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El legado de Max Aub ingresa en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes
“Se escribe para quedar y si no se consigue nada tiene sentido”, son las palabras de Max Aub escogidas por Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, al abrir la Caja de las Letras que acoge el legado del escritor. En sus palabras, destaca el poeta, “no había vanidad, había conciencia de la historia”.
El pasado lunes se celebró el acto, que culmina el 50 aniversario de la muerte del escritor, una de las voces del exilio español. El legado incorpora una selección de la obra del escritor, que incluye una copia de 'La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco', así como 'Campo de sangre', 'Crímenes ejemplares' o 'Vida y obra de Luis Álvarez Petreña' y algunos escritos fruto de su colaboración en revistas como 'Sala de espera'. También la revista El Correo de Euclides con la que Aub felicitaba las navidades .
Entre los objetos personales que se recogen en la caja 901 de la institución se encuentra la paleta con la que Aub pintó los cuadros de uno de sus personajes más conocidos: Jusep Torres Campalans. El autor concibe a Campalans, protagonista de la novela homónima, como un pintor cubista, hijo de payeses que emigra a París. En esta ciudad entra en contacto con las vanguardias y confraterniza con artistas como Pablo Picasso, Amedeo Modigliani o Piet Mondrian. Tras el estallido de la guerra, Campalans se traslada a México, donde acaba sus días según la biografía inventada por Aub.
El director del Instituto Cervantes señala que Aub “representa esa manera de trasmitir la memoria como parte del sentido de pertenencia. Con sus ”Campos“ recibió la herencia de Galdós para dejar un camino por el que han seguido trabajando los escritores españoles en la actualidad”. Para él, prosigue García Montero, “lo importante no fue vencer o ser derrotado, estar o ser desterrado, lo importante fue dar testimonio de la dignidad humana con la que debe enfrentarse cualquier azar”.
En el acto, la directora de la Fundación Max Aub y nieta del autor puso en valor: “Creo que a mi abuelo le gustaría este acto por ser del Instituto que lleva el nombre de su admirado Cervantes y por ser la institución que se ocupa de cuidar la lengua que él eligió como propia, que tanto quiso, cuidó y se esforzó en conocer y dominar”.
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