Conato de incendio en una zona de difícil acceso de un monte en Tenerife
Sin plan ni proyecto
Las consecuencias del Covid-19 son universales. El mundo ha comprobado crudamente su vulnerabilidad. Inmerso en el conexto internacional emerge el caso valenciano. A la vista de la falta de reacción del entramado, público-privado de entidades e instituciones, alguien tendría que dar luz sobre cómo se presenta el futuro de la Comunitat Valenciana. El Estado autonómico, proclamado en la Constitución del 78, está en hibernación. Vivíamos – hasta el 14 de marzo--un proceso recentralizador auspiciado por PP y PSOE, reforzado con la irrupción de VOX.
Sin recursos
La autonomía valenciana, gracias a la nefasta gestión y el latrocinio del Partido Popular (1995-2015) está intervenida en materia económica. La administración central del Estado controla el presupuesto de la Generalitat. La disposición de fondos y a qué se dedican. El margen de maniobra del Govern es mínimo. Bien sabe Vicent Soler que su misión primordial y diaria es implorar al ministerio de Hacienda de Pedro Sánchez caridad y clemencia. Sin recursos, infrafinanciada, con un déficit descomunal, sin inversión estatal justa y carente de perspectiva política, afronta el combate al virus y la posterior recuperación económica en inferioridad de condiciones y mal pertrechada.
Sin proyecto
Las causas son antiguas y se han denunciado con insistencia. Los órganos competentes ignoran los análisis y advertencias. Lo más grave: después de cinco años de Consell del Botánic, presidido por Ximo Puig, en dos legislaturas no se vislumbra cambio alguno ni constancia de que existe un proyecto coherente y atractivo de País Valenciano. El PSOE es la fuerza política mayoritaria de la coalición de gobierno, que completan Compromís ( Mónica Oltra y Enric Morera) junto con los colegas de U. Podemos que comanda Rubén Martínez Dalmau, vicepresidente y conseller. La responsabilidad es compartida entre los socios, para con los ciudadanos que les votaron y con las militancias de sus respectivos partidos.
Sin músculo
Vamos a pasar página y a suponer que sobrevivimos a la pandemia que se propaga sin control. El proceso epidémico, de ámbito internacional, no evoluciona ni se manifiesta de igual manera en los distintos países donde se expande. La esperanza de superar el riesgo no es similar si eres alemán, italiano, sueco, griego, francés o español. El principio de subsidiariedad, básico para el acervo comunitario de la Unión Europea, está en entredicho. Se ha suprimido el derecho a la libre circulación de personas y mercancías entre los diversos Estados miembros (27 tras la traición británica). La Unión Europea, con los mecanismos de control adecuados, tendrá que poner en marcha las medidas necesarias para aplicar el principio de solidaridad. Inherente a la razón de ser de la tercera potencia económica y política del mundo: EE.UU --Estado federal--, China --dictadura comunista-- y la Unión Europea, 440 millones de habitantes y 27 países en proceso de alcanzar la unidad política y en acción exterior y defensa. Objetivo a abatir por los contrincantes. Más Rusia.
Comunitat Valenciana
La emergencia sanitaria del Covid-19 se manifiesta en la escala baja de incidencias dentro de la gravedad. No consuela. ¿Vamos a seguir sin pena ni gloria? En el Estado español hay tres polos diferenciados de influencia política, potencialidad económica y dotación sanitaria: Madrid—capital de España--, Catalunya- Barcelona, insurgente contrapeso económico avanzado en salud, innovación e industrialización y el País Vasco, nada proclive al sometimiento, saneado fiscalmente y clúster industrial diversificado y competitivo. Frente a ellos el País Valenciano está en inferioridad de condiciones. Desde hace décadas. Ahora peor.
Declive turístico
Tenemos una economía demasiado polarizada en el sector servicios y concretamente en la actividad turística. El 15 % del PIB autonómico y en puestos de trabajo. Empleo precario, temporal y de baja cualificación. El secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, se tendrá que poner las pilas. La actividad que va a resultar más perjudicada y durante más tiempo, por la pandemia. Incompresible y torpe la incapacidad para recuperar el tejido industrial valenciano. Abandonado por los diferentes gobiernos autonómicos del Partido Popular (Zaplana, Olivas, Camps y Fabra). Sin reacción efectiva de los dos Consells del Botànic. Incompetencia de la Conselleria de Economía del Bien Común, de Rafael Climent. Se desconoce el plan para mitigar las consecuencias negativas del Covid-19 para el futuro económico. Las acciones u omisiones del ejecutivo de la Generalitat son colegiadas y afectan a Presidencia: Ximo Puig y a las dos vicepresidencias: Mónica Oltra y Rubén M. Dalmau.
Baza institucional
A falta de actuaciones de los órganos políticos, convendría percibir la capacidad de la Administración Institucional -Cámaras de Comercio( José Vicente Morata), patronales(Salvador Navarro), sindicatos(UGT, CC.OO.,Intersindical), patronatos, consejos, fundaciones-- para estimular o suplir la inacción pública en la reconstrucción del tejido empresarial y la creación de empleo. Puestos de trabajo que no se pueden fiar al sector turístico. Confirmada la dificultad que acusa para recuperar la vitalidad anterior a la pandemia. El territorio que carece de implantación industrial diversificada y competitiva, está muerto. Es notoria la falta de política agroalimentaria para la potenciar y desarrollar el sector primario. No existe un plan de reconstrucción económica del País Valenciano ni en embrión. No confiar más en Madrid.
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