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“La tecnología no ha desarrollado una herramienta que pueda sustituir los rescates con perros”

Los voluntarios trabajan con los perros el instinto de caza para efectuar los rescates

Laura Martínez

El pasado 15 de agosto, un golden retriever encontró a un anciano que, desorientado, había desaparecido en la zona del Saler. El can pertenece a la unidad canina de IAE, las siglas de Intervención, Ayuda y Emergencias, una ONG de rescate con sede en Algemesí.

La entidad, fundada por un bombero, tiene ahora más de 50 voluntarios y 25 canes listos para cualquier emergencia. Sus voluntarios han trabajado en multitud de lugares, desde los terremotos de Haití y Ecuador hasta búsquedas en campo abierto como la de la pasada semana. Aunque todos requieren de un mínimo de dos años de formación, los perfiles son diversos: hay ingenieros, bomberos, profesores... que se van especializando en intervenciones sanitarias y de rescate junto a los canes.

En España hasta hace dos décadas no era habitual utilizar animales en labores de búsqueda, según explica Moisés Belloch, el bombero fundador de la ONG, que dedicó unos años a formarse en Europa en estas tareas para adaptarlas a España. Según el voluntario, con años de experiencia a sus espaldas, los perros siguen siendo la mejor herramienta de búsqueda. “La tecnología aún no ha podido desarrollar una herramienta que pueda sustituir los rescates con perros”, afirma Belloch.

Entre los miembros de la ONG prima el anonimato para fomentar el trabajo en equipo y que todo el mundo se sienta parte de los trabajos de rescate. Los éxitos son compartidos y no llegarían de no ser por el trabajo conjunto, afirma una voluntaria. Esta colaboradora, que pide a eldiario.es que no se la identifique por esta misma razón, explica que su forma de trabajar suele ser en coordinación con el 112 o las fuerzas de seguridad. A veces, es la familia del desaparecido quien les solicita la ayuda, normalmente en casos de personas mayores que se pueden desorientar.

Los perros, explica la voluntaria, entrenan dos veces por semana para no perder sus características. “Desde cachorros aprenden a jugar con nosotros, con pelotas de goma, con su mordedor... El entrenamiento es como jugar al escondite. Trabajan su instinto de caza, el olfato, pero cuando llegan, encuentran un juguete”, explica la monitora.

Sus instalaciones cuentan con 5.000 metros cuadrados en la localidad de Algemesí, en los que crean circuitos con montículos y tubos. Una vez al mes, todo el personal realiza actividades colectivas a modo de simulacro para mantenerse entrenados. “Los rescates son igual que los entrenamientos”, explica, con áreas divididas para las parejas de monitor y can y búsqueda cuadriculada. En sus 20 años, la ONG ha trabajado en 14 catástrofes naturales y han perdido la cuenta de las búsquedas en grandes áreas.

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