El distrito más económico para vivir es Patraix con 6,78 euros el metro cuadrado al mes.

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