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“Hemos demostrado que somos una fuerza política responsable, hemos ayudado a desalojar al PP”

Martínez Dalmau en su despacho en la Facultad de Derecho de la Universitat de València

Laura Martínez

Valencia —

Rubén Martínez Dalmau (Teulada, 1970) es la nueva cara electoral de Podemos en la Comunitat Valenciana. Profesor titular de Derecho Constitucional en la Universitat de València, fue propuesto por los cargos orgánicos del partido y avalando por la mayoría de la militancia como candidato a la presidencia de la Generalitat.

Como docente, colaboró con la asociación CEPS, el germen valenciano de Podemos, asesorando a gobiernos latinoamericanos (Venezuela, Ecuador y Bolivia) para llevar a cabo sus procesos constituyentes, lo que le valió el nombre de padre de la doctrina del nuevo constitucionalismo latinoamericano. Conoce bien los procesos electorales y sus características y cree que hay que dialogar con los intolerantes: “No se trata de confrontar a las personas, se trata de confrontar a las ideas”, considera al respecto de la ultraderecha de Vox.

Usted ha estado trabajando en la elaboración de varios modelos constitucionales latinoamericanos ¿Qué podemos exportar a España?

De los procesos emancipadores latinoamericanos podemos aprender mucho. En primer lugar, que cuando se hacen constituciones democráticas tienen capacidad de transformación. Son constituciones que generan más derechos, rompen paradigmas antiguos, avanzan hacia un mejor vivir de las sociedades donde se aplican. Esto se puede ver en una de las que creo más avanzadas del mundo, que es la de Ecuador de 2008, que incorpora algo tan avanzado como el reconocimiento jurídico de los derechos de la naturaleza: de las montañas, de los animales, de los ríos... Incorpora los derechos sociales en el buen vivir, de forma que la constitución está para dotar a los ciudadanos del buen vivir. De la boliviana de 2009 podemos entender algo que en España es muy difícil de entender: que un Estado puede ser plurinacional; los pueblos indígenas se reconocen como naciones, cosa que en el Estado español, que es plurinacional, no se reconoce. Podemos aprender mucho de los procesos constituyentes emancipatorios.

Hay algunos constitucionalistas como Javier Pérez Royo que consideran que la Constitución española tiene vicios franquistas porque se construyó desde el franquismo... ¿Qué opina?

La Constitución Española fue continuista. Cuando se produce la Transición, las mismas élites del franquismo son las que controlan el proceso y finalmente se incorporan. Recuerda que en la ponencia, todo hombres, por cierto, estaban presentes los más altos puestos del poder franquista como Gabriel Cisneros o [Manuel] Fraga, ministro de información, el ministerio que censuraba...

Es verdad que la Constitución proviene de un proceso que parte del franquismo reformista, pero de sus mismos actores, con la incorporación de nuevos sujetos políticos como el Partido Comunista o el Partido Socialista, pero una incorporación minoritaria... En la ponencia había un representante de cada uno de ellos. Desde ese punto de vista, tenemos que entender que viene controlada por el franquismo. Otra cosa es si se podría haber hecho diferente. Con un ejército que todavía vivía de la victoria contra la República, después de 40 años de franquismo, con un pueblo que todavía estaba despertando... La respuesta posiblemente sería no. Seguramente, la Constitución de 1978 era lo que tenía que ser en ese momento. Ahora bien, ¿es la que hoy en día necesitamos? La respuesta, seguramente, sería también no.

¿Cree que venir de trabajar en la fundación CEPS y asesorar a los países latinoamericanos, con la campaña que hizo la derecha en 2014 y 2015 acusándoles de chavistas, le puede repercutir?

Creo que está totalmente amortizado. En primer lugar, nunca trabajé en la fundación CEPS, sino que colaboré cuando era una asociación. Era un proyecto de apoyo técnico-político a procesos emancipadores. Tenía -está en proceso de disolución- una visión transformadora de la sociedad e hizo que nos pudiéramos conocer mucha gente que hoy está en primera línea con una visión de progreso. CEPS debería pasar a la historia de este país como el lugar en el que se encontraron personas que tenían una visión de transformación y luego optaron por una salida política que fue Podemos. Toda la campaña negra desde los medios de comunicación más cavernarios que se ha hecho contra CEPS parte del desconocimiento, la manipulación y la falsedad.

Hablemos de las primarias. Quería plantearle dos reflexiones: una sobre que la lista que ha logrado el 40% de los apoyos tenga prácticamente todos los puestos de salida; la otra, que la mitad de los diputados no quiera repetir.

El sistema de votación de Podemos es complejo. Hubo un debate fuerte en Vistalegre II y se optó por el Desborda, que al final refleja las preferencias de la gente. Puedes votar lista, mover candidatos, mezclar listas... Es una forma totalmente abierta de participación, me parece lo más democrático que pueda existir. Creo que los resultados fueron espectaculares. Obtuvimos con Endavant Podem casi el 44% de los votos, con 9 puntos de diferencia sobre la siguiente lista, Renaix Podem, que era un equipo muy fuerte, liderado por Maria Dolores Giménez, que incorporaba a una diputada nacional muy potente como Rosana Pastor, al exsecretario general Antonio Montiel... Era una lista muy fuerte.

No obstante, lo bueno que tenemos en Podemos es que una vez la gente ha decidido, vamos todos a una y a trabajar. Abandonamos la competición interna y nos centramos en la importante, que es la externa, salir a ganar las elecciones. Creo que nos fortalece que hayamos podido debatir ideas, saber cuáles cuentan con mayor respaldo democráticamente y salir a defenderlas en el plano electoral.

Por otra parte, no me preocupa que alguien no quiera repetir en el cargo. Creo en el principio de la alternabilidad, que la política no puede profesionalizarse. Nadie debería entender que ser político es una profesión. Tú tienes que tener tu profesión y entender el cargo público como un servicio a la comunidad democrática y luego regresar a tu trabajo. Entiendo que en un sistema democrático nadie es personalmente imprescindible, son las ideas, el trabajo en equipo, la capacidad de debatir y proponer cosas hacia el bienestar de la sociedad. Si nadie es imprescindible, tenemos que entender que entre gente nueva. Yo limitaría los mandatos a un máximo dos legislaturas -completas-.

También sobre el partido, quería plantearle algo. Usted fue elegido senador suplente por designación territorial, cargo que no ejerció; después, diputado durante la breve legislatura de 2016 y no repitió en ningún cargo hasta hoy. Antonio Montiel era hace cuatro años secretario general, portavoz en las Corts y ahora parece que tiene difícil repetir como diputado autonómico. ¿Cómo ha cambiado Podemos en estos cuatro años?

Yo creo que Antonio Montiel será diputado. Creo que es una persona de enorme valía que tiene que estar en el parlamento. No dudo que vamos a sacar muy buenos resultados en todo el País Valenciano y en especial en Valencia.

Efectivamente, nunca he estado activo en el Senado, soy suplente de Pilar Lima. Antes tuve que pasar por primarias, como todos los cargos públicos en Podemos, no es como Joan Lerma, eterno senador. Luego fui diputado con És el Moment por Alicante y no repetí en A la Valenciana por razones personales. Cuando mis circunstancias cambiaron y me propusieron ser candidato mayoritario de consenso, decidí dar el paso.

¿Ha hablado con Montiel después de esto?

Sí, claro. Lo conozco desde hace mucho tiempo, de CEPS, es profesor del departamento... Hemos militado en movimientos sociales, coincidido en luchas en Valencia y en muchos sitios. Tenemos muy buena relación. Yo le propuse estar en nuestro movimiento y él democráticamente decidió que no quería estar. Si se ha equivocado o no es algo que tiene que valorar. Contaba con él desde el principio.

El papel de Podemos en esta legislatura ha sido complicado, en parte por ese pacto en el que hacían de apoyo del Gobierno y también de oposición. ¿No gobernar les ha pasado factura?

No entrar en los gobiernos fue una decisión estratégica de Podemos y es complicado de explicar. Es quizá la decisión más responsable que podíamos tomar porque éramos un partido joven, no teníamos cuadros suficientes para entrar a gestionar... Pero no podíamos dejar que el PP tuviera el Gobierno de comunidades como la valenciana o del Estado. Fue una decisión muy responsable, pero difícil de explicar. No se puede ser gobierno y oposición a la vez en un sistema parlamentario. Esos apoyos legislativos que se dan a partes... Recuerda que ni siquiera todos dieron el apoyo a Ximo Puig. Son cosas complicadas de explicar. Por eso creo que tenemos que dar un paso adelante, ahora que somos un partido más asentado, para romper con ese problema de la ambivalencia. También estar en el Pacto del Botànic nos ha permitido sacar muchas medidas sociales que no habríamos podido llevar a cabo si no.

¿Cree que se debería reeditar el Botànic en los mismos términos, teniendo en cuenta su entrada en el Gobierno? En cuestiones como mestizaje, reparto de consellerías...

Creo que no es cuestión de reeditar el Botànic, sino de profundizar el Botànic. Tenemos que ir hacia un Botànic más emancipador, con capacidad de poder gestionar de forma que se genere bienestar... El Botànic ha servido para lo que tenía que servir: colocar una venda a la sangría de las políticas del gobierno del PP y empezar a desalojarlo de las instituciones,. Un partido que en otro estado democrático estaría prohibido al estar condenado por corrupción y tener cientos de casos de clientelismo. Ahora hay que avanzar más, mejorar el buen vivir del pueblo valenciano. Por tanto, no hablaría de consellerias, de reparto de sillones... Me sentaría a ver qué quiere el pueblo valenciano.

¿Dónde sería Podemos más útil?

Se trata de un Gobierno que tiene que estar muy bien coordinado y hacer políticas transversales. No quiero que se hable de reparto de sillones, creo que no sirve para nada. Lo que sirve es que tengamos capacidad de gobernar en el marco de un impulso de unión y podamos trabajar en conjunto. De nada serviría que tuviéramos una conselleria muy bien gestionada y el resto no.

Hablaba también del tema de composición del Gobierno, si debe haber una conselleria de Trabajo, separar alguna de la otra...

Creo que el diseño de los ejecutivos, de los ministerios o consellerias siempre está a disposición de las necesidades del Ejecutivo. No creo que sea necesario ni mantener ni cambiar, simplemente adaptar la estructura a los objetivos. Y eso ya llegará el momento de saberlo.

Usted se presentó como candidato a la Generalitat ¿Si Podemos no tuviera fuerza para entrar en el Gobierno, qué haría?

Sería diputado y síndic, pero espero que me pudieran investir como president de la Generalitat.

Antes ha hablado de Montiel... Si él no saliera elegido como diputado, ¿Contaría con él para el Gobierno autonómico?

Ahora mismo, como decía, creo que no podemos hablar de sillones. Pero por supuesto en Podemos Montiel como otra gente son muy valiosos. La experiencia de mucha gente es necesaria y tiene que ser aprovechada para ser un buen gobierno. Por supuesto que contaría con Antonio y con los perfiles más preparados para eso.

¿Quienes son los más preparados?

Esta legislatura nos ha dado perfiles muy preparados. Los diputados en les Corts, Fabiola Meco.. dice que no va a repetir, pero no que no entraría en un Gobierno. Igual que Antonio Estañ es un perfil muy preparado. Hablamos de gente que ha trabajado ampliamente, que conoce muy bien sus materias y lo ha demostrado. Claro que habría que contar con ellos.

En su presentación en el Teatre Micalet dijo una obviedad: que en el sistema parlamentario no es presidente quién más votos de los ciudadanos tiene, sino quien consigue más apoyos parlamentarios. En el PSPV, algunos se lo tomaron como una reticencia a investir a Ximo Puig y una mirada a Mónica Oltra.

Se equivocaron totalmente. No sé por qué pensaban que me refería a Mónica Oltra cuando me refería a mí. Ni si quiera la nombré. Lo que decía es que en un sistema electoral parlamentario tiene la presidencia quién más apoyos obtiene en les Corts, que es lo que dice el Estatut y la Constitución. Además, creo que Podemos va a ser la lista más votada, pero no implica que yo vaya a ser presidente de la Generalitat, no es automático, necesita diálogo.

Vista la experiencia andaluza de ir con Izquierda Unida a las elecciones y la anterior en el Congreso, que parece que su electorado la penaliza... ¿Siguen convencidos de un pacto previo?

Izquierda Unida tiene un núcleo de propuestas más parecida a Podemos. Es verdad que tiene una deriva y un pasado diferente, otros líderes... Pero es una fuerza emancipadora. Creo que hay que unir esfuerzos para obtener el mejor resultado. En el campo electoral, nunca uno más uno son dos. No tengo claro que se haya penalizado por ir con Izquierda Unida. Pero las comparaciones que se hacen ahora es sumar IU y Podemos y compararlo con Adelante Andalucía y es incorrecto; nunca uno y uno hacen dos. No podemos saber qué hubiera pasado si no hubiéramos ido con IU, pero seguramente hubiera sido peor.

¿Y Compromís?

Creo que hay un núcleo de votantes que son ambivalentes y votarían a Podemos y a Compromís; no lo creo, lo dicen las encuestas. Desde ese punto de vista, entiendo que las veces que fuimos juntos -a las generales- fueron momentos enormemente importantes, con un éxito sin precedentes, que funcionó muy bien. Hubo problemas al plantear el grupo parlamentario, pero queríamos tener el grupo de És el Moment. Si la experiencia nos dice que va bien, quedamos segunda fuerza en las tres provincias, a bastante distancia por delante del PSOE, si la forma de relacionarnos fue buena... ¿Por qué no intentar ir juntos? Deberíamos explorar esas posibilidad.

Se ha visto en las elecciones andaluzas, aunque no parece una tendencia exclusiva de este proceso. En las generales también la abstención fue importante. ¿Cómo puede Podemos ilusionar a ese electorado?

La abstención en las andaluzas se explica fácilmente. Cansancio de casi 40 años del mismo partido, sin que haya habido cambio... es la única comunidad de España que ha tenido 40 años el mismo gobierno. Ha introducido factor de cansancio y hastío y ha provocado que gente que en lugar de votar a la derecha o a Podemos se ha abstenido. No creo que pase en el caso valenciano, la política está más viva. Ha habido diferentes alternativas, diferentes partidos gobernando, tenemos una ilusión en el Botànic mucho más viva, una opción más ilusionante... En Andalucía se ha enterrado el bipartidismo, no va a regresar. Cada vez habrá un multipartidismo más democrático y representativo y eso nos tiene que alegrar. El caso valenciano es paradigmático.

Pero, ustedes... ¿Cómo pueden arrastrar esa abstención?

Bueno, creo que la abstención es un derecho, es una forma de manifestación política. Me preocuparía si hubiera un voto de protesta masivo, pero que haya un grupo de votantes que decida no acudir a las urnas es una posibilidad democrática que hay que respetar. No creo que haya que combatir la abstención como principio.

Dicho esto, lo que queremos todos los partidos es que la gente vaya a votar y nos vote a nosotros. ¿Cómo puede Podemos ilusionar más al pueblo valenciano? Hemos demostrado que somos una fuerza política responsable, hemos ayudado a desalojar al PP de las instituciones, hemos ayudado a que haya leyes emancipadoras que repercuten en nuestro bienestar, hemos gestionado bien... La política no es la misma desde que nació Podemos a ahora. El parteaguas de la política española fue Podemos. Ahora vemos que hay más opciones como algo normal, antes había un bipartidismo imperfecto.

Otro aliciente es nuestro programa, cómo queremos profundizar el Botànic, cómo entendemos que para mejorar el bienestar del pueblo valenciano necesitamos una mejor financiación, luchar contra el empobrecimiento, la precariedad, buscar sueldos dignos... Si las personas ven que podemos profundizar en esos cambios y consiguen vivir mejor, creo que van a apoyarnos más.

En un debate sobre la Constitución dijo que teníamos que acostumbrarnos a que actores como Vox entraran en el Parlamento.. ¿Cómo afecta al sistema democrático que partidos que quieren romper consensos respecto a los derechos humanos entren en el juego?

Para ser un partido político tienes que aceptar las reglas del juego, si no, no juegas. Cualquier partido legalizado acepta las reglas. Partidos como Vox representan un porcentaje minoritario de la población, pero lo representan. A un porcentaje inmovilista, que ve que el mundo avanza y ellos se quedan atrás y tienen un pensamiento reaccionario. Reaccionan contra los avances de los feminismos, de la igualdad, los derechos de las minorías sexuales, contra la globalización, la presencia de las personas migrantes... Ese porcentaje ha existido siempre. Lo que hay que hacer es que estén representados en las instituciones, si consiguen aglutinarse en unas siglas tienen su derecho a estar en las instituciones. Y creo que deben estar para debatir y romper sus ideas desde el debate democrático de ideas. No se trata de confrontar a las personas, se trata de confrontar a las ideas. De esa forma, cuando el pensamiento reaccionario tenga su representación en las instituciones se desenmascarará, se verán sus debilidades. Prefiero que la gente que forma Vox esté en las instituciones debatiendo a que estén en la calle persiguiendo o violando derechos.

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