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Los retos del Museo de Bellas Artes de Valencia: organizar sus obras y su modelo de gestión

El delegado de Gobierno, el conseller de Cultura, el secretario de Estado de Cultura y el alcade de Valencia

Laura Martínez

El Museo de Bellas Artes de Valencia pone fin a su larga travesía por las obras de rehabilitación. Tras 30 años y cinco fases, en las que se han ido reduciendo las inversiones del Gobierno central notablemente, el recién elegido secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, ha acudido este jueves a hacer la entrega de llaves que simboliza el fin de esta etapa en la que se han invertido 10.855.090 euros.

Al margen de los problemas en la estructura del edificio, el San Pío V debe hacer frente a otros retos. En este aspecto han coincidido el secretario de Estado, el alcalde Joan Ribó y el conseller de Cultura, Vicent Marzà. Si bien esta ha sido una jornada “para celebrar la nueva etapa”, no es un punto final. A la segunda pinacoteca española todavía le quedan muchos retos por hacer frente.

En primer lugar, necesita de un plan museológico que organice la programación, los espacios expositivos y, en definitiva, que las obras se puedan ver. El museo cuenta con más de 600 cuadros y se pretende que su actividad vaya más allá de la pinacoteca. También debe trasladar a otro espacio la Academia de Bellas Artes y devolver los archivos a la biblioteca, así como aumentar el número de obras que el centro pueda restaurar. El plan museológico es la inmediata prioridad del Consell a este respecto, según ha comentado el conseller Marzà.

Para ello, la Generalitat ha aumentado hasta los 5'2 millones de euros la asignación para el museo, pero necesita de la colaboración del Estado, cuyo representante se ha mostrado por la labor. “Esta vez no tardaremos 30 años”, ha ironizado Benzo. A su vez, ha tendido la mano al Ayuntamiento para las obras del entorno y los accesos al museo. Este es precisamente el segundo gran reto al que debe hacer frente: acondicionar el entorno y las entradas al centro, así como integrarlo en los Jardines de Viveros.

Y en tercer lugar, la cuestión que parece más complicada: poner en orden su modelo de gestión. El museo es de titularidad estatal pero es la Generalitat quien gestiona los recursos, por lo que reivindica mayor autonomía. Por ejemplo, tener un director como el Museo del Prado, que “de el rango que merece el museo”, según lamentaban fuentes del Consell. Sin embargo, desde el Gobierno tratan de esquivar este asunto: “Me niego a establecer un enfrentamiento entre arte español y valenciano, entre un museo valenciano o español. Si conseguimos un proyecto expositivo racional y ambicioso tendremos un museo del que se sientan orgullosos los valencianos y los españoles”, ha sentenciado Benzo.

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