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Reflejos del conflicto en la política valenciana: cómo miran a Cataluña los vecinos del sur

Protesta en Valencia contra la sentencia del 'procés'

Laura Martínez

Tres concentraciones pacíficas poco concurridas en protesta por la sentencia en una semana. Dos sesiones parlamentarias centradas en el conflicto político y en las calles de Barcelona. La asamblea de un partido del Gobierno autonómico que solicita la amnistía para los “presos políticos”. La oposición echa leña al fuego y trata de avivar las llamas en el Parlamento valenciano. Las secciones de opinión de los medios locales se llenan de “Cataluña” y las cuentas de Twitter echan humo. ¿Cómo se vive en la sociedad valenciana, comunidad con vínculos lingüísticos y culturales, la situación de la vecina catalana? La realidad de los vecinos del sur, como sucede a menudo, es una mezcla de muchas cosas, pero en general desde aquí se observa lo que ocurre sin implicarse.

En la política que se desarrolla fuera del parlamento se han sucedido tres marchas en seis días en protesta por la sentencia y en solidaridad con los políticos presos. Una el lunes, otra el viernes y la última este domingo, todas ellas con cerca de un millar de personas y desarrolladas de forma pacífica. El único incidente registrado se dio en la concentración que trascurría en paralelo a una convocatoria de la ultraderecha valenciana, que adelantó su horario para coincidir con la protesta. Dos personas fueron detenidas y dos agentes resultaron heridos con contusiones. El lunes, en la primera concentración en la plaza del Ayuntamiento de València, un joven intentó reventar la marcha y fue rápidamente aislado por los manifestantes y la Policía. “Dejadle en paz, que solo buscan bronca”, decía un diputado valencianista, llamando a la calma.

En el ámbito de los partidos de izquierdas se reclaman fórmulas para rebajar la tensión. El Bloc, partido mayoritario en Compromís, aprobó en su Consell Nacional una resolución a favor del diálogo en la que se solicita “la amnistía de los presos políticos condenados” y pide un referéndum pactado, recordando que reivindica “el derecho a decidir”. Por parte de Podemos, sus diputados han estado presentes en las concentraciones y apelan al espíritu de diálogo de la transición para tejer puentes.

Al conocer la sentencia, la portavoz parlamentaria, Naiara Davó, afirmó: “Se evidencia el fracaso de la política en su faceta más cruel; los políticos no pueden dar la espalda a la política, sino que deben ser capaces de volver a sentarse, dialogar y ver cómo construir una España mas amplia donde quepamos todos”. Y el PSPV solicita al resto de actores que no utilicen la cuestión catalana de forma electoral en la Comunitat Valenciana, ya que no se dan las condiciones para que se replique.

Una de las derivadas del conflicto catalán es que se convierte en munición para los partidos más conservadores, que dejanver su lado más reaccionario. En la política autonómica, la derecha ha hecho notables esfuerzos por intentar trasladar el conflicto nacionalista desde que este surgiera. Primero fueron PP y Ciudadanos, con considerables acusaciones hacia el Gobierno de Ximo Puig en la anterior legislatura -adoctrinamiento de maestros, imposición del valenciano, subvenciones a entidades catalanistas, amigos de los golpistas...-, que ahora encuentran en Vox un aliado para estos fines y una forma de avivar el nacionalismo español de una forma grotesca desde el hemiciclo.

El anticatalanismo está presente en las Corts Valencianes desde los inicios de la democracia posfranquista, pero los sucesos de las últimas semanas, especialmente la publicación de las condenas por sedición a los dirigentes independentistas, han vuelto a traer la cuestión catalana al debate parlamentario. Un debate que tiene poco de intercambio dialéctico y que en su mayoría se compone de acusaciones de PP, Ciudadanos y Vox a PSPV, Compromís y Unides Podem-Esquerra Unida.

En la última sesión de control, celebrada el pasado jueves, los dirigentes de la oposición acusaron a Ximo Puig de cómplice del catalanismo, recordaron que sus socios de gobierno se manifestaron “apoyando a los golpistas” y le preguntaron si Cataluña “era un ejemplo a seguir”. “No”, respondió el presidente. La respuesta del jefe del Consell se instala en la moderación absoluta y se distancia de la de otros barones socialistas que apoyan posturas de rechazo a los independentistas y exigen “firmeza”. Puig apela al diálogo entre instituciones. Primero manifestó su “solidaridad con el pueblo catalán” a propósito de los episodios violentos, pidió “diálogo para reconstruir los puentes de la convivencia”, criticó que “utilizar [el conflicto] políticamente es irresponsable” y sentenció: “Cualquier intento de trasladar el conflicto tendrá nuestro rechazo”.“Nunca vamos a encender el fanatismo ni el nacionalismo excluyente. Intentamos generar una sociedad inclusiva”, señaló el presidente valenciano.

A juzgar por el contenido de las preguntas de los grupos parlamentarios para la siguiente sesión, este jueves se repetirá una situación similar. El portavoz de Ciudadanos, Toni Cantó, preguntará a Puig si piensa “seguir gobernando con un partido político -Compromís- que defiende que en España hay presos políticos, que mantiene a imputados en las instituciones y que bloquea cientos de millones de euros en inversiones por motivos ideológicos pese a los respectivos informes a favor”. Vox sobre si Puig “va a instar al Gobierno en funciones para que aplique de forma inmediata el artículo 116 de la Constitución para restablecer la normalidad” en Cataluña y Unides Podem pedirá al president que explique “qué papel ha de jugar la Generalitat Valenciana ante la crisis territorial que está sufriendo España, donde la vía valenciana se postula como alternativa a la tensión unilateral y a la tensión recentralizadora”. El PP, en principio, preguntará sobre la calidad de los servicios públicos, aunque es habitual que la portavoz del partido, Isabel Bonig, haga referencias a Cataluña en su argumentación.

Otra de las tácticas de la oposición es señalar a Compromís como el ala del independentismo en Valencia, que se repite en cada debate público. Pese a los intentos de la oposición por vincular a Compromís con el movimiento independentista, la dirección de la coalición lleva desde los inicios del procés distanciándose de sus dirigentes. A su coportavoz, Mónica Oltra, le llovieron insultos cuando en una entrevista con este medio criticó a Carles Puigdemont. “Uno está en la cárcel y el otro está por ahí dándose comilonas y subiéndolas a Twitter”, dijo, comparándolo con situación procesal de Oriol Junqueras. El comentario se convirtió en un rifirrafe en redes sociales.

Con todo, los dirigentes valencianistas han considerado “desproporcionada” e injusta -en palabras del diputado en el Congreso, Joan Baldoví- la sentencia de 13 años de prisión a Junquera y las del resto de los políticos catalanes y piden diálogo entre el Gobierno central y la Generalitat de Catalunya. Unas declaraciones que la derecha vuelve a aprovechar para cargar contra quienes “cuestionan el Estado de derecho”, un planteaminento al parecer antipatriótico.

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